¿Ha cambiado el patrón del comercio exterior con el Brasil?

¿Estamos en la senda de convertir al Paraguay en la China de Sudamérica? como expresa el marketing oficial, o ¿seguiremos siendo el país intermediario de productos chinos al Mercosur? La primera opción implica un proceso rápido de industrialización, principalmente vía industrias de ensamble. La segunda ya no es una opción sino una tendencia predominante del comercio con el Brasil desde hace tres décadas.

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Desde la década del 70 del siglo pasado, cuando la presencia brasileña en la economía paraguaya se volvió muy relevante, el patrón del comercio exterior con el vecino país era el tradicional de una economía pequeña vinculada a otra grande e industrializada. Es decir que como economía pequeña y predominantemente agrícola, proveíamos productos naturales al Brasil (principalmente soja y algodón) e importábamos todo tipo de productos manufacturados de ese país.

Dos décadas más tarde aparecía y se proyectaba con fuerza otro tipo de operación comercial con el Brasil: la triangulación de productos manufacturados de origen asiático, europeo y norteamericano. Este comercio que consistía en la importación de estos productos y en su reexportación al Brasil, tenía valores tres o cuatro veces superiores a los productos originarios que el Paraguay exportaba tradicionalmente al Brasil. Es decir que la especialización paraguaya era la reventa de productos extranjeros, bajo el régimen de turismo, al Brasil, y no precisamente la de los productos originarios como el algodón y la soja.

Con la creación del Mercosur se abría la posibilidad de aumentar nuestras ventas al Brasil, no solo de commodities agrícolas, sino también eventualmente de productos manufacturados. Sin embargo, esto no ocurría en forma inmediata. Nuestras exportaciones totales no crecían en los años 90 (promedio de US$ 1.000 millones) y el Paraguay destinaba solo alrededor de US$ 400 millones al Brasil de exportaciones exclusivamente de commodities.

La situación comenzó a cambiar a partir de los primeros años del nuevo siglo, cuando se inicia un salto importante de nuestras exportaciones totales de productos originarios y también un aumento de las exportaciones al Mercosur. Para el 2017, las exportaciones paraguayas, de productos originarios al Mercosur ha llegado a US$ 1.800 millones, equivalente al 27% del total de exportaciones del país. En el caso de Brasil, las exportaciones alcanzaban a US$ 1.212 millones, para el mismo año, representando el 18% de las exportaciones totales del país.

Las exportaciones al Brasil no solo crecieron, sino que también tuvieron un proceso de diversificación. Comenzando con los commodities, el algodón dejó prácticamente de exportarse, siendo hoy la carne el principal producto de venta al Brasil, conjuntamente con los granos de soja. Pero también ha crecido el volumen y valor exportado al Brasil de otros commodities como trigo, maíz, arroz y hasta harina de mandioca. El Paraguay también comenzó a exportar productos manufacturados al Brasil, diferentes a los agroalimentarios: textiles, productos del cuero y la madera, químicos y plásticos, autopartes, productos metalmecánicos, etc..

Para el año 2010, el 34% del total exportado al Brasil de productos originarios consistía en bienes manufacturados. Esta cifra se mantiene más o menos igual en promedio hasta el año 2016. En el 2017, las exportaciones de manufacturas llegan a la mitad de las exportaciones totales al Brasil. Este crecimiento en la participación de exportaciones de manufacturas en el total exportado al Brasil, en el 2017, se ha debido, por un lado, a un aumento del valor exportado en un 16% en relación al año 2016. Por el otro, también se ha reducido drásticamente el total exportado de commodities agrícolas al país vecino, en un 32%.

Predominio de los commodities agrícolas

De todas maneras, en el patrón de exportaciones paraguayas al Brasil se mantiene el predominio de los commodities agrícolas. Aunque a diferencia de décadas anteriores, la participación de los commodities ya no es un 100%, sino compartida por bienes manufacturados que han constituido en los últimos años, un promedio de un tercio y más de las exportaciones totales de productos originarios al Brasil.

