El vaso medio lleno

Un común ejemplo utilizado en psicología para identificar a una persona positiva de una negativa es el del vaso cargado con agua a la mitad. Así, si uno ve el vaso medio vacío tiende a ser una persona negativa y viceversa. En los años recientes se ha mencionado que el país se encuentra en un proceso de diversificación económica, dejando a algunos incrédulos. Por ello, cuando hablamos de una transformación estructural productiva del país, ¿por qué cuesta ver el vaso medio lleno?

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En 2007, dos economistas de la Universidad de Harvard (Hausmann y Klinger) midieron cuán complejos eran los productos exportados por Paraguay y el potencial del país para una transformación productiva. Su premisa partía de que un país podría crecer aún más si exportara bienes con mayor valor agregado, sofisticación o complejidad. No obstante, ofrecer al mundo productos con mayor valor agregado depende de cuán fácil es trasladar elementos que intervienen en la producción (habilidades, tecnología y hasta aspectos institucionales) de una actividad a otra. Si el redireccionamiento es complicado, el proceso de transformación estructural puede tornarse difícil y, por tanto, un mayor crecimiento económico no sería posible. En fin, estos autores estimaron la facilidad de redireccionamiento de la producción paraguaya, midiendo cómo nos movimos en el tiempo, en términos de sofisticación de productos exportados para concluir si hubo una transformación productiva.

La medición realizada para el periodo 1975-2000 no mostró muchas señales de modernización en las exportaciones paraguayas, sobre todo en sectores intensivos en capital. No obstante, se observó un mínimo incremento en el valor agregado de productos forestales y agrícolas. La investigación también destacó el gran potencial de sectores que no estaban siendo exportados en cantidades importantes como el de la carne, lácteos, frutas y vegetales. Más aún, los autores consideraron que Paraguay había hecho poco para aprovechar su espacio de crecimiento en la canasta de exportación.

Con estos resultados hasta el año 2000, es inevitable preguntarse si el panorama ha cambiado. En primer lugar, es interesante observar que actualmente nuestra canasta de productos ofrecida al mundo es 4 veces mayor al nivel de principios del milenio y la velocidad a la cual ha crecido se ha triplicado en los últimos 10 años. Sobre este punto, hay que destacar el denominado efecto rebalanceo en las exportaciones, mencionado por algunos analistas económicos que verifican que las exportaciones de productos agroindustriales estarían igualando en participación a los productos primarios. Incluso, esta teoría podría ser confirmada si tomamos en cuenta que los productos agroindustriales se desprenden de la industria y la suma de la participación de estos con la de la industria supera a la de los productos primarios en estado natural. De hecho, en 2013 por primera vez, las exportaciones de manufactura de origen agropecuario superaron en valor a las exportaciones de productos primarios.

A nivel sectorial, las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario (productos cárnicos procesados y aceite vegetales), pasaron de crecer en promedio de un 8,6% anual para el periodo 1995-2005 a un 25,8% en los últimos 9 años, representando hoy cerca del 40% de las exportaciones. La carne y sus derivados se suman al conjunto de productos cuya participación en el total de las exportaciones ha cambiado radicalmente, pasando de un 3% en 2000 a un 14% actualmente, lo que equivale a US$ 1.369 millones. Más aún, el país parece haber aprovechado las oportunidades del sector cárnico que Haussman y Klinger veían en su diagnóstico, e incluso fuimos más allá desarrollando genética, técnicas de pastura, trazabilidad e incluso la exportación de ganado en pie. Otro sector en el que el país goza, sin duda, una ventaja comparativa y en el que se ha observado un nicho de provisión de valor agregado es la soja; de hecho, actualmente exportamos 9 veces más aceite de soja que a principios de los 90. Por su parte, si bien las exportaciones industriales solo representan el 10% del total, a la fecha exportamos casi 4 veces más que en 2000 (alrededor de US$ 750 millones).

Cuando hablamos de exportaciones en Paraguay es inevitable no referirse a la maquila, la cual registró un interesante dinamismo en los últimos años. A inicios de 2000 las exportaciones de maquila alcanzaban US$ 1 millón, mientras que a setiembre del 2014 totalizaban US$ 182 millones. Este sector tiene la particularidad de no solo ser intensivo en mano de obra, sino que también ha interconectado al país al mercado regional; siendo Brasil el primer destino de las exportaciones y el principal origen del capital invertido. De esta forma, Paraguay está logrando insertarse en la cadena productiva de productos más sofisticados del país vecino, en especial de sectores como confecciones, metalurgia y autopartes. De hecho, los economistas de Harvard habían notado en ese entonces la falta de aprovechamiento y complementariedad con el mercado regional. Hoy día, con más de 15 años de vigencia de algunas leyes de incentivos fiscales, no solo se observa una mayor interconexión con Brasil, sino que las empresas instaladas se constituyen en la mejor publicidad para atraer potenciales maquiladoras.

Paraguay no puede esconder su clara tendencia de exportación de productos más complejos. Este dinamismo se alimenta de incentivos como las consistentes políticas macroeconómicas, los bajos costos relativos de factores de producción como la mano de obra, energía y otros incentivos fiscales. Si bien somos una economía que aún depende predominantemente de una de sus mayores ventajas competitivas, la agricultura, no cabe duda que existen señales claras de un proceso paulatino de diversificación. En estos tiempos de turbulencia, derivados de la caída de los precios de las materias primas, adquieren mayor importancia relativa los beneficios de la diversificación, no solo para converger a mejores niveles de ingreso sino para blindarnos de estos choques. La literatura económica ha demostrado que países que exportan bienes manufacturados han alcanzado niveles de PIB per cápita envidiables, como Corea del Sur, Irlanda, Singapur y Taiwán. En Paraguay, hay aún mucho espacio para crecer, pero las bases están sentadas, los incentivos son los adecuados y los casos de éxitos solo atraen más jugadores al juego. Entonces, ¿Por qué no ver el vaso medio lleno? Tenemos razones para hacerlo.

Diversificación

En estos tiempos de turbulencia adquieren mayor importancia relativa los beneficios de la diversificación, no solo para converger a mejores ingresos.

Espacio

En Paraguay, hay aún mucho espacio para crecer, pero las bases están sentadas, los incentivos son los adecuados y los casos de éxitos, atractivos.

(*) Master en Economía y Master en Administración Pública. Jefa de gabinete técnico de presidencia del Banco Central del Paraguay.

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