La desaparición del Salto del Guairá

El enorme daño provocado por el ex imperio de Portugal, actualmente República Federativa de Brasil, a la República del Paraguay, hasta hoy día es imposible cuantificar.

Se sacrificó un maravilloso ecosistema boscoso, con diversas faunas, albergue de  comunidades nativas.
Se sacrificó un maravilloso ecosistema boscoso, con diversas faunas, albergue de comunidades nativas.Archivo, ABC Color

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Destruida y desmembrada la comunidad social como consecuencia de la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), el Paraguay soportó una nueva desmembración territorial como secuela de la invasión militar brasileña a las cataratas del Salto del Guairá, en junio de 1965. La propiedad del Salto del Guairá no había sufrido modificación alguna, de acuerdo con los límites trazados con Brasil en el Tratado de 1872.

Destituido el presidente João Goulart (1961-1964), el nuevo Gobierno, para hacer viable el proyecto de explotación hidroeléctrica del río Paraná, requería sumergir en el lecho del río Paraná las cascadas del salto, maravilloso ecosistema boscoso con diversas faunas, albergue de numerosas comunidades nativas.

Para asegurarse del dominio del Salto, el Gobierno militar brasileño irrumpió al este del territorio nacional, el 17 de junio de 1965.

En el afán de legitimar la invasión al Paraguay, cuestionado internacionalmente, el Brasil contó con la ayuda del Gobierno del general Stroessner. El canciller, Raúl Sapena Pastor, firmó el Acta Final de Foz de Iguazú el 22 de junio de 1966. En el documento, redactado por la cancillería brasileña, el Brasil se hizo copropietario de Salto del Guairá.

La cascada más grande tenía una altura de 40 metros y junto a las otras seis, de gran altura, conformaban Sete Quedas, de donde proviene su nombre en portugués. Hoy, a 41 años de su desaparición, numerosos expertos coinciden en que el desvanecimiento de los numerosos saltos fue el mayor ecocidio de la historia.

Se sacrificó un maravilloso ecosistema boscoso, con diversas faunas, albergue de  comunidades nativas.
Se sacrificó un maravilloso ecosistema boscoso, con diversas faunas, albergue de comunidades nativas.

El Tratado de Itaipú es el instrumento jurídico tendenciosamente interpretado a vista y paciencia de las autoridades paraguayas.

El derecho de adquisición, de la energía no utilizada, aplicada unilateralmente por el socio condómino, impide al Paraguay el pleno ejercicio de su soberanía energética. La falta de la esclusa de navegación, contraria a la libre navegación del río Paraná, contribuyó con la mediterraneidad del Paraguay.

La libre utilización de los recursos naturales del país, hasta hoy día postergada, convierte al Paraguay en un convidado de piedra de Brasil. La expresión idiomática castellana “ser el convidado de piedra” se refiere al invitado incómodo o marginado, sin voz en la empresa binacional.

Revisando las disposiciones del Anexo C -que debe determinar la tarifa del servicio de electricidad, a cincuenta años del inicio de la construcción de la represa y una vez honradas las deudas- la tarifa actual de la electricidad debe disminuir más de la mitad, 62% menos.

Al fin, con la revisión del Anexo C, tanto consumidores brasileños y como paraguayos podrán abonar por la electricidad proveída por Itaipú al costo de su producción, una oportunidad propicia para completar las necesidades de electrificación de las actuales industrias del país.

Es imperativo transparentar los documentos oficiales de Itaipú. Dichos documentos, acomodados para su difusión pública conforme a los intereses del Consejo de Administración y el Directorio Ejecutivo, se prestan a la confusión. Muchos de estos datos, proveídos por la entidad, generalmente distorsionados, deben ser objeto de minuciosos exámenes habida cuenta de que en ellos detectamos las múltiples estafas ocasionadas al Paraguay.

Invasión

El Paraguay soportó nueva desmembración territorial debido a la invasión militar brasileña a las cataratas del Salto del Guairá, en junio de 1965.

Dominio

Para asegurarse el dominio del Salto del Guairá, el Gobierno militar brasileño irrumpió al este del territorio nacional, el 17 de junio de 1965.

Ecocidio

Hoy, a 41 años de su desaparición, varios expertos coinciden en que el desvanecimiento de los numerosos saltos fue el mayor ecocidio de la historia.

juanantoniopozzo@gmail.com

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