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La estudiante de Derecho Mabel Estigarribia Cabañas y su hermana Ana Estigarribia Cabañas llegaban esa noche a su casa ubicada en la calle Picuiba esquina Ruta Transchaco de Mariano Roque Alonso, cuando fueron abordadas por un solitario desconocido, quien sin mediar palabras infligió un corte en el cuello a la joven y luego apuñaló a la pequeña, para darse de inmediato a una fuga precipitada.
Mabel Estigarribia Cabañas falleció en el lugar, mientras que su hermana fue socorrida y llevaba a un nococomio local, donde se produjo su deceso, pese a los esfuerzos aunados por los galenos para salvar su vida.
El crimen de las hermanas conmovió a la comunidad roquealonseña y también a la juventud universitaria, dado que Mabel era estudiante del primer año de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Tomaron al principio el caso como una cuestión de inseguridad, pero después la pesquisa tomó un inesperado giro a una cuestión de venganza.
Conforme a los antecedentes, las chicas asesinadas eran hijas de Martina Cabañas, quien en ese entonces se encontraba presa en el Buen Pastor, acusada de haber encargado el asesinato de Lauro Florentín Alderete, ultimado el 6 de febrero de 2003. Fue así que surgió el nombre de Javier Florentín Alderete Rojas, hijo de Lauro, como el presunto autor del alevoso crimen.
Evidencias claves
Los investigadores de la Policía Nacional en su momento dijeron tener suficientes elementos para considerar la responsabilidad de Javier Florentín Alderete Rojas en el terrible asesinato de las hermanas Estigarribia y señalaron que ello se sustenta en la declaración de varios testigos. Incluso, un identikit confeccionado por agentes de Criminalística coincide plenamente con las características fisonómicas del sindicado.
Por otra parte, un testigo había declarado a los investigadores policiales que el homicida estuvo en un copetín poco antes de llevar a cabo el doble asesinato. Se trataba de un hombre robusto, de estatura mediana, cutis moreno y barba naciente, quien llegó a la casa para esperar a que llegaran.
“Primero llamó por teléfono para averiguar si estaban”, explicó una fuente policial.
Mientras tanto, desde el Buen Pastor, Martina Cabañas dijo a los investigadores que fueron exfuncionarios de la penitenciaría de Tacumbú quienes encomendaron el asesinato de sus dos hijas.
“Mencionó a una abogada de nombre Lorenza Ruiz Díaz. También a Alfredo Vaccaro, Luz Alderete Rojas, Ana Celia Quintero Rojas y a otras personas como implicadas en el crimen de sus hijas”, indicó una fuente.
Estancamiento de la pesquisa
La investigación dirigida en un principio por la fiscala Estela Cardozo Sánchez comenzó a estancarse con el transcurrir del tiempo y el 15 de octubre de 2004, el abogado Carlos Brítez Cárdenas denunció la inacción del Ministerio Público en su avance.
Un mes más tarde, el letrado volvió a denunciar la dilatación del caso y que los investigadores no hayan detenido a ningún sospechoso por el doble crimen.
La agente fiscal manifestó que la denuncia de Brítez Cárdenas no se ajustaba a la verdad, porque la unidad a su cargo hizo el máximo esfuerzo para el esclarecimiento del hecho. Afirmó que remitió el expediente a la Fiscalía Adjunta para que decida sobre la recusación presentada en su contra. Martina Cabañas, por su parte, ya condenada a ocho años por autoría moral de homicidio inició una huelga de hambre el 18 de marzo de 2006, en protesta por el nulo avance de la pesquisa. El 7 de enero de 2009 recuperó su libertad mediante el indulto presidencial, pero de ahí en adelante no se supo más sobre el avance de la investigación del crimen de sus hijas.
cazenave@abc.com.py