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Desde la creación en 2005 del Consejo de Contadores Públicos del Paraguay, la idea central al formar esta agremiación técnica fue dotar a la comunidad toda (no solo a contadores, sino empresarios, universidades, institutos) de normas contables y de auditoría (de forma real, física y bajo estándares internacionales) para el uso en el Paraguay por parte de una inmensa cantidad de empresas y auditores que, al no ser regulados, no cuentan con un marco contable de cumplimiento mandatorio para preparar estados financieros y un marco guía para la auditoría financiera. Todo lo contrario ocurre en los otros sectores regulados, llamase BCP, CNV hoy SIV bajo BCP, Incoop, etc., que tienen marco contable y de auditoría, pero hoy muy desfasado.
Es así que en agosto de 2008, el Consejo publica la primera edición de las Normas de Información Financiera aplicables al Paraguay, con adaptación a las reglas de medición y revelación exigidas por las normas internacionales. Esta edición fue cercanamente seguida por International Accounting Standard Board. También en esa época se emiten las Normas de Auditoría. Ahora bien, estos esfuerzos de publicación son loables, pero es sabido que los gremios contables en el país no tienen facultades legales para emitir normas contables de aplicación obligatoria. Este tema relevante a la hora de entender el contexto del porqué las normas contables y de auditoría, para sectores no regulados, no tuvieron ni la aplicación ni celeridad requerida en las circunstancias para su aplicación.
De acuerdo con esta primera edición, en el prólogo del mismo (páginas que pocos leen, pero muchos critican el contenido) rezaba acerca de las Normas de Información Financiera (NIF) del Consejo: I) “… un primer paso hacia la aplicación generalizada de las NIIF (Normas Internacionales de Información Financiera emitidas por IASB)”.
II) “… ausencia de mercados maduros de capitales y de commodities en el país limita el uso generalizado de valores corrientes en la República del Paraguay…”.
III) “… en el esfuerzo de acompañar la formalización de la economía, la existencia de un cuerpo ordenado de normas técnicas contables que ayuden a los contribuyentes y al fisco a utilizar un lenguaje común respecto a la información financiera utilizada para la liquidación de los impuestos correspondientes…”.
En este breve historial evolutivo de las normas contables del Consejo, un hito relevante ocurrió en 2019, cuando la otrora CNV, hoy Superintendencia de Valores, mediante su estructura jurídica y coercitividad de cumplimiento de sus resoluciones, catapultó a las NIF del Consejo como una opción válida para la aplicación en el ámbito del mercado de valores en el país.
En efecto, la resolución primigenia de la otrora CNV CG Nº 18/2020 daba como opción a las SAECA o SAE a elegir entre las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS Foundation), US GAAP (normas contables estadounidenses) y a las Normas de Información Financiera (NIF) emitidas por el Consejo. También promovió la aplicación de las normas de auditoría (NA). Una radiografía a hoy indica que, de aproximadamente 115 emisores en el mercado de valores del país, 4 aplican IFRS en sus estados financieros y el resto las Normas del Consejo. Este hecho relevante nos lleva primero a seguir agradeciendo a la ex-CNV por exigir el uso y aplicación de dichas normas en el mercado de capitales del país.
Ahora bien, basados no solo en el compromiso original de erigirse las NIF y las NA del Consejo como un puente a las NIIF y su aplicación, aún cuando algunos pueden argumentar que solo 111 empresas aplican NIF en el mercado de valores, y sumado un par de empresas privadas más que ya adoptan, según estimaciones no probadas mediante estudio técnico, es tiempo de cruzar este puente a IFRS. En efecto, un hecho relevante en este transitar del país en la aplicación de las NIIF fue que en marzo de 2022, el BCP publica sus primeros estados financieros 31 de diciembre de 2021 y 2020, y lo socializa aplicando las NIIF, “… aplicación sin reservas ni restricciones – como exige la NIIF 1 de primera adopción”.
Por tanto, basado en todo lo expresado más arriba, y volviendo a la primera línea, no solo los inversores globales sino los empresarios locales necesitan de esta información financiera bajo estándares internacionales para que sus análisis de riesgos y viabilidad de proyectos, sean directos, y no entrar en procesos de conversión que llevan su tiempo, lo que pone en riesgo la decisión de invertir o no.
Los inversores también precisan que las auditorías sigan normas internacionales de auditoría (NIA). Por ejemplo, viendo esta necesidad de mercados no tan complejos, IFAC publicó en diciembre 2023 las NIAs para auditoría de estados financieros para entidades menos complejas. Este es el presente y el camino a transitar que depende de nosotros, debemos trabajar en segmentar el mercado (no solo por ingresos, sino por sus complejidades) sus aplicaciones, pequeñas, medianas, y grandes empresas. Cada uno de estos segmentos tienen sus peculiaridades por lo que la gradualidad y previsibilidad de sus aplicaciones requiere preparación para ello.
En conclusión, hoy más que nunca debemos esbozar planes, segmentaciones del universo de empresas a aplicar y cronogramas de implementación y migraciones a las NIIF y las NIA. Esto debido no solo a que los inversionistas globales lo requieren, sino que también las empresas locales líderes en su segmento deben utilizarlas porque les permite un análisis de gestión más real y les presenta patrimonios más razonables que sean punta de lanza para la valoración de estas para cualquier proceso de fusiones o adquisiciones muy en boga en los últimos meses.
Normas
Formalización de la economía con la existencia de un cuerpo ordenado de normas técnicas contables que ayuden a todos los sectores.
Riesgo
Inversores globales como empresarios locales necesitan de información financiera bajo estándares internacionales para su análisis de riesgo.
(*) Presidente del Consejo de Contadores Públicos del Paraguay, vicedecano de la Facultad de Ciencias Cont., Adm y Econ. UC.