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Dos años después de la firma histórica del Acuerdo de París, la cita pretende dar un impulso a la aplicación de los objetivos adoptados entonces, pese a la retirada de Estados Unidos decidida por Donald Trump.
El Banco Mundial afirmó que dejará de financiar la exploración y extracción de petróleo y gas después de 2019 y que se acerca al objetivo de “que el 28% de sus préstamos para 2020 se destinen a la acción climática”.
La aseguradora Axa y el banco holandés ING anunciaron por su parte una aceleración de su desvinculación de la industria del carbón. Y un grupo de más de 200 grandes inversores presionaron a un centenar de las empresas más contaminantes del mundo (BP, Chevron, Airbus, Ford, Arcelor Mittal ...) para que se sumen a la lucha contra el cambio climático, incluyéndolas en una lista de vigilancia durante cinco años. El sector energético es responsable de tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta.
Estas decisiones preceden a la cumbre que mantendrán medio centenar de dirigentes mundiales para defender que “no hay plan B” a la lucha contra el cambio climático.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, convocó la cumbre en respuesta a la decisión de Donald Trump, presidente de EE.UU., en junio de retirarse del Acuerdo de París que pretende limitar el calentamiento global por debajo de +2ºC.