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La situación económica por la que atraviesan muchas comunidades indígenas es agobiante, al punto que familias enteras optan por abandonar sus reservas y migrar a las ciudades a mendigar comida en algunas esquinas de la ciudad y en la zona de la Terminal de Ómnibus, donde incluso algunas jovencitas se dedican a la prostitución como una forma de supervivencia.
“Para nosotros el monte es la vida, y por eso queremos que el Indi resuelva la compra pendiente de unas 500 hectáreas de tierra en la zona de Alto Verá, de las cuales 300 hectáreas todavía son monte virgen y es un lugar apropiado para que puedan volver muchos de estos nuestros hermanos que hoy están por las calles de la ciudad”, señaló Alberto Vázquez, secretario de la Asociación de comunidades indígenas de Itapúa (ACIDI), entidad en la que están integradas las 32 comunidades mbya guaraní existentes en el departamento.
El tekoha guasu de los guaraníes ocupa una amplia franja que se extiende a ambos lados de la cordillera del San Rafael, y ocupa una zona boscosa que abarca parte de los departamentos de Itapúa y Caazapá.
Vázquez lamentó que en el sector oficial no se tienen planes que atiendan la problemática indígena en forma sostenida y sustentable.
El responsable de la secretaría del indígena en la gobernación de Itapúa, Rosalino Ayala, reconoció que desde el sector oficial no existen planes a largo plazo, y mucho menos presupuesto para desarrollar algún programa de desarrollo sostenido con los nativos. Se trabaja con ellos a través de proyectos. Ahora está en desarrollo un proyecto con ayuda económica, puntualizó.