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Con 46 años, Andrés Gwynn Schaerer es socio director ejecutivo de Marseg, empresa de capital brasileño-paraguayo que generó casi una revolución en la conflictiva zona de Marquetalia, San Lorenzo. También es socio de Paraguay Invest, consultora que atiende a capitalistas extranjeros interesados en nuestro país. Gwynn cree que, pese a las dificultades en infraestructura, el Paraguay interesa a los inversionistas porque está en un lugar estratégico. Considera prioritario asegurar la navegabilidad del río Paraguay los 365 días del año. Dice que las llamadas no cesaron desde que se aprobó de la Ley de Alianza Público-Privada (APP), y asegura que con ella se duplicarán y hasta se podrían triplicar las inversiones en territorio paraguayo.
¿Qué atrae a los inversores al Paraguay? Básicamente, los bajos costos impositivos, la energía y el precio que tiene, aunque sabemos que no hay buena distribución, pero se está trabajando en eso, y la mano de obra joven y entrenable. Mucho se habla de que nuestro país no tiene mano de obra capacitada y es cierto, en un nivel de mando medio superior. En los próximos ocho a diez años necesitamos generar un millón de puestos de trabajo y debe pensarse en el programa Mi primer empleo, un trabajo básico en el cual uno pueda aprender una profesión. Capacitación y entrenamiento vienen junto con la inversión y es aplicable de forma inmediata.
¿Qué preocupa a los extranjeros? La famosa inseguridad jurídica de la que se habla. Siempre digo que en el Paraguay no existe. En más de 50 a 60 años, no hubo un contrato que el Paraguay no haya cumplido o una ley que haya cambiado y perjudicado a una empresa extranjera. El Paraguay tiene seguridad jurídica. El problema son los fantasmas de la región, casos Bolivia, Argentina, Venezuela, países importantes. El Paraguay es un país chico que no conocen; creen que estamos contagiados de lo mismo.
¿La ubicación del país influye positiva o negativamente? Siempre nos quejamos y nos quedamos de brazos cruzados porque decimos que la mediterraneidad es un problema. Hoy, se demuestra que es una oportunidad. Comercialmente hablando, hoy, el desembarco de las mayores empresas multinacionales mira como objetivo el corazón de Latinoamérica.
¿Por qué las empresas brasileñas miran especialmente al Paraguay? Brasil es un país sumamente industrializado en todas las áreas: textil, calzados, autopartes, y atraviesa el fenómeno “costo Brasil” y la falta de mano de obra. Podemos decir que actualmente está casi a pleno empleo; la tasa de desempleo es del 6 % en un país de 200 millones de habitantes.
¿Qué nos falta para que las condiciones sean mejores aún? Ahí está un poco mi aporte a esta nueva era que comenzamos, en la que el Paraguay tiene todos los astros alineados, económica y políticamente en todos los sectores. Es justamente aterrizar los proyectos. Los grandes grupos inversionistas visitan las instituciones, se les presenta el powerpoint, las ventajas; lo que trato de hacer es mostrarles el camino más rápido para que los proyectos se concreten. Se están concretando proyectos. Veremos resultados.
¿Y de medidas gubernamentales? El extranjero siente en el Paraguay la falta del socio local que le transmita confianza, y eso es un poco lo que hago.
¿La infraestructura del país es una limitante en la realidad? De todos los problemas, me limitaría a uno: la navegabilidad del río durante los 365 días del año sí es un problema, pero creo que está en vías de solución. Después te diría que no es excusa. Tenemos estos grandes proyectos viniendo pese a las rutas, al aeropuerto. Igual se puede. No podemos esperar que se solucione todo antes.
La Ley de APP, ¿qué puede aportar a todo esto? Atravesamos un momento histórico. Esto que pasó con la aprobación de la ley será la herramienta del desarrollo, del despegue definitivo del Paraguay. Los problemas de infraestructura existen y sabemos que la única forma de solucionarlos es a través de la alianza público-privada. Mejorará la calidad de vida de los habitantes y generará muchas inversiones. Si hoy tenemos más de USD 100 millones en inversiones confirmadas y 6000 puestos de empleo para 2014, luego de esta ley ya tenemos consultas de grupos interesados que quieren venir a invertir y esto se puede duplicar o triplicar.
Hubo buena reacción. Inmediata. Hay confianza, y esperan que sea ágil y lo menos burocrático posible. Si no, estamos en lo mismo. Todo dependerá de la reglamentación y de que las reglas de juego sean claras.
¿Algunas empresas aguardaban esto? Muchas, en todos los sectores. Es una ley que se esperaba bastante.
¿Alguna otra ley que haga falta? El Gobierno tuvo dos tremendos logros en este corto tiempo: el de la Responsabilidad Fiscal y el de la APP. Entiendo que se está trabajando ahora en una ley de seguridad jurídica, que es un modelo similar al del Gobierno colombiano en la época del presidente Uribe (Álvaro). Consiste en no cambiar las reglas para las empresas que asienten inversiones.
¿Inversionistas de qué otros países están interesados en el Paraguay? Un 80 % del Brasil, debido al tamaño y la coyuntura de ese país. También de la Argentina, México –sería fantástico un Tratado de Libre Comercio con México– y los europeos, que averiguan acerca del Paraguay mirando entrar a Brasil.
¿El tema político es una preocupación? Pese al problema que tuvimos con el juicio político (a Lugo), la gente mantuvo calma y entendió qué pasaba. La transición de Franco a Cartes limpió esto y te diría que no hay ningún tipo de dudas sobre lo político.
¿Qué es Marseg? Es una fábrica de calzados de seguridad industrial que es exportado hoy en un 90 % al Brasil, produce más de 25.000 pares por día, con aproximadamente 1400 trabajadores; el resto ya exportamos a otros países: EE. UU., Colombia, México. Es 100 % mano de obra paraguaya.
¿Capacitada en el país? Capacitada en el Paraguay por nosotros, por los técnicos que vinieron del Brasil.
¿Es una inversión de origen brasileño? Es de capital brasileño-paraguayo. Soy socio junto con el grupo brasileño.
¿Dónde está ubicada? Está en Marquetalia, San Lorenzo, en un lugar de alto impacto social. A raíz del éxito, trascendió un poco la frontera –principalmente hacia el lado de Brasil– como éxito de modelo de los incentivos que Paraguay promueve; el principal es la maquila y Marseg logró conjugar las ventajas.
¿Qué es lo más llamativo de la experiencia de Marseg? Ahí se dieron dos cosas: primero, el desafío y las ganas de los socios de apostar a un proyecto de manufactura con un alto impacto social. Elegimos una zona rodeada de muchos asentamientos, de alto nivel conflictivo y delictual. Segundo, se demostró que, en el combate contra la delincuencia y la pobreza, la única arma efectiva 100 % es la generación de trabajo. No es ningún secreto, pero eso demostró Marseg.
¿Alguna anécdota? Recuerdo que cuando empezamos, en 2007, teníamos un guardia cuando montábamos la fábrica y le vivían robando hasta la pistola. Empezamos a contratar a los primeros funcionarios, que salían caminando, y a la salida estaban los famosos peajeros; llegaban casi sin ropa hasta la ruta. En el tercer año de Marseg, recibimos un premio del Ministerio del Interior porque se demostró que la delincuencia de la zona se redujo en un 80 %, estadísticamente. Hoy, te diría al 100 %.
rsosa@abc.com.py