Cargando...
Desde que en 1492 Colón, al mando de tres carabelas españolas, descubrió América, numerosos aventureros de Europa se lanzaron a su conquista. Entre ellos se encontraba el capitán Smith. Él lleva la misión de descubrir nuevas tierras y conquistarlas para su rey y cree que con ello mejorará la vida de los nativos al enseñarles a cultivar mejor sus tierras y practicar su religión y mostrándoles el avance que la cultura de Europa representa.
En el barco manda el capitán Smith, pero en cuanto lleguen a América, el representante del rey tomará el mando de todas las tierras descubiertas como gobernador y el capitán Smith sospecha que su misión principal será enriquecerse a cuenta de los pobres nativos.
Cuando el capitán Smith llega a las costas americanas echa el ancla en una bella bahía. Está anocheciendo y no se ve a nadie. —Mañana desembarcaremos— exclama. Ellos no ven a nadie, pero son observados con temor por una tribu que habita en las cercanías. Pocahontas, la bella hija del jefe, trata de calmarlos.
Entonces surge un feroz guerrero, pretendiente de la joven, acusándola de querer colaborar con los conquistadores.
La discusión se acaba cuando habla el jefe: «Iremos todos hacia el interior y tú, Pocahontas, no te acercarás a esos hombres.
¿Prometido?»
«Sí, papá»
A la mañana siguiente, poco después de amanecer, el capitán Smith y sus soldados desembarcan tomando, para su rey, posesión de aquellas tierras. Tras los soldados, llega el representante real que en lo sucesivo será el gobernador de todo el territorio que ocupen.
Poco después en una breve ceremonia, es izada por el nuevo gobernador la bandera de la nación que en lo sucesivo administrará aquellos territorios. A continuación, establecen un campanario custodiado por guardias armados.