¿Puede el Paraguay transformar su energía en desarrollo?

El Paraguay atraviesa una importante coyuntura, en la que está atrayendo la atención de grandes inversionistas internacionales. Un gran potencial energético le otorga el hecho de ser copropietario, por partes iguales, de las hidroeléctricas, Itaipú (14.000 MW) y Yacyretá (3.100 MW), que comparte con sus vecinos Brasil y Argentina. A esto se suman las actuales obras de infraestructura de transmisión y distribución que realiza la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), que permitirán la utilización de toda la electricidad que generan las binacionales en el territorio paraguayo.

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La utilización de la energía solar es otra de las opciones que se suman. La industrialización, sobre todo “verde”, no debe ignorarse, porque es el camino que señalan analistas e investigadores locales e internacionales, en consonancia con las tendencias que ganan espacio en el planeta. Sin embargo, el Gobierno parece que aún titubea para decidir qué rumbo debe tomar.

Próximo a terminar de pagar la deuda por la construcción de la hidroeléctrica Itaipú, su principal fuente de energía renovable, el gran debate que se está dando en ámbitos académicos, empresariales y políticos, es qué camino debe tomar el país, inclusive con un perspectiva de largo plazo, para aprovechar el 50% de la energía que le corresponde en la central que comparte con Brasil.

El fin de un costo monumental, que con las cargas financieras se calcula que ronda los US$ 60.000 millones, podría traducirse en una reducción considerable del precio que pagan la ANDE y ENBPar (la reemplazante de Eletrobras) por la potencia, al aplicarse lo que estipula el Anexo C de su Tratado. Sin embargo, el Gobierno paraguayo aún no da señales sobre qué buscará en la revisión de ese anexo.

En un contexto nacional y mundial muy distinto al de 1973, cuando se firmó el Tratado de Itaipú, Paraguay más que nunca necesita hoy que despegue su economía haciendo uso de una de sus riquezas naturales y tecnológicas más importantes, y a la vez, adecuarse a algunos de los retos internacionales, como la descarbonización.

El desafío es aún mayor, cuando según las estadísticas que maneja el Viceministerio de Minas y Energía del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (VMME) en su Balance Energético Nacional 2021, el Saldo de la Balanza Comercial en términos de energía equivalente (diferencia que existe entre el total de las exportaciones e importaciones de un país), resulta negativo por primera vez en los últimos 35 años al exceder las importaciones de energía registradas en un 33,6% a las exportaciones. “Lo anterior modifica el perfil del Paraguay como país exportador neto de energía que pasa a ser país importador neto de energía”, señala el resumen del viceministerio de referencia.

Esta nueva realidad se explica porque el Consumo Final de energía en el año 2021 creció 6,3% respecto al año 2020. “El citado crecimiento respecto al año 2020 es resultado básicamente de la expansión en 13,8% en el consumo de productos derivados del petróleo”, puntualiza el documento.

¿Qué implica la descarbonización?

La descarbonización implicará el uso generalizado de la electricidad con cero emisiones de carbono, la electrificación de cerca del 50% del uso final, el uso de combustibles verdes basados en el hidrógeno y los biocombustibles (combustibles producidos con electricidad con cero emisiones de carbono), entre otras acciones, explica la “Evaluación y Planificación del Sector Energético del Paraguay: Vías de Descarbonización”, publicación elaborada por un equipo liderado por el reconocido economista estadounidense Jeffrey Sachs.

En Paraguay, no obstante, la realidad es que la electricidad de origen renovable sigue representando solo una proporción pequeña, de apenas 18% de la demanda final de energía, ocupando el tercer lugar después de la biomasa (leña, carbón y otros), con el 41%, y los combustibles fósiles, con otros 41%, de acuerdo con la estructura de la matriz energética 2021, del VMME. Es así que nuestro país, que genera energía limpia y renovable, le cede a Brasil y Argentina sus excedentes por una tarifa menor a US$ 10 por MWh. Pero mientras, en 2020 la factura por importación de petróleo fue de US$ 1.300 millones, de acuerdo a la citada publicación “Vías de Descarbonización”.

¿Hacia dónde ir?

Desde el gobierno encabezado por Mario Abdo Benítez no hay una definición clara sobre qué camino se tomará como nación, porque algunas acciones parecen indicar que optará por un sentido, pero otras dejan la inquietante sensación de la incertidumbre.

Lo concreto es que la tendencia mundial sugiere orientarse hacia las tecnologías de transporte basadas en la electricidad. Se estima que para 2030, el 84% de las ventas mundiales de autobuses serán eléctricas. Además se espera que la comercialización de vehículos livianos eléctricos con batería (BEV) superen a las de los rodados tradicionales, con motor de combustión interna, hacia mediados de la década de 2030, según el informe Sachs.

Mientras eso se ve en el mundo, la administración de turno de nuestro país vetó totalmente la “ley de incentivos y promoción del transporte eléctrico en el Paraguay” en julio de este año. El argumento fue la posibilidad de una caída de la recaudación del Fisco al disminuir los tributos en la importación de vehículos eléctricos e híbridos. Según el viceministro de Industria, Francisco Ruiz Díaz, el rechazo se dio porque planteaba incentivos a la importación de vehículos eléctricos, sesgando la producción nacional.

En este sentido, cabe resaltar que en Paraguay no existe producción de vehículos eléctricos, apenas un convenio firmado recientemente con el Gobierno coreano para la implementación de un “Centro Tecnológico Automotriz”, con énfasis en movilidad eléctrica”, con US$ 16 millones que serán donados y ejecutados por Corea. “El proyecto contempla la formación de profesionales y como proyecto piloto, se fabricarán buses y pequeñas camionetas eléctricas”, manifestó el embajador del país asiático, In Shik Woo.

Para el presidente de la Cámara de Distribuidores de Automotores y Maquinarias (Cadam), Miguel Carrizosa, quien también importa vehículos eléctricos e híbridos, estos últimos son el camino natural para llegar a los full eléctricos. Explicó que en la ciudad ahorran 50% de combustible derivado del petróleo y también reducen en 50% la contaminación ambiental, además de ser todavía más económicos, por lo que lamentó la decisión del Poder Ejecutivo respecto a este tema.

Contexto

En un contexto nacional y mundial muy distinto al de 1973, cuando se firmó el Tratado de Itaipú, Paraguay más que nunca necesita hoy que despegue su economía.

Incierto

Desde el Gobierno encabezado por Mario Abdo Benítez no hay una definición clara sobre qué camino se tomará como nación, porque algunas acciones parecen indicar que optará por un sentido, pero otras dejan la inquietante sensación de la incertidumbre.

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