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A través de su filial brasileña, Neoenergía, la compañía abrió este jueves las puertas de la central hidroeléctrica de Baixo Iguaçu, con sede en la ciudad de Capanema, en el estado de Paraná, y en la que fueron invertidos más de 500 millones de euros.
Después de 22 años, Neoenergía sigue apostando por Brasil. “Creo en este país y las posibilidades continuarán ” , afirmó el presidente de la compañía española, Ignacio Galán, en el marco de la inauguración.
En la ceremonia estaba prevista también la presencia del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y del ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerque, pero ambos cancelaron su viaje a Capanema debido a las malas condiciones climáticas en la región sur del país.
Con una agenda liberal, el Gobierno de Bolsonaro se ha propuesto lanzar un paquete de privatizaciones y concesiones, que incluyen un calendario exhaustivo de líneas de transmisión y de centrales renovables, y en el que Iberdrola pretende participar y ”ganar”, según explicó su presidente.
Galán repasó ante la prensa las inversiones realizadas por la compañía española en Brasil en los últimos años y destacó la fuerte expansión de la red de distribución en el estado de Bahía (nordeste) y la construcción de 17 parques eólicos.
También subrayó la importancia de la central hidroeléctrica inaugurada este jueves, que tardó más de 10 años para convertirse en realidad desde que el consorcio Baixo Iguaçu, conformado por Neoenergía y Copel, ganara la licitación para su construcción en el 2008.
La central, la sexta en instalarse en el río Iguaçu y la más próxima a las Cataratas del Iguazú, a unos 170 kilómetros de distancia, cuenta con una capacidad de más de 350 megavatios (MW) de potencia y será capaz de suministrar electricidad sostenible a un millón de brasileños.
Durante la inauguración, Galán subrayó que la instalación beneficiará también a las famosas cataratas, una de las siete maravillas naturales del mundo, y que visitan anualmente un millón y medio de personas.
La hidroeléctrica contribuirá al mantenimiento de un caudal mínimo necesario, ya que este se ve afectado en los periodos de sequía y en 2006 llegó a transformarse en pequeños chorros de agua, explicó el presidente de la empresa española..