El seguro de interrupción es una cobertura diseñada para proteger a las empresas del impacto económico derivado de la imposibilidad de operar con normalidad a causa de un daño material directo causado por un riesgo asegurado (como un incendio, un desastre natural, o incluso rotura de maquinarias, según la póliza).
Su objetivo primordial no es reparar el daño físico (lo cual suele estar cubierto por el seguro de incendio del edificio), sino restablecer la situación financiera de la empresa a la que habría llegado si el siniestro no hubiera ocurrido.
En esencia compensa las pérdidas de ingresos y ayuda a cubrir los gastos fijos que continúan a pesar de la interrupción, es decir compensa la ganancia que el negocio habría generado durante el periodo de interrupción, basándose en registros financieros previos y cubre los costos operativos que la empresa debe seguir pagando a pesar de no estar operando, tales como sueldos, alquileres, impuestos, intereses, servicios así como los costos extraordinarios en los que se incurre para acelerar la reanudación de las operaciones o para mantener una actividad mínima desde una ubicación temporal (ej.: alquiler de un local provisional, costos por horas extra para acelerar reparaciones, publicidad para anunciar la nueva ubicación, etc).
Las aseguradoras suelen ofrecer diferentes formatos para cuantificar y pagar la indemnización, siendo las más comunes: a) El beneficio o margen brutos, o sea, cubre la facturación menos los gastos variables, garantizando tanto los gastos fijos como el beneficio neto. b) Gastos permanentes: previendo una lista específica de gastos fijos que deben mantenerse y c) Indemnización diaria, donde se garantiza una cantidad fija por cada día completo de paralización, sin necesidad de acreditar detalladamente la pérdida, siendo útil para pequeños negocios con ingresos estables.
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Un elemento clave en toda póliza es el periodo de indemnización. Este es el lapso de tiempo durante el cual la aseguradora pagará las pérdidas, comenzando generalmente una vez transcurrido un periodo de espera que actúa como una franquicia.
La duración de este periodo (que puede ser de 6 meses o quizás más) es crucial, ya que define el tiempo máximo que la aseguradora compensará al negocio, independientemente de si las operaciones han vuelto a la normalidad o no.
Las empresas deben elegir un periodo que refleje de manera realista el tiempo necesario para reconstruir, reabrir y alcanzar el nivel de actividad que tenían antes del siniestro. Es fundamental recordar nuevamente que el seguro de interrupción del negocio no comprende una póliza independiente, sino que actúa como una cobertura limitada o cláusula adicional (endoso) dentro del seguro de incendio y/o todo riesgo operacional. Esto es importante para comprender su activación: la interrupción debe ser la consecuencia de un daño físico (incendio) a la propiedad causado por un riesgo cubierto en la póliza principal.
En conclusión, el seguro de pérdida de beneficios o interrupción de negocio es más que una simple cobertura: es una estrategia válida de gestión de riesgos. Al proteger los ingresos y la estructura de costos fijos, asegura la viabilidad a largo plazo del negocio, permitiendo a los propietarios concentrarse en la recuperación y reconstrucción con la tranquilidad de que su estabilidad financiera está salvaguardada.
Estrategia de gestión
El seguro de pérdida de beneficios o interrupción de negocio es más que una simple cobertura. Es una estrategia válida de gestión de riesgos.
(*) Abogado