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En el Paraguay se conmemora la fecha adornando la cruz (kurusu jegua) puesta en un altar hecho con ramas y hojas de laurel, de ka’avove’i o palma en el que se cuelgan chipas y collares de maní que simulan las cuentas de un rosario, también se cuelgan algunas golosinas.
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Los miembros de la familia y de la comunidad participan de la actividad, compartiendo un momento agradable con oraciones individuales y participando de la misa celebrada por un sacerdote. Las cruces, igualmente, son utilizadas por las personas para rendir homenaje a aquellos que ya no están y para orar por su eterno descanso.
Al mediodía, en algunos casos, o al final del día, luego de que el altar sea visitado por los creyentes, los organizadores proceden a repartir entre los presentes las chipas, los collares de maní y las golosinas, brindando, incluso, almuerzo o merienda.
Origen de la celebración

La conmemoración del Día de la Santa Cruz está ligada a la figura del emperador Constantino I, conocido por su crucial papel en la historia del cristianismo. Según relatos históricos, alrededor del año 312 d. C., el ejército romano se aprestaba a una guerra contra los bárbaros. Los romanos tenían un ejército muy reducido y sin posibilidades de vencer al enemigo. En la noche previa a la batalla, Constantino duerme y en sueños ve una cruz brillante con una leyenda que decía: «In hoc signo vinces» (Con este signo vencerás). Inspirado por esta visión, el emperador Constantino mandó construir la cruz que precedió al ejército romano en la batalla y contra los pronósticos, los romanos lograron imponerse. Él adoptó la cruz como emblema personal y, posteriormente, se convirtió al cristianismo.

Después del triunfo, Constantino dio libertad a los cristianos. Luego, en el año 326 d. C., bajo el patrocinio de su madre, Santa Elena, se llevó a cabo una expedición a Tierra Santa para encontrar las reliquias de la cruz en la que Jesús fue crucificado. Esta expedición culminó con el descubrimiento de lo que se cree eran los restos de la Santa Cruz en Jerusalén, Santa Elena supo que era la verdadera cruz porque les sucedieron muchos milagros a quienes la tocaban.
Significado teológico

Teológicamente, la cruz es un emblema de sacrificio, redención y amor divino. En la tradición cristiana, la cruz representa el triunfo de Jesús sobre el pecado y la muerte, siendo una constante invitación a la conversión y a la renovación espiritual. Este símbolo es también un recordatorio del desafío de vivir diariamente los valores del Evangelio.
La conmemoración del Kurusu Ára es una celebración rica en historia y significado que trasciende el tiempo. Las tradiciones asociadas a esta festividad invitan a una profunda reflexión sobre el significado del sacrificio y el amor incondicional que la cruz representa. En el corazón de la fe cristiana, la cruz sigue siendo un poderoso símbolo defe, esperanza y redención.