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¿Qué es lo que quieren decir? Probablemente que sus hijos crezcan sanos y desarrollen la confianza suficiente para hacer amigos, y las habilidades y destrezas que les permitan participar en todos los aspectos de la vida escolar disfrutando, con éxito y sin perder su esencia. Esto parece una esperanza totalmente razonable, pero acontecimientos siniestros como el acoso escolar pueden arruinar la experiencia del niño en el colegio, e incluso sus oportunidades en la vida. La propuesta es dotar, a todos los involucrados en este fenómeno, de recursos con los cuales se puede hacer frente a esta problemática. Cuanto más informados estemos, más herramientas tendremos para luchar contra el acoso escolar.
Pistacho, el perro verde es una joya de la literatura infantil con un mensaje muy profundo sobre el respeto, la autoestima y la interculturalidad. Carmen Gill nos trae una poesía narrativa ideal para trabajar con los niños y sembrar, a edades más tempranas, semillas del buen trato y la valoración de la diversidad.
Pistacho, el perro verde
Tuvo la perra Marcela
—puede que alguien lo recuerde—tres cachorritos canela,
cuatro grises y
uno verde.
«¡Qué disgusto y qué sofoco!;
¡Vaya perrotan extraño!
Y si lo lamiera un poco…
Y si le diera un buen baño…»
Lo echó de cabeza al río,
lo sumergió unos instantes: salió morado de frío,
pero más verde que antes. Y Marcela lo lamía
entre lamento y lamento,
pero el perrito seguía
tan verde como un pimiento.
«A este chucho mamarracho, con un color tan feúcho,
le voy a llamar Pistacho
y lo voy a querer mucho».
A Pistacho, desde chico,
le gustaba coger flores
y pintar con el hocico mariposas de colores.
Ver las hojas en otoño, sentarse a mirar la luna
en la rama de un madroño
con una gata moruna…
En aquel barrio apartado,
entre burla y cotilleo,
los perros daban de lado
a un chucho tan raro y feo. Marcela, siempre pendiente, sufría cada vez más:
«¡Ojalá fuese corriente
como todos los demás!» Pistacho, al verla llorar,
tomó una gran decisión:
dejar de ser singular,
ser un perro del montón.
Se tiñó de gris el pelo.
Se pasó días enteros persiguiendo con su abuelo
a los gatos callejeros.
Imitando sin parar
a los perros que veía consiguió ser popular,
pero perdió la alegría.
Y así se hubiera tirado
toda su vida perruna
si no se hubiera mojado con una lluvia oportuna.
No era una lluvia cualquiera, era un regalo del cielo
que llegaba en primavera
a volverle verde el pelo.
Otra vez de su color, empapado yhecho un lío, fue a ver si entraba en calor tomando el sol en el río.
Y vio de pronto algo extraño: un animal sorprendente
se daba en el río un baño mirándolo fijamente.
«¡Qué perro tan fascinante!, ¡qué color tan especial!,
¡qué aspecto tan elegante!,
¡qué can tan original!
¡Pero si ese rabo es mío!;
lo que veo es mi reflejo
que me lo devuelve el río como si fuera un espejo. Pues me gusto como soy, verde, alegre y vivaracho; así que apartir de hoy
voy a ser siempre Pistacho». Aquella hermosa mañana regresó a su casa el perro verde como una manzana
y gritando desde el cerro:
«Yo soy verde, sí, señores,
y me gusta dibujar mariposas de colores
y ver las hojas volar».
Y ahí va un consejo perruno: «No hay que ser perro normal: cada uno es cada uno
y cada quien, cada cual».
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Responde
1. ¿Qué nos sugiere el título del artículo «El buen trato y la valoración de la diversidad»?________________________________________________________________ ________________________________________________________________ ________________________________________________________________
2. ¿Te gustó la poesía «Pistacho, el perro verde»? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?________________________________________________________________ ________________________________________________________________ ________________________________________________________________
Fuente: HERMOSILLA, K. (2023). Prevención y gestión del acoso escolar. Fascículo 12. ABC Curso de Formación Docente Continua.