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El amor es una decisión, decidimos amar nuestra tarea, a nuestra familia, a nuestra pareja, y a partir de allí, sostener la decisión implica aceptar, valorar, apoyar y perdonar para encontrar la manera de que funcione la relación de pareja, donde se vuelve fundamental la amabilidad y el respeto para construir juntos la felicidad de cada miembro de la pareja.
Pero, no me atrevo
Esteban Espínola, ingeniero agrónomo, 53 años, casado, con dos hijos del primer matrimonio y una hija pequeña de su segundo matrimonio, estaba en mi oficina contándome su situación financiera. Se lo veía abatido y hasta admitía vergüenza por haber llegado a este estado de deudas, pero lo que más le inquietaba era que ahora llamaban los acreedores a su casa y si su señora llegaba a enterarse con seguridad la relación se rompería, estaba seguro de que ella no podría perdonarle esta situación.
Al enamorarse se producen unas sustancias llamadas endorfinas, por ello nos sentimos felices y andamos todo el día de buen humor e incluso medio atontados; cuando estamos enamorados nos parece que nuestra pareja es perfecta y la persona más maravillosa del mundo. Esa es la diferencia entre enamoramiento y el amor, podemos decir que solo empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados. El amor requiere conocer a la otra persona con sus fortalezas e imperfecciones, implica un acto de voluntad, entrega de tiempo, dedicación, compasión y aceptación.
El amor verdadero no es ciego, está basado en la realidad, surge de poner en una balanza lo bueno y lo malo, comprender que la otra persona es imperfecta (al igual que nosotros) y a pesar de ello, decidir amarla. El amor por lo tanto es una decisión consciente que debe ser mantenida en base a la construcción recíproca y honesta de los dos miembros de una pareja, intentar una relación en base al engaño es no madurar y quedarse en la primera etapa etérea y banal que implica el enamoramiento, por lo tanto es insostenible.
Esteban ni siquiera sentía estar engañando a su esposa, simplemente él tampoco dimensionaba ni conocía exactamente el tamaño de su endeudamiento, surgido de un nivel de vida superior a su propia capacidad económica, esto lo llevo a un bicicleteo constante de préstamos y créditos de consumo financiados a corto plazo. Cabe acotar que sus gastos excesivos eran totalmente enfocados a brindar comodidades a su familia, no había desvíos de dinero por juego, alcohol o algún abuso de su parte.
Pero no se atrevía a explicar a su esposa e hijos que aquellos años en los que el dinero sobraba se habían ido. El empleo que desde hace tres años tiene no le reporta los mismos beneficios que los anteriores, además su edad le juega en contra para conseguir una nueva oportunidad laboral. Por lo tanto, si no puede aumentar sus ingresos, le corresponde definitivamente disminuir los gastos, pero la mayoría de los costos están relacionados con la vivienda y con gastos de sus hijos, por lo tanto no queda otra opción que conversar en familia.
Su temor era que su esposa no comprendería y lo vería como un fracasado, prefiriendo incluso terminar su relación; él no estaba en condiciones de volver a sufrir un divorcio y además lastimaría a su hija, ese era un precio que no estaba dispuesto a asumir.
El camino es para andar
Avanzamos en el análisis de la situación real, dimensionando el tamaño de cada deuda y visualizando un horizonte de pago de las mismas, con esa información, enmarcada en la realidad, no le quedó otro camino que enfrentar las consecuencias de sus propias decisiones de vida.
Al plantear en el presupuesto del mes su situación se vio reflejada la realidad, mantenía a su familia en nivel de calidad de vida que sus ingresos no le permitían, mes a mes utilizó las herramientas de crédito que le permitían simplemente ocultar la realidad, pero ahora las deudas eran insostenibles, por lo que no bastaba con una reestructuración de las mismas, sino con una ubicación en los gastos fijos, variables y superfluos, como se puede observar en el cuadro Nº 1.
El diagnóstico de “deudor compulsivo” fue un trago amargo, pero lo aceptó y recién allí pudo visualizar la luz al final del túnel. Tuvimos una reunión con su esposa presente, en un acto de valentía, Esteban expuso su situación, para su sorpresa, ella sonrío y en voz alta dijo que le aliviaba mucho saber que era este el motivo por el cual su esposo estaba distante, ella temía que se hubiera acabado el amor.
La predisposición de apoyar al otro, el compañerismo, la comprensión y la lealtad son algunas características del verdadero amor. Debemos aceptar que la vida es una rueda y que en los buenos momentos debemos ser cautos, avanzando con prudencia, para que cuando lleguen los malos trechos del camino, no nos golpeen sin piedad.
Recortar los gastos no será sencillo, no sufre tanto el que nunca tuvo, como el que tuvo todo y ahora pierde. No será fácil, sin embargo, cuando nos sabemos amados, respetados y apoyados, también podemos tener la seguridad de que la tormenta pasará. Si en la familia existe comunicación y diálogo sincero, los problemas serán superados con amor y paciencia. Sigamos hablando de dinero, porque así aprendemos a manejarlo mejor.
Regla
Si la persona no aumenta sus ingresos, lo que corresponde es disminuir los gastos y no recurrir a créditos, que aumenta la deuda.
Gastos
El diagnóstico de gastos fijos, variables y superfluos permite identificar y ayudar a los “deudores compulsivos”.
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