Injustificable subsidio de la ANDE a distribuidoras argentinas y brasileñas

En los últimos días de agosto pasado, la Honorable Cámara de Diputados de la Nación (HCD) recibió documentación pública oficial de la ANDE relacionada con un pedido de informes sobre algunos detalles de los negocios de comercialización de la energía eléctrica (EE) emprendida por la estatal local con las distribuidoras argentinas y brasileñas, proveniente exclusivamente de la hidroeléctrica de Acaray.

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Este pedido de informes (1) de la HCD fue impulsado por el diputado José María Ibáñez haciéndose eco de un artículo (5) publicado en este mismo medio, en el que habíamos denunciado los llamativos procedimientos comerciales de diferentes autoridades de la ANDE –en distintas épocas– cuyos mecanismos operacionales eran dispuestos en los convenios o contratos con las agencias o secretarías de energía y las distribuidoras argentinas y brasileñas.

En el mencionado artículo habíamos denunciado que la ANDE habría decidido –en la práctica– vender su EE a precios muy ventajosos para las distribuidoras eléctricas argentinas y brasileñas, con fuerte y directo impacto negativo en sus propias finanzas, en sus deudas, en la competitividad industrial del país, así como en la economía en general de los ciudadanos del Paraguay.

Dicho informe oficial de la ANDE, aunque incompleto, confirmaría la presunción inicial sobre el precio subsidiado brindado por esta agencia estatal a estas distribuidoras foráneas, que habría significado pérdidas de ingresos a la ANDE de aproximadamente US$ 232 millones en el periodo (1995-2011) o US$ 13,7 millones anuales en el mismo periodo considerado, por haber asignado los valiosos recursos eléctricos a unas plazas que no eran las mejores opciones disponibles o, dicho en otros términos, el costo de oportunidad. Según el informe de marras, la administración de los contratos por parte de la estatal habría sido tan desordenada, que tampoco cumplieron con las metas de precios del portafolio de contratos que manejaban, cuyos detalles puede observarse en la tabla 02.

Los convenios de cooperación: ¿ropaje para evitar llamados a concurso o licitaciones?

El andamiaje legal de las actividades de compraventa de EE fue concretado por medio de convenios para interconexiones de sistemas eléctricos “… permitiendo la asistencia recíproca e intercambio de experiencias e informaciones técnicas entre las partes interconectadas” (¿?) tanto con la República Argentina como con Brasil. La forma legal utilizada del “convenio de cooperación” resulta confusa y engañosa debido a que el objetivo real práctico perseguido era una simple transacción con contraprestación, como finalmente los hechos lo demostraron.

El convenio entre la ANDE y la Secretaría de Energía de la Argentina fue firmado en el año 1987, con una vigencia de cinco años y prorrogado dos veces en los años 1992 y 1997, respectivamente; este último con vigencia de seis meses y renovación automática, previo intercambio de comunicaciones recíprocas de las aprobaciones de las autoridades de cada país, que pese al pedido formal de la HCD esas aprobaciones no fueron suministradas por la ANDE.

Al cuerpo principal del convenio acompañaron tres notas técnicas: la primera sobre detalles técnicos de la interconexión con Electricidad de Misiones SA (EMSA), firmadas en 1987; la segunda para fijar los precios con la misma distribuidora (1987) y la tercera fue sobre la interconexión Guarambaré-Clorinda, firmada entre la ANDE y la Secretaría de Agua y Energía (AyE) en 1989. La ANDE no proporcionó documentación de la nota técnica firmada con Edefor (distribuidora eléctrica de Formosa), a la que ANDE suministró el 30% del total de la EE exportada; tampoco proporcionó las renovaciones posteriores firmadas con la misionera EMSA y REFSA, respectivamente.

Los negocios de ANDE con la distribuidora del Brasil COPEL (Compañía Paranaense de Energía) datan desde el 3 de diciembre de 1969, cuando firmaron el contrato de abastecimiento de EE que se denominó oficialmente: “Contrato de interconexión y abastecimiento de energía eléctrica” para “interconexión, abastecimiento, importación y exportación de potencia y energía eléctrica” que constituyó el contrato original. ANDE confirmó que se firmaron seis contratos de “adición” o modificaciones posteriores, formando parte del contrato original mencionado; siendo la última “adición”, la N° 6, firmada en julio del 2005, con vigencia hasta diciembre del 2014.

Aunque oficialmente los acuerdos firmados tengan el disfraz de “convenios de cooperación”, en realidad constituirían simples contratos estatales de compraventa mercantiles, dado que había una contraprestación entre una parte que ofrecía bienes muebles (Art 120° de la ley 966) y otra parte que pagaba dinero por ello, además “… un negocio jurídico de contraprestación se caracteriza porque los intereses de las partes son opuestos. A diferencia de esto, en un negocio jurídico de colaboración, las partes tienen intereses iguales y unen esfuerzos para cumplir los cometidos que se fijan, tal como en el contrato de sociedad” (4). Cabe destacar que la ANDE en su informe no proveyó información acerca de procesos licitatorios o concursos de ofertas –en ninguno de los casos solicitados– que haya ayudado a determinar con que distribuidoras firmar los mencionados contratos basados en las mejores condiciones comerciales, asignando los bloques de energía eléctrica con condiciones técnicas de calidad y de suministro disponibles, como es norma y costumbre en el sector.

