El reto de la gestión educativa (3)

En este encuentro profundizaremos acerca de la gestión e innovación

El reto de la gestión educativa
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Toda organización que pretenda permanecer en el tiempo debe adaptarse a los cambios, debe renovarse y actualizarse constantemente. En el mundo educativo también es necesaria esta adaptación a los cambios, a todo este proceso se le denomina innovación. Pero sería necesario delimitar qué entendemos por innovación en el ámbito educativo, para poder seguir avanzando en la importancia que la función directiva desempeña para que se produzcan estos procesos de cambios o mejoras. Cuando pensamos en el término innovación en un nivel coloquial, la idea que surge es novedosa, algo distinto, en un sentido creativo y sobre todo con una gran vinculación a las TIC.

¿Pero en el ámbito académico a qué nos referimos con innovación? El término en un contexto educativo ha nacido y se ha puesto de moda como consecuencia directa del momento de crítica que afronta la escuela, en la que se enfrenta a diferentes retos en un marco de incertidumbre, que precisa una puesta en marcha hacia una transformación muy profunda. En este sentido es destacable el matiz que introduce Zabalza (2004) cuando indica que innovar no es solo hacer cosas distintas sino cosas mejores.

Esto nos sitúa en la amplitud del concepto, no es suficiente introducir cambios, sino que estos cambios deben mejorar, transformar en un sentido positivo. También en esta línea sostiene Carbonell (2001) «La innovación educativa se asocia a la renovación pedagógica. Y también al cambio y a la mejora, aunque no siempre un cambio implica mejora: toda mejora implica cambio». (p. 17)

Entre las condiciones organizativas que requieren el cambio y la innovación sostenibles, el liderazgo ocupa un lugar destacado. Hay suficientes evidencias acerca de que el desarrollo de la capacidad de cambio en las escuelas requiere nuevas y sofisticadas formas de entender y de ejercer el liderazgo. Pues bien, en la actualidad y en el campo educativo, la gran mayoría de los esfuerzos y las perspectivas que tratan de establecer una relación sólida —con base empírica— entre liderazgo e innovación se han orientado principalmente hacia un concepto: liderazgo distribuido.

Así pues, este parece ser el corolario de un largo proceso en busca de una formulación teórica sobre la acción y la influencia en las organizaciones educativas acorde con su especificidad.

Es evidente que se realizan cambios en múltiples aspectos de la vida escolar, el más llamativo en los últimos tiempos es la introducción de recursos basados en las TIC. ¿Pero estos cambios son innovaciones?, ¿implican una mejora en la práctica?

En los centros se desarrollan proyectos de innovación, la mayoría centrados en la introducción de las TIC, ejemplo claro que muestra que en gran medida se introducen ordenadores en el aula, pizarras digitales y, sin embargo, se siguen utilizando de la misma forma que un libro de texto. Es decir, que, en el trasfondo, todo sigue igual, porque los métodos, las formas no varían y seguimos haciendo lo mismo, lo más cómodo, lo de siempre.

Está claramente aceptado que las innovaciones que parten desde el propio colectivo docente, tienen más posibilidades de éxito y continuidad que las que emanan desde arriba. También se tacha de cierta inercia del profesorado que a veces necesitan ciertos estímulos externos para remover a las escuelas.

Fuentes: Álvarez, M. ET AL. (2010). Los equipos directivos en centros de primaria, elementos básicos del éxito escolar. Madrid: Ministerio de Educación; Gairín, J; Rodríguez Gómez, D. (2015). Innovación, aprendizaje y gestión del conocimiento en las instituciones educativas. Revista Educación 2015. Nº46 (73-90). Gil, J (1992).

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