Del cuenco a los platos

El cuenco fue uno de los primeros utensilios para comer y beber desde la prehistoria. De madera, cerámica, metal o porcelana, fue evolucionando hasta convertirse en plato, pero nunca dejó de estar en nuestras mesas.

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Se sabe por excavaciones arqueológicas que los cuencos han sido empleados desde tiempos inmemoriales. Los materiales más usados en las primeras épocas eran piedra o madera y, más tarde, cerámica. Los platos más antiguos que se conocen datan de la cerámica prehistórica en Europa, caracterizada por su barro, una pasta de color gris o negruzco o rojo ennegrecido sembrada de pequeños fragmentos de mica. Los platos de cerámicas de este tipo suelen tener algunos dibujos de forma geométrica, unas veces pintados y otras hechos con incisiones de la uña o un punzón. Entre los objetos de la edad neolítica los hay con dibujos (siempre lineales o geométricos), trazados por incisiones hechas en la pasta negruzca y rellenas con otra blanquecina. Tal es la decoración que ostentan los famosos platos neolíticos de Ciempozuelos (Madrid) imitando a otros igualmente decorados encontrados en el Egipto prehistórico y en lo más primitivo de la civilización minoica o cretense, de donde acaso tomaran el modelo los primeros ceramistas hispanos.

Vajilla de oro y plata

Durante su extensa campaña militar, Alejandro Magno acostumbraba llevar su comida y su bebida en recipientes de plata y en ánforas de cerámica. De esta forma, mantenía sus víveres a salvo de las bacterias y los insectos. De hecho, los antiguos griegos usaban para comer recipientes metálicos anchos y planos a los que llamaban “platos”. Luego, los romanos le llamaron platus en latín, que significa plano. En el siglo IV, el emperador Constantino y sus invitados comenzaron a comer sentados en una mesa y no tendidos como en la época romana. Se utilizaban platos y bandejas metálicas, cuencos, cuchillos, cucharas y manteles. En la Edad Media, Carlomagno fue el primer rey cristiano que sentó a las mujeres a la mesa. El pueblo utilizaba vajilla esmaltada toscamente, platos de tierra cocida y de madera. Los burgueses utilizaban el estaño, pero a los nobles les gustaba la vajilla de oro y plata.

El furor de la porcelana

Los chinos fueron los primeros en descubrir el proceso de fabricación de la porcelana alrededor del año 600. Cuando se abrieron las rutas comerciales a China a comienzos del siglo XIV, los objetos de porcelana, incluyendo los platos, se convirtieron en preciadas posesiones para la nobleza europea. Fue recién en 1708 cuando un ceramista alemán logró reproducir el proceso de la porcelana en Meissen y allí se instalaron las primeras y más famosas fábricas del mundo: Royal Saxon (en 1710), Wedgewood (en 1759), Royal Copenhagen (en 1775) y Spode (en 1776). Los monarcas y la nobleza comenzaron a coleccionar y exhibir sus exquisitos platos de porcelana, aunque para el común de la gente continuaban siendo artículos de lujo.

Fuente: laverdad.es

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