Caso COPEL: Magros resultados obtenidos para la ANDE, excelentes para otros

En la tabla 03 podemos apreciar que, en nueve años, entre 1999 y 2007, la ANDE decidió perder dinero vendiendo a la brasileña COPEL el 39% del total de su EE exportada, a un precio promedio 344% inferior respecto al precio que hubiera obtenido vendiendo y distribuyendo en el mercado paraguayo. En el 2006 y 2007, la tarifa media en Paraguay era de 55 y 62 US$ /MW-h respectivamente, pero la ANDE prefirió vender a COPEL por 10 US$ /MW-h, ocasionándole una diferencia negativa de 452 y 516% respectivamente en contra de sus propias arcas.

Las desprolijidades de los negocios de la ANDE con COPEL se agravan aún más al considerar que durante varios años vendió su EE a un precio que no cubría siquiera su propio costo de generación, que de acuerdo a la ANDE ronda los 15 US$ /MW-h y la vendió en un promedio de 12 US$ /MW-h.

En el contrato original firmado con COPEL se describe que el precio variable pactado oscilaría entre 17 y 23 US$ /MW-h y estaba descrito en la cláusula 15 de ese contrato. En el 2007, el precio en el mercado brasileño (6) oscilaba entre 45 y 120 US$/MW-h, por lo que necesariamente debió ser mayor a 17 US$/MW-h pero “nunca superior” a 23, según establece dicha cláusula contractual. Al parecer, el contagioso y devastador “síndrome del bajo precio” plasmado en los Tratados de Itaipú y Yacyretá es endémico entre los negociadores estatales paraguayos, dado que para estas negociaciones con COPEL no se tenían los típicos escenarios geopolíticos amenazantes que justificasen semejante autolimitación negociadora para fijar hasta 23 US$/MW-h como tope máximo al precio de la EE de Acaray, porque la coyuntura energética brasileña parecía propicia para obtener mejores resultados.

Ciertamente, este caso de negocio de exportación de EE con la distribuidora brasileña fue un ensañamiento atroz de las autoridades de la ANDE con su propia entidad, porque le infringieron una pérdida de ingresos equivalentes a US$ 108 millones en nueve años de ventas.

Caso EMSA: cuando se puede más, pero se prefiere lo más bajo del menú

Los negocios de la ANDE con la misionera EMSA año tras año también produjeron pérdidas para la estatal representando US$ 57 millones en 17 años considerados, pero llama a la atención especialmente durante el periodo 2.001 al 2.007 –de acuerdo a la tabla 04 – cuando la estatal abasteció a la distribuidora misionera un enorme volumen de EE, vendida al más bajo de los precios posibles listados en el menú de precios disponibles en el contrato firmado. El 50% de la EE total vendida a EMSA fue a precio de “vertimiento” (condición hidrológica muy favorable en la cuenca del embalse, producido por notables crecidas de sus ríos tributarios), o sea a 14 US$/MW-h que si la ANDE hubiere optado por venderlo y distribuirlo en Paraguay hubiera obtenido, en promedio, 52 US$/MW-h. Fue una verdadera ganga para los hermanos misioneros argentinos por parte de la estatal, que dice defender nuestra soberanía energética.

Esta insólita venta de EE a precios de oferta o de “vertimiento” durante siete años continuados no termina por convencer, puesto que la realidad hidrológica de la cuenca, al parecer, fue otra muy diferente; las publicaciones periodísticas de la época (7) (8) (9) (10) dan cuenta de una angustiante sequía y consecuente escasez de agua en toda la zona del Alto Paraná. Adicionalmente, los históricos de la producción de EE de la represa de Acaray en el período 2004/ 2009 no reflejan una gran abundancia de agua, sino más bien que enfrentaban un período con índices bajos de producción, presumiblemente causada por escasez de agua en el embalse.

En particular –durante el periodo 2001 al 2007– las ventas de EE fueron inferiores, en promedio, de 498% respecto de los volúmenes de venta que la ANDE hubiera obtenido en Paraguay.

Caso Edefor y REFSA: el negocio de ANDE con Sergio Tasselli

Edefor inició sus actividades en 1995 de la mano del empresario ítalo-argentino Sergio Tasselli, vinculado también con los negocios locales de ACEPAR. Para el 2010, la concesión pasó a manos de REFSA y la ANDE continuó sus negocios con esta, aunque por corto tiempo más (tabla 05).

El volumen de energía vendida en el negocio ANDE-Edefor dentro del total de EE exportada representó 30%, mientras que ANDE-REFSA representó un modesto 3%. Lastimosamente ANDE no proveyó ninguna información sobre los acuerdos firmados con Edefor, ni con REFSA ni de las sucesivas “adiciones” a ese convenio.

Las pérdidas de ingresos con Edefor alcanzaron US$ 67 millones en el periodo de 17 años, pagando en promedio 25 US$/MW-h y REFSA, en su corta operación comercial, pagó un precio unitario promedio de 82 US$/MW-h ya en el último par de años, cuando la ANDE decidió vender a precios de mercado.

Nos queda solamente especular sobre las motivaciones de las autoridades de la ANDE que, sistemáticamente –y durante varios periodos presidenciales– prefirieron perder dinero en forma inexplicable e injustificable en momentos que la empresa enfrentaba números rojos, lo cual nos habla acerca de sus compromisos y su patriotismo.

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