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Un poco de historia
A finales del siglo XIX existían crayolas muy grandes: de colores opacos y hechas con ingredientes tóxicos que se usaban principalmente en las fábricas para marcar empaques, cajas y contenedores. Pero, un día, un grupo de maestros de una escuela en los Estados Unidos pensó en desarrollar algo parecido, pero que no sea tóxico para los niños. Así, en 1903, salió a la venta la primera producción de crayolas: una caja verde y amarilla que en su interior contenía ocho barras cilíndricas de cera de color negro, café, azul, rojo, morado, anaranjado, amarillo y verde. Hoy en día existen más de cien colores que incluyen crayolas fluorescentes, con destellos brillantes, aromáticas, multicolores, etcétera. Además, cada año, se venden más de mil millones de estas barritas en todo el mundo.
Los niños y las crayolas
Por ser un instrumento práctico y fácil de usar en el dibujo infantil, la crayola es una de las mejores opciones para pintar, ya que su punta permite detallar los bordes del dibujo, la parte posterior sirve para puntear y los lados para colorear. Además es un elemento indispensable en el desarrollo de la imaginación de los niños.
Sobre un trozo de papel manteca, y con la ayuda del sacapuntas, haz rulitos de crayolas de distintos colores.
Coloca otro trozo de papel manteca y con la ayuda o supervisión de un adulto, pasa la plancha caliente sobre el papel manteca para que se derrita la crayola.
Cuando la crayola se enfríe, realiza distintas formas, como corazones, estrellas y figuras geométricas, entre otros.
Retira del papel manteca y utiliza las piezas para hacer coloridos y creativos móviles colgantes.
A crear con las crayolas
¿Qué necesitamos?
Crayolas de varios colores
Hoja de cartulina
Sacapuntas
Plancha (con la supervisión de un adulto)
Papel manteca
Fuente: Crayolas. https://www.ecured.cu/Crayola