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La reciente liquidación de una intermediaria ha provocado un temor, con pocos fundamentos, en la mente de los consumidores paraguayos, observa la consultora Investor que busca contribuir a aclarar la situación real del sistema financiero nacional.
Una entidad financiera tiene colocado el dinero que toma del público en diferentes activos financieros: desde la liquidez utilizada para operaciones de cambio y pagos de retiros de cuentas corrientes y cajas de ahorro, hasta créditos a distintos plazos. Las corridas bancarias ante un temor generalizado del público generan retiros masivos de los bancos, que les complica la posibilidad de pagar esas acreencias debido a que algunas se encuentran colocadas a largo plazo. Antes estos eventos es necesario que los mismos recurran a facilidades de corto plazo del Banco Central, a su propio capital y al dinero de sus accionistas. Los niveles de capital de los bancos del sistema bancario, la solidez de sus accionistas, tanto a nivel local como a nivel internacional, y el tamaño del fondo de garantía de depósitos que se ha constituido con aportes de las entidades bancarias, hacen que el sistema paraguayo sea uno de los de mayor solidez de América Latina. A esto se han sumado las lecciones aprendidas de las sucesivas crisis de los últimos 20 años, tanto por las entidades como por la Superintendencia de Bancos, reforzadas por un sistema regulatorio más coherente y mayor profesionalismo y capacitación de su personal.
De las 99 entidades financieras reguladas existentes en 1995, actualmente existen solamente 17 bancos y 10 financieras operando bajo supervisión de la Superintendencia de Bancos. Esta concentración del sistema con menor número de entidades se ha dado consecuentemente con un incremento importante del nivel de capitalización de las mismas y de su nivel de previsiones. En la actualidad, el sistema bancario se encuentra dividido en 4 grupos, compuestos de 3 sucursales extranjeras directas, 4 entidades de propiedad mayormente extranjera, 9 de capital nacional y 1 institución a cargo del Estado paraguayo. Por otra parte, la composición accionaria de las financieras se encuentra en manos de capitalistas paraguayos. A través de la Superintendencia de Bancos, el Banco Central del Paraguay mantiene un riguroso control sobre el sistema financiero nacional, estableciendo los parámetros para el manejo de riesgos, niveles de capitalización y liquidez, así como tasas de interés.