La exportación de manufacturas al Brasil a partir de los años 2000 se inició con productos básicos y dentro de un régimen común de producción industrial. Sin embargo, con la promulgación de la ley de la maquila, los productos ensamblados en este régimen particular fueron incrementando gradualmente su participación en el total exportado de bienes manufacturados.

Para el 2010, del total exportado por el régimen de maquila, el 42% tenía como destino el mercado brasileño. Para el 2017, el mercado brasileño ya constituía el destino del 77% del total exportado por el régimen de maquila. Esta tendencia también ha ido de la mano con el crecimiento de las exportaciones de este tipo de manufacturas que para el 2010 se ubicaba en alrededor de US$ 100 millones, alcanzando un total de US$ 415 millones para finales del 2017. En relación al total exportado de manufacturas al Brasil, la maquila solo constituía el 17% de ese total para el año 2010. Esta participación se fue incrementando, experimentando un salto importante a partir del 2014 y alcanzando hoy a participar con el 53% de todas las manufacturas exportadas por Paraguay al Brasil, equivalente a US$ 319 millones, como se observa en el gráfico que se acompaña. En otras palabras, el incremento de exportaciones manufacturadas al Brasil en los últimos años está determinada por la dinámica de la maquila o el ensamble. A su vez, la maquila constituye el 26% de los productos originarios exportados al Brasil.

Sin embargo, el mayor dinamismo de las ventas externas del Paraguay al Brasil, no se encuentra precisamente en la maquila ni en los commodities agrícolas, sino en las reexportaciones de productos extranjeros. A pesar de haber sufrido un descenso en sus operaciones a partir del 2011, la reexportación continua siendo el “main stream” de las relaciones comerciales entre Paraguay y Brasil. Una mirada comparativa entre las reexportaciones y las exportaciones de productos originarios al Brasil, en el periodo 2010-2017 constata que el primer tipo de operaciones sigue superando al segundo tipo en una relación de, por lo menos, 3 a 1. La modalidad de las reexportaciones se convierte en aún más relevante a la hora de analizar la balanza comercial entre Paraguay y Brasil. Si el cálculo de esta balanza comercial se basa en las exportaciones de productos originarios paraguayos y las importaciones brasileñas, se conserva el déficit histórico comercial del Paraguay con respecto al Brasil. Para el 2017, por ejemplo, las importaciones brasileñas alcanzaban a US$ 2.571 millones frente a solo US$ 1.212 millones de exportaciones paraguayas al Brasil. Es decir, un déficit comercial de US$ 1.359 millones con el Brasil. Sin embargo, si a las exportaciones de productos originarios sumamos las reexportaciones al Brasil (US$ 3.370 millones), nuestra balanza comercial con el Brasil es altamente superavitaria, en US$ 2.000 millones.

Dos conclusiones se pueden extraer de los números del comercio exterior con el Brasil. Si la comparación es con el comercio exterior de los años 70 y 80 del siglo pasado, claramente hay un cambio en el patrón de nuestro comercio exterior con el Brasil, principalmente de nuestras exportaciones. No solamente ahora exportamos un porcentaje interesante de manufacturas al Brasil, sino que también se ha experimentado una diversificación en los commodities que vendemos al Brasil. Pero si la comparación es a partir de los 90 cuando un nuevo tipo de modalidad, como la reexportación, adquiere fuerza, entonces deberíamos concluir que este patrón no ha cambiado. Porque a pesar que hemos incrementado y diversificado nuestras exportaciones de productos originarios al Brasil, ello no es suficiente para alcanzar al dinamismo de las reexportaciones.

Se hace así evidente que en el Paraguay se debe poner más esfuerzos para aumentar y diversificar la oferta exportable al Brasil. En el período de gobierno que finaliza este año, se ha puesto mucho el acento sobre la inversión en maquila. Pero esta no debiera ser la única línea de nuestro relacionamiento comercial con el Brasil. Es hora que pensemos en una estrategia mas integral para un mejor provecho de nuestros vínculos con nuestro principal socio comercial.

(*) Director Cadep

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