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Hay un consenso entre los analistas de que el crecimiento económico mundial será del 1,7% en 2023. En el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) coincidimos con ese pronóstico, y en el caso especialmente de América Latina y el Caribe prevemos que 2022 cerró con un avance en promedio de 3,5%, y para el presente año una desaceleración por debajo del promedio mundial, ubicándose en 1,3%. Elevada inflación, tasas de interés al alza, la desaceleración de los precios de las materias primas y la incertidumbre geopolítica son algunos de los factores que inciden en esta proyección.
La inflación que subió como palma en 2022 -en niveles no vistos en décadas- no caerá como coco este año. Habrá una senda de recuperación paulatina, pero persisten algunas presiones inflacionarias, por lo que se mantendrá en la mayoría de los casos por encima de las metas de los bancos centrales, lo cual conllevará a que las tasas de interés sigan en niveles altos.
El aumento generalizado de los precios, pero especialmente del transporte y los alimentos, ha erosionado el poder adquisitivo de los hogares, en particular de los más vulnerables, que aún se recuperan de los efectos de la pandemia. Esto ayuda poco para revertir el aumento de la pobreza y la desigualdad en la región, ya obstaculizadas por la mayor debilidad del crecimiento económico.
El incremento de la inflación y los efectos de la pandemia dejaron un espacio fiscal cada vez más limitado que exigirá que las autoridades equilibren la necesidad de proteger a los más vulnerables con el restablecimiento de la sostenibilidad de la deuda en el mediano plazo. Los déficits fiscales retrocedieron en la mayoría de los países y, junto con el crecimiento del producto nominal, determinó una caída del endeudamiento en la región a 69% del PIB en 2022, luego del máximo de 77% alcanzado en 2020.
América Latina y el Caribe enfrentan el desafío de crecer, con fuerza y de manera continua, para sacar a millones de personas de la pobreza. Lo más probable es que este año no lo hagamos, pero sí tenemos cómo lograrlo en el mediano plazo. Por ejemplo, alcanzar ganancias de productividad es probablemente la mejor herramienta para alcanzar este objetivo y mejorar la desigualdad. Un crecimiento con productividad eleva los salarios y fomenta la creación de empleos de calidad, lo que reduce la dependencia económica de los hogares pobres a empleos informales y deficientes.
El desarrollo sostenible demanda crecer, incluir y proteger el medio ambiente. Estos desafíos no operan de manera aislada; al contrario, hay importantes interacciones entre ellos, por lo que hay riesgos de caer en trampas de desarrollo económico difíciles de superar; pero también existe la posibilidad de que mejoras en una dimensión se propaguen hacia otras, promoviendo círculos virtuosos que son indispensables explotar para alcanzar el desarrollo deseado.
América Latina y el Caribe pueden liderar estos círculos virtuosos y ser una región solución, sobre todo en alimentos y energía. En CAF tenemos clara esta oportunidad y por eso nuestra agenda estratégica al 2026 tiene como ejes centrales ser el banco verde y de la reactivación económica y social de la región. El año pasado aprobamos más de US$ 14.000 millones en créditos y este año seguiremos trabajando de la mano de aliados estratégicos para canalizar más recursos, asistencia técnica y conocimiento que nos permita mejorar la calidad de vida de nuestra gente.
Un ejemplo del compromiso por construir alianzas de largo plazo es el encuentro entre los 60 ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) y los latinoamericanos y caribeños que estamos organizando con ocasión de la presidencia española del Consejo de la UE, con la finalidad de tender puentes para alinear intereses, sincronizar agendas de desarrollo, estrechar lazos geopolíticos y potenciar las relaciones comerciales entre Europa y América Latina y el Caribe.
No podemos conformarnos con el débil crecimiento alcanzado en la última década y el que nos depara este año. Tenemos que acelerar el paso. Tenemos las bondades de la naturaleza y su biodiversidad, el talento del capital humano y claras las iniciativas que debemos priorizar para hacerlo. Debemos alcanzar mínimos consensos para mejorar el presente de millones de latinoamericanos y caribeños que día a día reclaman por un mejor futuro.
Débil
No podemos conformarnos con el débil crecimiento alcanzado en la última década y el que nos depara este año. Hay que acelerar el paso.
Pobreza
América Latina y el Caribe enfrentan el desafío de crecer, con fuerza y de manera continua, para sacar a millones de personas de la pobreza.
2023
En América Latina, el CAF prevé que 2022 cerró con avance en promedio de 3,5%, y para el 2023 una desaceleración por debajo del promedio mundial, en 1,3%.
(*) Presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).