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Según los datos, fue fundada en 1979 por Cândido Mendes, quien estaba encerrado en la prisión de la Ilha Grande, e inicialmente integraron la red convictos comunes y hasta políticos de izquierda de la Falange Vermelha (Falange Roja), que luchaba contra la dictadura militar.
Durante la década de los 90, el Comando Vermelho pasó a consolidarse como la organización criminal más poderosa y temida de casi todo el Brasil. Sin embargo, en los siguientes periodos, la facción se debilitó debido a una “cacería” emprendida por el Gobierno, y por la aparición de otros grupos rivales, como el Primer Comando da Capital (PCC), que también opera fuertemente en Paraguay.
El resurgimiento
Luego del periodo débil del Comando Vermelho, apareció otro líder máximo que despertó la voracidad de la organización y que la reposicionó nuevamente como una de las más temidas de toda la región.
Se trata de Luiz Fernando da Costa, mejor conocido como Fernandinho Beira Mar, actualmente de 47 años y encerrado en una prisión de máxima seguridad desde el año 2001.
Este se inició como asaltante, hasta que empezó a operar con las grandes facciones criminales luego de robar un par de armas pesadas del Ejército brasileño y después venderlas a los grupos delictivos vigentes.
A los 20 años, fue condenado a dos años de cárcel por un asalto, pero tras cumplir su pena regresó a vivir en la favela Beira Mar, la cual le dio su sobrenombre actual, donde se consolidó como uno de los principales traficantes locales.
Luego de ganarse su espacio en el mundo criminal, también estableció vínculos con varios políticos a los que ayudó en sus campañas con dinero sucio, a cambio de apoyo incondicional.
En 1996, fue sentenciado a 12 años de prisión por narcotráfico, pero en marzo de 1997 se fugó de una cárcel del estado de Minas Gerais.
Su paso por Paraguay
Un artículo de Wikipedia recuerda que “solo estuvo preso nueve meses, tras los cuales logró huir luego de pagar millonarias sumas de dinero a varios policías y guardianes que lo custodiaban en la cárcel. De allí viajó al Paraguay, donde se reunió con la familia Morel, jefes del cartel de las drogas de ese país”.
El texto añade que “entre 1995 y 1998, su red del delito hacía transacciones por unos 16,5 millones de dólares. En 1997 creó una red para la compra y venta de armamento pesado en Paraguay, para luego cambiarlo por cocaína a las FARC en Colombia”.
Finalmente, fue capturado en el marco de la operación “Gato Negro” el 19 de abril de 2001, cuando intercambiaba armas por droga con el jefe de las FARC, Negro Acacio, en las selvas del Guainía, en Colombia. Una vez en Brasil, fue sentenciado a 30 años de cárcel y, pese a los repetidos intentos, nunca más pudo fugarse.