Es hora de diversificar la matriz

Durante el Panel Debate “Energía, factor clave para el desarrollo, alternativas, distribución y soluciones”, en el marco del Foro Internacional de Ingeniería organizado por el Centro Paraguayo de Ingenieros (CPI), el ingeniero Víctor Giménez, vicepresidente de la Asociación Paraguaya de Energías Renovables (APER), aseguró que el país no enfrenta una crisis energética…, sino una oportunidad histórica.

Paneles solares instalados en el Chaco ya forman parte de la diversificación de la matriz energética que se requiere.
Paneles solares instalados en el Chaco ya forman parte de la diversificación de la matriz energética que se requiere.Gentileza

Ante un auditorio técnico y estratégico –que incluyó también a Hugo Zárate (Itaipú), Guillermo Krauch (IPPSE) y Francisco Escudero (ANDE)– Giménez presentó una visión profundamente optimista, aunque no ingenua, sobre la transformación que requiere el sistema energético paraguayo para volverse más resiliente, transparente y sostenible.

Más que una urgencia, una oportunidad

“Nosotros no vemos esto como un problema o una urgencia. Lo vemos como un desafío y una oportunidad”, fue la frase que marcó el tono de toda su intervención. Para Giménez, Paraguay tiene una base privilegiada en cuanto a generación limpia, pero esa ventaja puede volverse insuficiente si no se diversifica la matriz, se descentraliza la generación y, sobre todo, se construye un marco legal que habilite una mayor participación del sector privado.

La visión de la APER es clara: la soberanía energética no solo se defiende con megavatios, sino con capacidad de gestión, reglas claras, diversificación tecnológica y distribución territorial de la infraestructura.

Descentralizar: romper con el modelo concentrado del río Paraná

Hoy la matriz energética paraguaya depende casi exclusivamente del sistema hídrico binacional, con generación concentrada sobre el río Paraná. Para Giménez, esta es una debilidad que debe corregirse cuanto antes: “Tenemos todos los huevos en la misma canasta”.

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Paraguay, insistió, tiene recursos renovables en todo el territorio: zonas con alto potencial solar, regiones con vientos aprovechables, puntos donde las pequeñas centrales hidroeléctricas pueden generar impacto local. Aprovechar esa riqueza distribuida implica crear polos de desarrollo regional, lo que además podría frenar la migración interna hacia Asunción y los cinturones de pobreza urbanos.

“Se puede industrializar el interior. Si llevamos generación a esos puntos, se genera empleo, se fijan comunidades. Es energía, pero también es desarrollo social y económico”, remarcó.

Un sistema renovable, pero rígido

Paradójicamente, Paraguay es uno de los países con mayor proporción de generación renovable en el mundo, pero también uno de los que menos ha diversificado sus fuentes. “Tenemos un sello verde, y ese sello hay que cuidarlo. Nos hace atractivos para la inversión, pero también nos exige más”, señaló Giménez.

El cuello de botella, según su análisis, está en el marco legal. “La ANDE tiene un plan ambicioso, pero no tiene capacidad de gestión para llevarlo a cabo sola. Necesita del sector privado. Necesita reglas claras y aplicables”.

En ese sentido, contó que la APER viene trabajando codo a codo con la ANDE, incluso firmando un acuerdo de colaboración. Pero ese trabajo técnico muchas veces choca con trabas normativas. “No queremos más leyes inaplicables. Tenemos que hacer leyes que funcionen, que se traduzcan en proyectos reales”, dijo.

La energía como condición para atraer y retener inversiones

Giménez fue enfático al plantear que el problema no es solo atraer empresas que quieran venir, sino retener las que ya están. La energía, explicó, es transversal: “Hoy todo el mundo necesita cargar un celular, una notebook, y cada vez más fábricas funcionan con sistemas automatizados. Menos mano de obra, más demanda energética”.

En este punto, se mostró en desacuerdo con el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, quien habría minimizado el riesgo de una pérdida de competitividad. “Si no garantizamos energía, para el 2030 podríamos perder hasta un 60% del atractivo para invertir. ¿Quién va a instalar una planta si no hay certeza energética?”, cuestionó.

