Degustación de vinos uruguayos

A mediados de este mes tuvimos la presencia del sommelier uruguayo Federico de Moura por Asunción. Este distinguido profesional, formado en el 2004 en Uruguay y reconocido por la ASI (Asociación de Sommeliers Internacional) en el 2014, ha participado de tres mundiales de sommelier (en marzo participará por cuarta vez, la prueba se realizará en Bélgica) y de tres campeonatos panamericanos de sommelier, considerado hoy en día el número uno de ese país. Con él probamos unos cuantos vinos uruguayos.

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La noche comenzó con una explicación sobre la actualidad de la viticultura en Uruguay, sus principales regiones vitivinícolas, lo que cada una de ellas está produciendo mejor, el tipo de suelo en cada una de estas regiones y su climatología (suelo + clima = terroir). Al mismo tiempo, posicionó al Uruguay, a nivel global, como productor, ya que son muy pequeños. Actualmente, ese país cuenta con casi 9000 ha de viñedos de óptima calidad enológica, y la producción media anual es de 95 millones de litros elaborados en 280 bodegas, de las cuales casi el 100 % son bodegas familiares de varias generaciones. Entre las principales variedades de uva plantadas resaltan las tintas Tannat, Merlot, Cabernet, Malbec (que se comercializan como varietales y también en vinos blend) y las blancas Sauvignon, Chardonnay, Semillón, Riesling y Albariño (casi siempre comercializados como vinos varietales).

Degustación

Una vez terminada la presentación de Federico en el restaurante Le Sommelier, tuvimos una cena maridaje de cinco pasos en la que se pudieron apreciar los diferentes estilos de vinos que produce ese país.

El primer paso fue un Tiradito de merluza austral acompañado del vino Garzón Albariño Reserva 2017 (importado por El Imperio) que llamó mucho la atención a Christian Mezger, quien lo describió de la siguiente forma: “Es un vino de agradable color amarillo paja, con reflejos verdosos denotando su juventud. En lo visual, se notan gruesas lágrimas en la copa”. En cuanto a la descripción olfativa, expuso: “se presenta intenso y afrutado, con abundantes notas cítricas, como el limón amarillo, mezcladas con fruta blanca de hueso jugoso, como el melocotón o durazno, además de un toque mineral en el fondo de la copa”. En boca, dice, “es elegante y fresco, de acidez marcada, pero equilibrado, cuerpo medio, alcohol medio/alto, bien integrado y con muchas frutas, durazno maduro y cítricos, y un toque de pimienta blanca”. 

El segundo paso fue un Carpaccio de salmón ahumado acompañado del vino rosé Osado de Tannat 2017, elaborado por el mismo sommelier Federico de Moura. Coral Benítez, una de las presentes, se enamoró de este vino y lo describió así: “Visualmente, me pareció un color rosado de un rojo cereza límpido y luminoso”. En nariz, percibió “notas a madera tostada, aromas frutales como la cereza y la frutilla”. En la parte gustativa describió al vino: “Tiene un inicio muy fresco con mucha fruta, al final una textura cremosa y es bien equilibrado”.

El tercer paso fue un Risotto de hongos shiitake, acompañado del vino Familia Deicas Preludio 2010 (un vino blend importado por Brumado). Este vino, probablemente, es el que más adeptos tuvo. Ana Elisa Greenwood lo describe así: "Un vino de color púrpura muy profundo, casi intimidante a la vista, pero que despierta en nariz complejos aromas a fruta negra madura, pimienta blanca, algo de flores y un marcado y refrescante toque herbal. En boca es contundente, pero elegante, con muy buena acidez y taninos integrados que le dan un final largo y muy agradable".

El cuarto paso, Canelones de cordero, con dos vinos de la bodega Giménez Méndez (aún no importados al país). Por un lado, el Búho Microvinificaciones Malbec 2015, un Malbec totalmente diferente, en el que resalta más lo mineral que lo frutal, y, por otro lado, el Búho Microvinificaciones Tannat 2015, en el que se podía sentir la potencia del vino así como su delicada sutileza en boca. Ambos tienen pasaje por barrica de roble por más de 12 meses, lo que los hace más redondos y fáciles de degustar.

Terminamos la cata con una Marquise de chocolate (sin azúcar) que podía ser acompañada con los vinos de Giménez Méndez, si es que les sobraba en la copa.

La verdad es que se aprendió y disfrutó mucho, y Federico fue todo un embajador de los vinos uruguayos esa noche. 

Apreciados lectores, a todos, ¡salud! y hasta el próximo sábado.

oligayet@hotmail.com

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