Desde el punto de vista económico, el seguro también “mueve” la economía, por un lado, amparando los créditos provenientes del sector financiero y cooperativo a través de los seguros de vida cancelatorio de las deudas, que garantiza a la entidad un retorno rápido ante la eventualidad del fallecimiento del deudor. Por otro lado, evitando el exceso de ahorro y permitiendo la transferencia del riesgo del asegurado al asegurador para dar “certidumbre” a la “incertidumbre” del riesgo, liberando así los ahorros forzosos de los asegurados destinados a eventos que puedan afectar su patrimonio.
Y por último, contribuyendo al mercado de capitales, donde el mercado asegurador invirtió al cierre del ejercicio 2024, preferentemente en renta fija y variable, el equivalente a 362 millones de dólares por sus grandes volúmenes de flujo de dinero, motivado por las reservas y previsiones que las aseguradoras deben mantener por exigencias de la Ley de Seguros y las reglamentaciones de su regulador. Esto a través de complejos parámetros técnicos de solvencia que requieren las empresas de seguros para hacer frente a sus compromisos con sus asegurados en función a su tamaño y riesgos asumidos y con un plan de cuentas con indicadores mínimos de fondos que deben respaldar sus reservas así como las deudas contraídas. Es decir, debe mantener en todo momento una liquidez y acogerse a las inversiones que puedan realizar sobre esos fondos de tal manera a que el retorno de la misma sea en el tiempo suficiente para garantizar sus obligaciones, especialmente con sus asegurados.
Desde el punto de vista de su contribución en materia de siniestros pagados, el mercado de seguros ha pagado en concepto de siniestros la suma cercana a los 181 millones de dólares al cierre del ejercicio al 30 de junio de 2024, una cifra que permitió trasladar esas pérdidas a las aseguradoras activas que absorbieron los eventos siniestrales ocurridos principalmente en los seguros de automóviles, vida, incendio, transporte de mercancías, riesgos técnicos, entre otros. Esto último es sumamente importante en cuanto a que no solamente contribuye plenamente al resarcimiento de las pérdidas patrimoniales sufridas por los asegurados como consecuencia de los siniestros, sino que además “permea” naturalmente y se redistribuye de manera directa a los asegurados en concepto de reparaciones, reembolsos, indemnizaciones y contraprestaciones, e indirectamente a las empresas proveedores de autopartes y de reparaciones, firmas constructoras, liquidadores de siniestros, empresas de asistencia y demás prestadores que conforman la compleja logística que rodea a la industria del seguro.
Así vimos cómo el seguro participa activamente en el desarrollo comercial del país, y va más allá de la relación asegurativa ampliando su espectro y contribución en todo el comercio, la industria, la agroindustria y el sector financiero.
Participa
El seguro participa activamente en el desarrollo económico del país y contribuye, además de en el comercio, en la industria, agroindustria y en el sector financiero.
(*) Abogado.