Solar y almacenamiento: de “intermitente” a “complementaria”

Una de las ideas más provocadoras de la exposición fue el llamado a dejar de llamar “intermitente” a la energía solar. Para Giménez, el término genera una percepción errónea. “La energía solar no es intermitente, es complementaria. Para eso existen los sistemas de almacenamiento”, aseguró.

Justamente, la evolución tecnológica del almacenamiento energético (baterías, hidrógeno verde, sistemas híbridos) permite que las energías renovables no convencionales ganen estabilidad y predictibilidad. Paraguay, con su infraestructura básica renovable y su potencial solar, está en condiciones ideales para dar ese salto.

“Hoy la energía más cara es la que no se tiene”, sentenció, recordando crisis pasadas en las que se recurrió a generación térmica de emergencia con costos altísimos: “No queremos volver a eso. Y no necesitamos hacerlo si actuamos ahora”.

La experiencia frustrada: Ypané I y el costo de no tener reglas

El ingeniero citó como ejemplo el caso de Ypané I, un proyecto de pequeñas centrales hidroeléctricas que atrajo el interés de 11 empresas internacionales, de las cuales cinco fueron precalificadas. Sin embargo, el proyecto no avanzó por falta de claridad en el marco normativo y en el esquema tarifario.

“La energía tiene que tener un precio justo. Hoy no lo tiene. Y eso desalienta la inversión”, explicó. En ese sentido, pidió acceso al borrador de la nueva ley energética, mencionada por autoridades durante el evento, para colaborar en su formulación. “No estamos para poner palos en la rueda. Estamos para ayudar a que esto funcione”, añadió.

Paraguay en el radar: precios bajos, recursos altos

Giménez mostró datos comparativos regionales: El Paraguay ofrece energía industrial barata, impuestos bajos y una población joven. Sin embargo, eso no basta si no se traduce en proyectos concretos.

Recordó cómo Perú, tras una crisis energética en 2008, lanzó subastas. En la primera subasta, la energía solar se vendía a 221 dólares el MWh; en la segunda, ya había bajado a 120 dólares, gracias al desarrollo de una cadena industrial local. “Tenemos que aprender de esos casos. Uruguay, Argentina, Brasil ya lo hicieron. Nosotros podemos hacerlo mejor, y más rápido”, apuntó.

Lecciones del pasado: Saltos del Guairá y el precio de la improvisación

El ingeniero recordó también el episodio de 2011 en Saltos del Guairá, donde se debió instalar generación térmica de emergencia –a 500 dólares por megavatio–, a pocos kilómetros de Itaipú.

“La generación más cara es la que no se planifica. No podemos repetir errores. Estamos en el segundo tiempo, ya pasó la mitad, pero todavía podemos empatar y ganar el partido”, exclamó.

Una industria multiplicadora

La energía no es solo generación. Es transporte, transformación, empleo, logística. Giménez destacó que una verdadera industria energética moviliza a todo el aparato productivo: se necesitan caminos, obras civiles, transformadores, operadores, profesionales.

“El potencial de Paraguay no es solo energético, es industrial. Y está en todo el país: Amambay, Caaguazú, Ñeembucú tienen recursos eólicos subutilizados. Hay perforaciones geotérmicas en el Chaco. Tenemos más de 1.100 pozos con resultados interesantes”, resaltó.

Finalmente, Giménez aseguró que la Asociación Paraguaya de Energías Renovables no quiere ser solo un espacio gremial sino una plataforma de colaboración y desarrollo.

Insistió en que el país tiene lo más difícil: recursos naturales, estabilidad, precios competitivos. Pero necesita decisión política, agilidad institucional y una visión de largo plazo.

Atractivo

“Si no garantizamos energía, para el 2030 podríamos perder hasta un 60% del atractivo para invertir. ¿Quién va a instalar una planta si no hay certeza energética?”, cuestionó.

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