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Los “especialistas” de la recaudación, uso del “sistema corporativo”, contrataciones fraudulentas, grupos de poder sindical, roscas mafiosas; en fin, los padres del arte del enriquecimiento rápido, la figuración y el clientelismo político continúan hasta hoy. La mayoría de ellos nunca han perdido sus cargos.
En el 2008 llegó Lugo, y la cuestión no cambió mucho. Al final, la estructura cuasi centenaria del clientelismo pervirtió hasta los tuétanos de todos los partidos, organizaciones sociales y sindicatos.
Este primer presidente de la “transición” trató de gobernar con un partido diametralmente opuesto a su ideología. El resultado estuvo lejos de la gran expectativa. Por un lado, tenía a un partido centenario y, por otro, a grupos sociales enfermos de estatismo. Intentó repartir el poder y la administración del Estado de manera que pudiera aplicar las políticas sociales que él creía y, por otra, algunas recetas liberales impuesta por su principal aliado.
Por un lado, teníamos un gabinete “social” conformado por personajes nuevos y con poca preparación y experiencia sobre administración de empresas; por el otro, un gabinete liberal compuesto por híbridos neoliberales, que lo único de liberalismo tenían era la camisa azul. Muchos de estos eran más estatistas que los colorados y socialistas juntos.
Este mosaico de administradores de diferentes tendencias: de izquierda, centro y derecha, hizo que Lugo soportara solo cuatro, en lugar de los cinco años constitucionales. Ambos se tiraron flores durante cinco años. El PLRA sostenía que sin su estructura partidaria y sus 600.000 votos Lugo no llegaba nunca. Los socialistas estaban seguros de que sin Lugo el liberalismo jamás llegaría tan lejos.
Es por ello que lamento profundamente la ascensión de Blas Llano a la presidencia del Congreso. Es el mejor representante del PLRA del reparto del zoquete del Estado. Seremos de nuevo tembiguái de los colo’o a cambio de migajas. Nos darán, para burlarse o calmarnos, los cargos más conflictivos o insignificantes: Indert, Indi, Senave, Ministerio de la Mujer, Secretaría de Acción Social, Secretaría de Repatriados, etc... ¿A cambio de qué? De que unos pocos liberales del “equipo joven” se salven de esta exclusión política, cuya sumatoria ya tiene 65 años. ¿Dónde estaba Llano cuando sacaron a muchos de sus correligionarios de Itaipú y Yacyretá; cuando los barrieron de los municipios, entes descentralizados y los ministerios? Como si fuese que el liberal no es paraguayo; como si el Estado fuese solo patrimonio colorado. Con este hecho, creo que estamos ante el principio del fin del PLRA. Ahora solo nos resta resucitar como Partido Liberal.
Pero estamos muchos que aún creemos en un verdadero liberalismo económico. Aquel que trae empleos, prosperidad, buena distribución de la riqueza y equidad en la sociedad. Creemos en un sector energético con renta significativa para distribuir a toda la nación paraguaya. Entiéndase “bien distribuido” como el acto de crear infraestructura para la producción, rutas, puentes, un sistema eléctrico interconectado nacional confiable, seguro y llegando al 100 % de la geografía, un sistema de transporte eléctrico colectivo y un sistema agrario sin monopolios y latifundios.
En varios artículos hemos demostrado cómo se robaba en la Dirección de Coordinación mediante las sobrefacturaciones de obras, las aradas y rastreadas, las reforestaciones fantasmas. Hoy, las obras sociales están mejor presentadas que aquellos megaproyectos, como en del Ju’i Rupa, el de Carapã Ypotî y otros, donde se robaron millones de dólares sin incorporar a ningún asentamiento campesino, comarca o cuenca hídrica en la prosperidad o el bienestar social.
Los campesinos de Chino Cue y Brites Cue siguen tan miserables como antes; las comunidades indígenas siguen prendidas a un biberón que siempre llega tarde y es insuficiente; la infraestructura del área de embalse sigue casi igual a diez años atrás. ¿Qué podemos hacer? Las recetas son simples y pasan por lo siguiente:
1. Convenzamos a nuestros socios condóminos de las binacionales a retomar las negociaciones. En el caso de Itaipú, el cumplimiento de los 25 puntos del Acuerdo Lugo-Lula. En el caso de Yacyretá, no permitir nuevas inversiones sin aclarar la verdadera deuda.
2. Reconstruyamos nuestro sistema interconectado nacional (SIN), de manera que podamos usar plenamente nuestra energía. Habilitar zonas y parques industriales será la consecuencia natural. Los inversionistas vendrán como el agua hacia el nivel más bajo.
3. Formemos una verdadera “selección nacional” compuesta por los mejores representantes de todos los partidos. Con escombros solo se construye pisos, no paredes.
4. Hagamos un gran pacto social.
5.- Lleguemos a un gran pacto político, pero no basado en el reparto simple de cargos, sino en la distribución genuina de oportunidades.
6. Recuperemos nuestra flora nativa y exótica con reforestaciones y corredores biológicos, por lo menos tendremos hábitat para nuestra fauna terminal y leña para quemar en los hogares campesinos, industrias cerámicas, silos y calderas de las industrias.
7. Imploremos a Dios que nos envíe un verdadero estadista, de aquellos que nacen cada 100 años.
El país ya no podrá soportar improvisaciones económicas y engendros políticos. La pobreza hace tiempo está golpeando a nuestra puerta, depende de nosotros ahuyentarla o permitir que sea nuestra invitada habitual.
Atasco
El sector energético no escapa de este problema. Durante casi dos décadas de transición no hubo ningún cambio en el sistema perverso...
Acuerdo
Convenzamos a nuestros socios en las binacionales a retomar las negociaciones; en el caso de Itaipú, el cumplimiento de los 25 puntos de 2009.
* Vicepresidente de la Sociedad de Ingenieros Liberales del Paraguay (SILP).