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Según los objetivos y grado de profundidad, la mentoría puede centrarse en:
- Acoger e introducir a los nuevos profesores en las prácticas, normas y valores propios del centro.
- Desarrollar competencias de indagación y reflexión sobre la propia práctica empleando indicadores para evaluar la calidad de la docencia.
Desde el punto de vista de su iniciativa e institucionalización, es posible establecer una graduación de la mentoría:
> Acompañamiento incidental
- Por iniciativa de un profesor, orientador, director o grupos de profesores de un centro que voluntariamente deciden acompañar al profesor que se incorpora por primera vez.
> Acompañamiento intencionado y sistemático
- Por iniciativa del centro escolar, que diseña un plan específico de acogida e inducción.
- Por iniciativa de las instituciones de formación inicial (universidades, escuelas normales, etc.), que acompañan a sus exalumnos durante el primer o primeros años de su inserción laboral.
- Políticas públicas de inducción en la profesión, por iniciativa:
- De la administración educativa local o regional, que establecen programas específicos o generales.
- De la administración educativa estatal (Ministerio de Educación y Ciencias), con regulación de los tiempos, procesos, responsabilidades e incentivos para toda la red escolar.
Justificaremos estas afirmaciones:
- La reflexión de un equipo docente sobre la propia práctica, siendo muy pedagógica para un profesor novel, no bastaría si no se acomete intencionadamente el objetivo específico de acompañarle en sus primeros pasos en la institución.
- Solo podremos considerarla mentoría si el equipo planifica y evalúa el acompañamiento al nuevo profesor.
Si se dan estas condiciones, puede tener efectos positivos en varias direcciones:
- Promueve el trabajo colaborativo, la constitución y consolidación de «equipos docentes» que afrontan los problemas de la enseñanza y del aprendizaje, que reflexionan y aprenden.
- Comenzar a trabajar en una institución que funciona de este modo, constituye un aprendizaje inestimable por sí mismo para quien comienza en el oficio.
- Permite triangular la mentoría, aprender de un equipo docente, evitando o compensando los riesgos que tiene la mentoría individual de favorecer un modelado poco plural, donde el mentor podría trasladar, junto con sus buenas prácticas y reflexiones, unos prejuicios, creencias, preferencias y hábitos personales.
- Aumenta la coherencia entre las competencias que pretendemos enseñar a nuestros alumnos para desenvolverse en la sociedad del conocimiento, y lo que hacemos los profesores, manteniendo en el horizonte la idea de que las instituciones deben avanzar hacia: la definición de proyectos educativos propios, negociados, compartidos, apoyados y queridos, para ser «comunidades de aprendizaje y apoyo»; constituirse en organizaciones que aprenden; la participación en redes de profesores y de escuelas.
