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En este sentido, la medición de los niveles de pobreza representa uno de los datos más esperados por los distintos agentes, puesto que se utilizan los resultados a modo de evaluación de la gestión pública y sobre todo, en términos de eficiencia de las políticas sociales.
La EPH del 2017 reveló que el 26,40% de la población total, lo que representa a 1.809.053 personas, son pobres, es decir, sus ingresos son inferiores al costo de una canasta básica de consumo, que en el 2017 se tomó el valor per cápita mensual de G. 664.297 para el área urbana y G. 473.601 en la rural. Del total de pobres, el 36,22%, unas 955.000 personas, se encuentran en zonas rurales y unas 853.000, 20,25%, en la urbana.
Si se analizan los datos tomando la intervención del Gobierno actual, del 2013 (parcialmente) al 2017, la pobreza total en los primeros tres años mostró un verdadero estancamiento, debido a que se mantuvo en 28% a inicio del mencionado año y cerró en 28,86% en 2016. Mientras que solo al año siguiente, en 2017, reportó una pequeña reducción de casi el 2%, inferior incluso al margen de error muestral, es decir, una disminución casi imperceptible.
En cuanto a los números de la pobreza extrema, personas cuyos ingresos mensuales per cápita no logran cubrir el costo de una canasta mínima de consumo alimentario, revelaron que en Paraguay el 4,41% de la población total, unas 301.000 personas, están en situación de indigencia. De ese total, 236.725 viven en zonas rurales y 65.207, en áreas urbanas. Es importante destacar la gran cantidad de pobres extremos que se concentran en el sector rural.
Para el 2017 se consideró una muestra total de 13.000 hogares, que incluyó por tercera vez a los departamentos de Boquerón y Alto Paraguay y por segunda vez a toda la población indígena. Sin embargo, a fines comparativos con años anteriores, en este documento se presentan los resultados de una muestra de 9.570 hogares entrevistados en los departamentos de la Región Oriental y Presidente Hayes, según detalles de la DGEEC.
Para medir la pobreza en nuestro país se utiliza el sistema monetario, el cual se calcula comparando los ingresos per cápita de los hogares con las líneas de pobreza.
En este sentido, la línea de pobreza extrema representa el costo de una Canasta Básica de Alimentos (CBA) constituida por un conjunto de productos y bebidas no alcohólicas, cuyo contenido calórico satisface los requerimientos calóricos mínimos (vida saludable). El costo mensual por persona de una canasta de alimentos o línea de pobreza extrema en el área urbana es de G. 256.881 mensuales por persona y en la rural tiene un valor de G. 234.592. Mientras que la línea de pobreza total es igual al costo de la Canasta Básica de Consumo (CBC) que incluye, además de los alimentos, el costo de otros bienes y servicios no alimentarios considerados esenciales. La línea de pobreza total en el área urbana tiene un valor de G. 664.297 mensuales por persona y en la rural de G. 473.601.
La EPH divide a la población en segmentos, es decir, desde el grupo más pobre de la población hasta llegar al más rico, estimándose que el de los ingresos más bajos o de pobres extremos, tuvo un incremento mucho mayor de sus ingresos de alrededor del 16% durante el año pasado, que aquellas personas consideradas dentro del grupo de clase media y con más altos ingresos, que apenas registró un crecimiento del 5%.
En esta edición se analizarán el comportamiento y la composición de los ingresos de las personas, los niveles de pobreza a nivel nacional, así como de forma desagregada, es decir, el comportamiento en las áreas urbanas y rurales, además, de los factores económicos que movieron los números, tanto para arriba como para abajo.
Finalmente, el análisis se centrará en los alcances y efectividad o no de los programas sociales como las Transferencias Monetarias con Corresponsabilidad (TMC) Tekoporã y Adultos Mayores, como parte de la política de lucha contra la pobreza implementada desde hace varios años en Paraguay.