Inversiones hacia países en desarrollo llegan a su nivel más bajo en casi dos décadas

Las entradas de Inversión Extranjera Directa (IED) como porcentaje del PIB en las economías en desarrollo fueron de solo 2,3%, la mitad del nivel observado en 2008, año que marcó un pico en esta variable. En las economías avanzadas se observó desaceleración: en 2023 recibieron solo US$ 336.000 millones, su menor registro desde 1996. Por otro lado, datos del BCP revelaron que en 2023, Paraguay registró un flujo neto positivo de US$ 324 millones en inversión directa, debido a un ingreso bruto de US$ 2.326 millones frente a salidas de US$ 2.002 millones, con saldo neto que, si bien es inferior al pico de US$ 803 millones en 2022, mantuvo ciertamente la tendencia positiva.

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ABC Color

De acuerdo con el reciente informe del Banco Mundial (BM), este retroceso en la Inversión Extranjera Directa (IED) coincide con un aumento récord en los niveles de deuda pública.

Ante tal escenario, la inversión privada tendrá que convertirse en el motor del crecimiento económico, y la IED es una de las formas más productivas de inversión privada. En contraste con la necesidad de atraer capital privado, la mitad de las medidas relacionadas con la IED adoptadas por países en desarrollo en lo que va de este 2025 han sido de carácter restrictivo, la proporción más alta desde 2010. El informe también resalta la importancia de reformas estructurales y de una mayor apertura comercial para revertir esta tendencia.

Entre 2010 y 2024 se aprobaron únicamente 380 nuevos tratados de inversión, una tercera parte de los firmados en la década de 1990. Del mismo modo, el número de acuerdos comerciales se redujo a la mitad: de un promedio de 11 por año en 2010 a solo seis por año en la década de 2020.

Las economías más abiertas al comercio suelen atraer más inversión: por cada punto porcentual de incremento en la relación entre comercio y PIB, los flujos de IED aumentan un 0,6%.

En términos de impacto económico, la IED representó cerca de la mitad de los flujos externos hacia los países en desarrollo en 2023.

El BM detalla que, con condiciones adecuadas, un aumento del 10% en la IED puede elevar el PIB real en un 0,3% luego de tres años, llegando hasta el 0,8% en países con mejores instituciones, capital humano y mayor formalidad. Mientras que, en naciones que no reúnen estas condiciones, el impacto resulta significativamente menor.

La distribución de la IED continúa siendo desigual. Entre 2012 y 2023, dos tercios de los flujos hacia países en desarrollo se concentraron en solo diez naciones. China absorbió cerca de un tercio del total, seguida por Brasil (10%) e India (6%). Los 26 países más pobres apenas captaron el 2% de estos recursos.

Además, las economías avanzadas fueron responsables de casi el 90% de la IED dirigida al mundo en desarrollo durante la última década, con la Unión Europea y Estados Unidos como principales emisores.

¿Cuál ha sido la dinámica en Paraguay?

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Datos del Banco Central del Paraguay (BCP) revelaron que, en 2023, Paraguay registró un flujo neto positivo de US$ 324 millones en Inversión Directa (ID-considerado así en el país), debido a un ingreso bruto de US$ 2.326 millones frente a salidas de US$ 2.002 millones, con un saldo neto que, si bien es inferior al pico de US$ 803 millones en 2022, mantuvo ciertamente la tendencia positiva.

La descomposición por componentes reveló que el dinamismo estuvo impulsado por la capitalización de empresas, que en 2023 aportó US$ 363 millones, y la reinversión de utilidades, con US$ 286 millones, reflejo de un entorno corporativo que favoreció la retención de ganancias en el país.

En contrapartida, los préstamos netos volvieron a ser negativos (US$ 324 millones), situación que viene persistiendo en algunos años desde el 2013.

Por sectores económicos, los flujos netos positivos de ID se concentraron en la intermediación financiera, comunicaciones, industria química, sector forestal, comercio y ganadería, todos ellos alineados con segmentos que muestran expansión o modernización. Sin embargo, sectores como agricultura, elaboración de aceites, productos metálicos, servicios a empresas, cuero y calzados, minerales metálicos y metales comunes enfrentaron flujos netos negativos, reflejando desafíos estructurales o menor atractivo para capitales foráneos.

Como resultado de la dinámica expuesta, el saldo acumulado de inversión directa alcanzó US$ 8.531 millones en 2023, con un crecimiento interanual del 4%, cifra que duplica ampliamente los niveles de 2011 (US$ 4.350 millones) y triplica el valor observado en 2008 (US$ 2.473 millones), evidenciando un crecimiento sostenido en la última década. En términos relativos, la inversión directa pasó de representar el 10% del PIB en 2008 al 20% en 2023.

En cuanto al análisis por país de origen, se confirma una fuerte concentración regional: Brasil lideró con US$ 1.321 millones (15%), seguido por Estados Unidos (US$ 967 millones) y Países Bajos (US$ 930 millones), ambos con una participación del 11%.

También destacaron Uruguay (8%), España (8%) y Chile (7%), en conjunto responsables del 45% del total de saldos de inversión directa en Paraguay. Si bien esta composición revela un patrón de inversión diversificado, se destaca el peso de los socios del Mercosur y de economías avanzadas.

En conjunto, la evolución de los flujos y saldos de inversión directa evidencia un escenario positivo, donde el capital extranjero apuesta por reinversión y expansión en sectores clave. No obstante, los préstamos negativos y las caídas sectoriales reflejan la necesidad de mejorar las condiciones de inversión en sectores estratégicos aún rezagados, a fin de consolidar un crecimiento más equilibrado y sostenible.

Desafíos y perspectivas

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El informe del BM propone tres ejes de acción para los gobiernos de países en desarrollo. En primer lugar, eliminar las restricciones que dificultan la llegada de IED y mejorar el clima para la inversión. El análisis muestra que un aumento del 1% en la productividad laboral se asocia con un crecimiento del 0,7% en los flujos de IED.

En segundo lugar aumentar los beneficios derivados de esta inversión mediante fortalecimiento de instituciones, capital humano, integración comercial y formalización laboral. También se destaca el impacto positivo sobre la inclusión laboral femenina, al mostrar que las filiales locales de empresas multinacionales emplean proporcionalmente más mujeres que las firmas nacionales. Como tercera línea de acción, se plantea la necesidad de mayor cooperación internacional. Para el organismo es fundamental que todos los países trabajen en conjunto para canalizar más inversiones hacia las economías que enfrentan los mayores déficits de capital. Las instituciones multilaterales deben fortalecer su rol en este proceso, ofreciendo asistencia técnica y mecanismos financieros que reduzcan el riesgo para los inversionistas, se enfatiza en otra parte del documento de análisis.

Motor

La inversión privada tendrá que convertirse en el motor del crecimiento económico, y la IED es una de las formas más productivas de inversión privada.

Origen

En cuanto al país de origen hay una fuerte concentración regional: Brasil lideró con US$ 1.321 millones (15%), seguido por EE.UU. (US$ 967 millones).

Flujos

La evolución de flujos y saldos de inversión directa evidencia un escenario positivo, donde el capital extranjero apuesta por la reinversión y expansión.

Atraen

Economías más abiertas al comercio atraen más inversión. Por cada punto porcentual de alza en relación entre comercio y PIB, los flujos de IED trepan un 0,6%.

Laboral

Análisis muestra que un incremento del 1% en la productividad laboral se asocia con un crecimiento del 0,7% en los flujos de inversión extranjera directa.

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