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Durante ese proceso, la sociedad americana fue tomando forma e identidad, y las medidas que tomaba el Imperio Español —ya sean económicas o políticas— tenían repercusión en la sociedad americana. Este es el caso de las reformas borbónicas.
Una nueva dinastía que reina en España: Los Borbones
Las monarquías europeas fueron —y hasta ahora lo son— de tipo dinástica, es decir, el rey hereda a su primogénito varón el poder real, ya sea por muerte o por abdicación. Una larga dinastía española conocida como los Habsburgo se enfrentó al hecho de que su último rey, Carlos II no dejó descendencia cuando murió en 1700. Así la cuestión, Carlos II dejó un testamento donde nombró como heredero del trono de España a su primo Felipe de Anjou, perteneciente a la familia de la dinastía borbona de Francia. Muchos reinos europeos se opusieron a esta designación por testamento dando origen a la Guerra de sucesión española, que finalizó con la firma de la paz de Utrecht en 1713, y finalmente el heredero Felipe de Anjou asumió el reinado de España bajo la denominación de Felipe V.
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Las reformas borbónicas
España pasaba por una crisis económica que se había agravado con los largos años de guerra de sucesión, y por esta razón la nueva dinastía comenzó a organizar una serie de reformas económicas y administrativas que tenían entre sus objetivos principales la centralización de poder y la recuperación económica. Las colonias en América fueron uno de los puntos principales para lograr los objetivos propuestos. Al conjunto de medidas implementadas por esta dinastía es lo que se conoce como reformas borbónicas.
El impacto en América de las reformas
Todas las reformas aplicadas a las colonias americanas apuntaron a que España obtuviera mayor beneficio económico. Por esta razón, tanto las medidas económicas como las administrativas favorecieron a España en detrimento de los habitantes de las colonias. Para poder ejercer un mayor control tanto político como económico se reorganizó el territorio americano. A los dos antiguos virreinatos ya existentes —el de Nueva España o México y el del Perú— se sumaron los nuevos virreinatos de Nueva Granada (actualmente Colombia), el virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires y las capitanías generales de Cuba, Chile y Venezuela. Este mayor control de España sobre las colonias americanas no fue del agrado de los habitantes de las colonias, que comenzaron a imaginar a un continente independiente del poder español.
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Fuentes: http://portalacademico.cch.unam.mx. http://e-ducativa.catedu.es