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Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), son aproximadamente ciento cincuenta millones de niños los que trabajan incluso antes de aprender a leer o escribir.
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Definición de trabajo infantil
La OIT explica que se considera trabajo infantil toda aquella actividad o trabajo que priva a los niños de su infancia, su potencial y dignidad y es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
Características del trabajo infantil
Es peligroso para el bienestar físico, mental y moral. Se estima que alrededor de setenta millones de niños están en situación de trabajo infantil peligroso. La mayoría son chicos y chicas de entre quince y diecisiete años, aunque diecinueve millones de niños que se enfrentan a labores peligrosas tienen menos de doce años.
Obstaculiza la escolarización. La realización de actividades laborales impide que los pequeños asistan a la escuela y supone que tengan que abandonar las clases de forma prematura o se vean en la obligación de combinar sus estudios con un trabajo. Muchos de los niños no van a la escuela porque tienen que trabajar para que su familia salga adelante.
Causas del trabajo infantil
Ningún niño del mundo debería abandonar su infancia para trabajar, pero lo cierto es que muchos menores se ven obligados a hacerlo por alguna de las siguientes causas:
Situación de pobreza. La pobreza en las familias impide que dispongan de los recursos necesarios para comprar alimentos, ropa, acceder a una vivienda, a sanidad o a educación, llegando incluso a dejar los estudios. Muchos menores se ven en la situación de contribuir a la economía familiar realizando trabajos que ponen en peligro su vida, como los niños explotados para la extracción de minerales.
Niños solos. Cuando los niños están solos tienen que buscar un trabajo para sobrevivir. En ocasiones, estos menores no acompañados se ven convertidos en esclavos sexuales, trabajadores forzosos o incluso en niños soldado. Esto resulta común en contextos de conflicto y huida, en los que muchos niños se quedan huérfanos o se pierden en el caos de la huida.
Falta de acceso a educación. Los niños que no pueden acceder a educación tienen más probabilidades de convertirse en víctimas de trabajo infantil. Ir a la escuela les permite conservar sus oportunidades de futuro, les ayuda a mejorar las relaciones con las comunidades de acogida y les devuelve su infancia.
Tráfico de niños. Muchos menores son explotados en fábricas e industrias debido a la pobreza de los países en vías de desarrollo y la necesidad de mano de obra barata. Los niños son forzados a trabajar en agricultura, en las calles o incluso en la minería, con los riesgos que ello conlleva.