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Carmen es contadora de profesión, pero movida por el interés se capacitó en la Sociedad Paraguaya de Sexología y se convirtió en educadora sexual. Su empresa Escarlata, trabaja con la asesoría de ginecólogos y psicólogos para atender globalmente todo lo relacionado a la salud sexual, buscando un balance entre placer, salud y plenitud.
“Por medio de Escarlata buscamos atender la salud sexual, y crear una cultura abierta, en la cual la sexualidad deje de ser un tabú para convertirse en lo que nunca debería haber dejado de ser: una divertida pasión, expuesta dentro de otros temas de interés y no segmentado, como si fuera ‘un lado oscuro’, y tuviéramos que apartarlo y callarlo”, dice.
La firma comenzó en el 2013 con ventas en internet (su página de Facebook tiene más de 21.000 seguidores). Posteriormente, habilitó una tienda en el barrio Villa Morra, para que la gente pueda ir a testear los productos, probarse las prendas y ser asesorada por profesionales.
Los artículos Escarlata se dirigen a parejas estables, ofreciendo opciones para salir de la rutina, dado que la vida en pareja es un camino muy largo. “Es un complemento, porque algo hay que hacer para darle un valor agregado a la relación y disfrutar más”, resalta Fernández.
Cuenta que, habitualmente, se empieza con lo más light, como aceites y geles, para pasar a otra variedad de propuestas. Dispone de productos desde G. 20.000 hasta G. 300.000.
“La idea es que estos sean productos de consumo como cualquier otro. La gente al principio llega acá con vergüenza y, al notar que no hay nada raro, se va soltando. El problema es que sobre sexualidad siempre se enseñó desde el miedo”, enfatiza.
El 80 % de los clientes de Escarlata son mujeres y parejas, quienes eligen todo lo más romántico. Sin embargo, también comercializa en los moteles, en los que lo que más se compra son los juguetes para adultos.
Imparte talleres y charlas sobre sexualidad en su local, para despedidas de solteras, cumpleaños y reuniones de amigas o en pareja, que duran una hora y media, aproximadamente.
La empresaria destaca que la novela erótica de moda Cincuenta sombras de Grey ayudó como un permiso social a que las mujeres puedan regocijarse de su sexualidad. “Creo que promover el diálogo y la discusión abierta sobre la sexualidad, que es parte de nuestra naturaleza humana, es algo con lo que convivimos todos los días de nuestras vidas, y hablarlo lo normaliza, permite aprender, comprender y estudiar. Solo entonces podemos tomar decisiones informadas, hacernos cargo de nuestras acciones, empoderarnos, aprender a no juzgar, fortalecernos de nuestra propia naturaleza erótica y disfrutar plenamente de quienes somos como seres sexuados”, concluye.
silvana.bogarin@abc.com.py