Frente a la posibilidad de un dólar más caro, los inversores tienden a dolarizar sus carteras para maximizar su rentabilidad total. En consecuencia, los activos en guaraníes deben ofrecer tasas más elevadas para seguir siendo competitivos. A su vez, las empresas —especialmente aquellas que generan ingresos en guaraníes— prefieren evitar el riesgo cambiario y optan por tomar deuda en moneda local. Esta doble dinámica ha generado presiones alcistas sobre las tasas en guaraníes, tanto del lado de la inversión como del financiamiento.
Una señal clara de este reacomodamiento se observa en las tres últimas subastas de instrumentos soberanos, en las que se vislumbra cada vez mayores exigencias de rendimientos en guaraníes. Por un lado, en las dos últimas subastas de Letras de Regulación Monetaria (LRM) del Banco Central del Paraguay (BCP), el 29 de mayo y 26 de junio, respectivamente, el BCP rechazó el 47% y 56% de la demanda por sus LRM, ante la exigencia del mercado de mayores rendimientos. En esta última el mercado le exigía al BCP tasas que alcanzaron el rango entre 8,00% y 9,75%, pretensiones que fueron rechazadas por la autoridad monetaria. No obstante, y en paralelo, el 25 de junio el Ministerio de Economía y Finanzas subastó Bonos del Tesoro a 10 años aceptando una tasa de 9,5% anual, lo que implica un desplazamiento de la curva de rendimientos en más de 100 puntos básicos. Este fenómeno también se ha manifestado en las tasas de certificados de depósito de ahorro en guaraníes, que venían subiendo desde mediados del año pasado, en línea con el menor ritmo de crecimiento de los depósitos en moneda local. En paralelo, los fondos mutuos han mostrado una recomposición patrimonial notable: el crecimiento de los fondos en guaraníes se desacelera, mientras que los recursos en dólares mantienen una expansión sostenida. En síntesis, cuando hay expectativas crecientes del tipo de cambio el mercado exige mayores retornos en guaraníes sin perjuicio de que la Tasa de Política Monetaria se mantenga inalterada (6,0% desde marzo de 2024).

Desde el lado del financiamiento, las empresas han intensificado su demanda de préstamos en guaraníes, ya sea para nuevas inversiones o para reemplazar deuda en dólares, impulsando un crecimiento interanual más fuerte en esa moneda. Esta presión en el crédito empresarial ha provocado que las tasas activas en moneda local se eleven.
Como reflejo de la divergencia —esto es, mayor crecimiento de la demanda de crédito en guaraníes frente a una menor preferencia por los depósitos en esa moneda— el ratio de liquidez bancaria en guaraníes ha venido disminuyendo fuertemente en los últimos meses.
En este escenario de preferencias cruzadas, surge inevitablemente una pregunta: ¿hasta cuándo se mantendrá esta tendencia? En lo inmediato, mientras los agentes del mercado consideren vigente el riesgo de un tipo de cambio al alza —como el observado desde el 2024 y primer trimestre del 2025— la dolarización de inversiones y la búsqueda de financiamiento en guaraníes seguirán marcando el pulso. No obstante, la realidad es que el dólar ha venido mostrando signos de debilidad a nivel global desde el inicio de la actual administración estadounidense, a principios de este año, cuando ciertas decisiones económicas generaron desconfianza en los mercados. Esta debilidad ha cobrado mayor fuerza en las últimas dos semanas, con caídas importantes en el precio del dólar, en respuesta a la posibilidad de que la Reserva Federal (FED) recorte su tasa de política monetaria hasta tres veces en lo que resta del año, para hacer frente a las señales de desaceleración económica en EE.UU. De persistir esta debilidad del dólar a nivel global, es altamente probable que ella se refleje en un cambio de tendencia en las expectativas sobre el tipo de cambio, como ya se aprecia en la última Encuesta de Expectativas Económicas del BCP, en la que los agentes del mercado esperan un tipo de cambio de G. 8.000 por dólar para fin de año (vs. G. 8.045 en mayo pasado).
Aunque el panorama externo sigue siendo un factor de riesgo, fundado en la incertidumbre geopolítica y su impacto en el precio del petróleo, y una cotización de soja con signos de continuar deprimido, cada vez hay un mayor consenso de que la FED adoptará una política monetaria más laxa en lo que resta del año, la que se traduciría en menores tasas de interés en dólares y en un tipo de cambio con más presiones a la baja. De materializarse las decisiones de la FED, ellas representarán también un alivio para el BCP, cuyas decisiones de política monetaria, en el marco del esquema de “metas de inflación”, ya no estarán tan condicionadas por las presiones cambiarias y la exigencia del mercado de mayores rendimientos en guaraníes.
Así, las decisiones que adopten los agentes económicos en los próximos meses estarán moldeadas por la evolución de las expectativas cambiarias, la disponibilidad de fondeo en guaraníes y las señales que emitan tanto la FED como el BCP respecto a sus respectivas políticas monetarias. Para bancos, inversionistas y empresas, ajustar sus estrategias de exposición en monedas, plazos y tasas no será solo un ejercicio de gestión financiera, sino una condición indispensable para sostener valor, liquidez y estabilidad en un entorno global cada vez más interconectado.
Dinámica
Esta doble dinámica ha generado presiones alcistas sobre las tasas en guaraníes, tanto del lado de la inversión como del financiamiento.
(*) Ingeniero economista.
robertsotoc@gmail.com