Estrés, ansiedad y depresión

Estrés, ansiedad y depresión son, junto a las adicciones, los grandes males de nuestro tiempo.

El proyecto de vida se ve alterado y es fácil recurrir a sustancias u otros comportamientos no adecuados en busca de paz. Aparecen siempre estrés, ansiedad o depresiones que dificultan en mayor medida la vuelta a la normalidad perdida.
El proyecto de vida provoca en ocasiones recurrir a sustancias u otros comportamientos no adecuados en busca de paz. Aparecen siempre estrés, ansiedad o depresiones que dificultan en mayor medida la vuelta a la normalidad perdida.ABC Color

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La tensión de la vida actual supone enfrentarse a emociones muy potentes y responsabilidades elevadas (exigencias del trabajo, los estudios, las facturas a pagar, los compromisos asumidos…). En muchos casos se produce un bloqueo en la toma de decisiones, una crisis frente al futuro que genera sufrimiento y malestar.

El proyecto de vida se ve alterado y es fácil recurrir a sustancias u otros comportamientos no adecuados en busca de paz. Aparecen siempre estrés, ansiedad o depresiones que dificultan en mayor medida la vuelta a la normalidad perdida.

Estrés: es el conjunto de reacciones de nuestro organismo que se ponen en marcha cuando percibimos demasiadas exigencias o necesidades para los recursos con los que contamos en un momento determinado. Si perdura en el tiempo, es fácil que se transforme en ansiedad.

Ansiedad: es una emoción provocada por una amenaza potencial, real o imaginaria, que se manifiesta con estrés, síntomas físicos y psíquicos. En principio es una reacción normal del individuo frente a las situaciones de estrés y permite protegerse del peligro, huir o luchar contra las amenazas. Se convierte en problemática cuando está presente de forma constante y cuando no existe una amenaza real que la genere. Entonces aparece una excesiva preocupación por varios factores (escolares, laborales, sociales, etc.) que la persona siente complicados de controlar y gestionar. Además de un estado difícil de controlar para el individuo que lo padece, acompañada de inquietud, impaciencia, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular o alteraciones del sueño, angustia y malestar físico como presión en el pecho, palpitaciones, sudoración, temblores, sensación de ahogo, náuseas, inestabilidad, mareo o desmayo, miedo a perder el control, a volverse loco o a morir.

La ansiedad es una respuesta anticipatoria a una amenaza futura, que aún no ha ocurrido.

Depresión: es una enfermedad del estado del ánimo con sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, desesperanza y/o pesimismo, culpa, inutilidad, y/o impotencia que incapacita para concentrarse, recordar o tomar decisiones. Provoca insomnio, fatiga, falta de energía y pérdida de interés en actividades, comidas y relaciones interpersonales, sentimientos de inutilidad o culpa y en ocasiones pensamientos e intentos de suicidio.

Ante estos síntomas se debe parar y comenzar a incorporar los cambios para mejorar la calidad de vida. Buscar ayuda con profesionales especializados en el tratamiento de la depresión y la ansiedad, antes de que la situación se vuelva más grave. El tratamiento debe adaptarse a cada caso, a cada situación específica porque cada ser humano es único y con problemáticas muy diferentes.

Fuente: https://bit.ly/3Ki2V2M

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