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"Aunque mediatizada la ciudad por su geografía da, empero, el primer Gobernador criollo del Continente en el gran Hernandarias de Saavedra. Adentrada en sus selvas, es asiento del primer Obispado del Río de la Plata, en 1548, con el Obispo Juan de Barrios. Después de despoblada Buenos Aires, elevada por Irala a la categoría de ciudad, es en Asunción donde celebra sesión el primer Cabildo rioplatense.
De cultura restringida, en su aislamiento mediterráneo, produce a Ruy Díaz de Guzmán, el primer historiador rioplatense. No tiene Universidad, pero sus hijos la fundan allende fronteras como Hernando Trejo de Sanabria, en la Córdoba americana.
Parecía estar llamada a lograr la ingencia de urbe populosa y congestiva como otras capitales similares, y resulta destinada a ser madre de pueblos, de grandes ciudades, y, así, desde 1553 a 1595, en treinta años de vitalidad, el solar asunceño engendra treinta y tres ciudades".
Dicen los que saben que el primer proyecto de una universidad en el Paraguay fue producto de un sueño de Hernando Arias de Saavedra, nuestro gobernador Hernandarias y hermano de madre con fray Hernando Trejo y Sanabria, fundador de lo que sería con los años la Universidad Nacional de Córdoba, en la Argentina.
Dicen también los que saben que la negativa del virrey de Lima a la autorización para ello, se debería a cuestiones que todavía, en la época, 1598, se le cobrarían a Asunción por la Primera Revolución Comunera, antecedente principal de los espíritus emancipadores de las Américas.
Lo cierto es que Fray Hernando Trejo y Sanabria, como se dijo, hermano de madre de Hernandarias, nacido sabemos en la ciudad de San Francisco (Brasil) y llegado al Paraguay en 1556 con su familia, ordenado sacerdote de la congregación franciscana y luego nombrado obispo de la Gobernación Eclesiástica de Tucumán, decidió en 1610 dotar a Córdoba de una institución educativa superior.
Para ello donó sus salarios para que los jesuitas crearan el Colegio Máximo en 1613. En él se dictaban clases de filosofía y teología, conformando la simiente de la futura Universidad de la ciudad de Córdoba, sitio donde muchos paraguayos recibieron educación, entre ellos el prócer Gaspar Rodríguez de Francia.
La historia dice que fue apenas unos años luego de que a Asunción le fuera negada la autorización para su propia Universidad, gestionada por su propio pariente, en 1598. Hernandarias, lejos de dejarse amilanar por la adversidad, designa a los jesuitas para enseñar doctrina, letras y buenas costumbres. Esos son los humildes comienzos, los inicios de nuestra Universidad Nacional de Asunción.