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Se escucha decir: ¡Todo está monitoreado! Una expresión propia de los tecnócratas que fueron desplazando a los economistas, al punto que hoy tenemos eso; tecnócratas, o lo que es lo mismo, los que prefieren usar y disponer el dinero de los demás al servicio de un ente superior, el Estado.
“El déficit no es de preocuparse, dicen, porque podemos apelar a la maquinita del banco central o seguir endeudándonos o, mejor, subimos los impuestos”. ¡Mentiras y viejas falacias!
Además lo del monitoreo tampoco es cierto. Esa adenda al Presupuesto 2024 enviada por parte del Presidente de la República para aumentar G. 5 millones los sueldos de senadores y diputados sobre los que hoy perciben, beneficio que también favorecerá al Ejecutivo, es solo para muestra, un botón.
Propuesta
En razón a que no existe coherencia alguna entre lo que el Ejecutivo propone en la adenda presupuestaria y un programa sensato de austeridad para el mejoramiento del gasto público, considero que la ciudadanía expresada mediante el pueblo tiene derecho a defenderse.
La defensa de nuestros derechos frente al poder gubernamental se puede llevar a cabo y es absolutamente posible conducirla a la práctica mientras todavía existan hombres y mujeres patriotas que comprendan la filosofía, la política y la economía de la libertad donde el hombre libre y ciudadano es el centro de la sociedad y no el Estado. Por tanto, esta sería sucintamente mi propuesta: cualquiera sea el monto en sueldos aprobado por el Congreso para sus miembros o para cualquiera de los demás poderes del Estado, tendrá vigencia y se percibirá en el siguiente período gubernativo.
Ocurre que en lugar de proponer un programa de austeridad y control del gasto despilfarrador, el Ejecutivo pretende más dinero para aquellos que precisamente son los más beneficiados y encargados de hacer prácticas de despilfarro.
Partidos políticos, economía y estatismo
Las razones de esta tendencia estatista y tecnocrática se encuentran en que cuanto más Estado exista en vez de libertad económica, los gobernantes buscarán maximizar todavía más sus propios intereses y no precisamente los de la ciudadanía como usual e ilusamente algunos siguen creyendo.
El problema está en que así es como el estatismo tecnocrático agravia a la población puesto que, por ejemplo, se afecta de un modo y otro la creación del ahorro y la inversión, base de la creación de empleos y mejora en los salarios.
Si se sigue considerando que el ejercicio de la política se lleva a cabo únicamente cada cinco años al momento de hacer uso del voto, entonces no debería extrañarnos que los políticos subestimen cada vez más a la población y esta repudie a la democracia constitucional que no le da respuesta. Esto es peligroso, puesto que muchos terminan por considerar que resulta mejor un gobierno autoritario que aquel limitado y controlado según el marco constitucional.
Los partidos políticos al respecto tienen suma importancia en este contexto. Los partidos políticos deben ser un espacio abierto para expresar ideas y propuestas. El ciudadano que no forma parte de las agrupaciones políticas, de ese modo, se percata que los temas públicos requieren del debate permanente. Esta es la manera de construir una ciudadanía más educada, crítica y vigilante. El ciudadano sabe que no es bueno para él y su familia otorgar “cheques en blanco” al político de turno. Ocupar un cargo electivo o administrativo en el gobierno, cualquiera sea, debe ser motivo de mérito y honor. Sin embargo, es preciso comprender de igual modo que cuanto más Estado tengamos, los políticos tendrán todavía más incentivos para defender sus intereses y los de los grupos que de ellos dependen, y todo con el dinero ajeno.
De ahí que cuanto más alto sea el presupuesto sin contrapartida de servicios ni transparencia ni rendición de cuentas como en el presente, la política irá perdiendo su sentido y la politiquería ocupará cada vez más un espacio preponderante. Se incrementarán la corrupción y los privilegios, todo lo cual termina en destruir la igualdad ante la ley. Es por eso que la economía es vital para la comprensión del poder. De hecho, si la macroeconomía está separada del análisis del comportamiento de los individuos y empresas, conlleva a errores como los que se está cayendo a la fecha cuando se persiste en seguir con medidas populistas como la referida adenda del Ejecutivo al Presupuesto del año que viene.
Una buena macroeconomía, es cierto, garantiza el funcionamiento en su conjunto de la economía para tener alguna certeza sobre ciertos agregados; no obstante, es insuficiente. El crecimiento económico está supeditado a la libertad económica y esta depende de qué tanto sigue creciendo el Estado con relación al capital generado por el sector privado. Precisamente lo que el Ejecutivo hace con su adenda citada anteriormente.
Pronto sabremos si el Legislativo es capaz de parar esta maléfica estrategia del Ejecutivo, o quedan seducidos los congresistas por los cantos de sirena y no tanto. ¿Por qué será que el Ejecutivo remitió esta adenda?
Gasto
En lugar de proponer austeridad y control del gasto despilfarrador, el Ejecutivo pretende más dinero para los que precisamente son los más beneficiados y encargados de hacer prácticas de despilfarro.
(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas.