El gobierno profundiza la crisis en pleno proceso electoral

Lo lógico y hasta natural es que los gobiernos que deseen ser nuevamente votados intenten llevar a cabo medidas de reactivación de la economía de modo a que la gente sienta los cambios en sus bolsillos, en sus empleos y en la seguridad.

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Esto, por lo general, es lo que debe darse. Pero los hechos prueban fuera de toda duda razonable que no es el caso del presente gobierno. Precisamente, en vez de poner en marcha medidas que posibiliten salir de la ralentización económica que se va pareciendo cada vez más a una estanflación (una mezcla de recesión, desempleo e inflación), lo que tenemos es un escenario de más combustible al fuego o lo que es lo mismo, que todo esto se descomponga aún más, total a los burócratas y políticos les da igual.

La ampliación de “ayudas sociales”, el persistente endeudamiento y la reciente postura en la Cumbre del Mercosur consintiendo la política del Arancel Externo Común (AEC) contradiciendo la posición correcta de Uruguay, son ejemplos que muestran de cuerpo entero aquella maléfica actuación estatal.

Se supone que las cooperaciones en materia de subsidios son temporales y su éxito se encuentra relacionado a que menos gente reciba dichas ayudas, mostrando que ahora están mejorando según sus capacidades y condiciones de vida. ¡No! Lo que se tiene es más paquetes de ayuda, más dinero a repartir, más gente dependiente del poder gubernamental.

Y ciertamente al Estado y en particular al Ejecutivo y al Congreso les da igual. Para ellos la situación por la que atraviesa el país es una etapa más de las demasiadas a las que nos tienen acostumbrados nuestros gobernantes. Como no poseen ideas claras renovadoras de cambio, ni liderazgo ni menos valentía, pues a lo que se dedican es a recostarse sobre el sector privado, las pequeñas y medianas empresas, el sector agropecuario, de servicios y otros. Saben que son las familias las que con sacrificio y pese a todo deberán llevar el pan a sus hogares.

Mientras tanto...

Mientras el gobierno le sigue poniendo “palos a la rueda”, la gente no para en la afanosa tarea de llevar el pan a sus hogares. Esto implica trabajar más de ocho horas, tener que desvelarse por las calles inseguras para llegar a su trabajo así como tratar de no despedir gente y lograr alguna que otra inversión o mejora. Eso se dará porque de lo contrario se cae todo, pero aún así y viendo este escenario, el gobierno compuesto de políticos y burócratas sigue de brazos cruzados, total eso de crear riqueza, empleos y mejores oportunidades lo harán los demás, el sector privado, los individuos, las familias y las empresas.

En este específico contexto, el gobierno, sin embargo, no solo se equivoca sino también está cometiendo un error mayúsculo. Además de perjudicar de modo directo a la gente con su manifiesta ineptitud, también está incentivando un proceso de descomposición social económica y hasta política para que haya más intervencionismo estatal.

Desde luego en el pensamiento estatista que prevalece a la fecha, el Estado adquiere un rol preponderante, que en lugar de convertirse en un árbitro también actúa de jugador. Esta doble actuación hace desestimular la iniciativa y el emprendedurismo de los verdaderos creadores de riqueza, los que todos los días cuidan de sus negocios, ya sea que estos sean pequeños, medianos o grandes.

Ahora mismo

Desde el vamos hay que ser precisos, no solo apuntar sino dar en el blanco, situación que como sabemos le tiene sin cuidado al Estado porque al final y al cabo todo lo hacen con nuestro dinero.

Si hay algo que no se realiza ni por asomo es precisamente tomar en cuenta lo que Cicerón prescribía: “Los que gobiernan a un pueblo no hallarán medio más fácil para granjearse sus simpatías que una vida austera”. Marco Tulio Cicerón (Nacimiento en el 106 a. C.), político, filósofo, escritor y orador romano. Se lo considera uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la república romana

La reactivación estatal es un grave error. El Estado paraguayo no puede hacerse cargo de la economía. Lo correcto es aplicar medidas de “supply side” (economía de la oferta), las que tendrán éxito mientras no sea tarde.

En tal sentido, resulta necesario tomar en cuenta que la proporción de más del 50% en categoría de informalidad económica, donde de cada 10 trabajadores apenas 2 cuentan con seguridad social, no es un tema menor. Todavía más, con especial énfasis es necesaria la debida atención hacia los que viven el día a día y a quienes a muchos las ayudas estatales no les llegan, y si lo hacen, no son suficientes.

En cuanto se refiere a la política fiscal y monetaria. Para el primer caso, se deberán tomar los recaudos en los niveles de endeudamiento externo haciendo énfasis en la eliminación del mal gasto público y, en cuanto a lo segundo, se podría apelar a la expansión de la base monetaria para evitar una contracción todavía más fuerte de la actividad económica de modo a que la recesión no se vuelva más profunda y dure más, siempre y cuando se siga la regla de Friedman y Hayek para mantener el nivel de precios.

El facilismo para lo peor

Igualmente, la mejor forma rápida y sostenible en el tiempo de salir de esta recesión está en considerar como premisa correcta que el progreso es en todo momento obra de los individuos y las empresas siendo la función del Estado cumplir con el principio de contraprestación, eficiencia y transparencia en el uso de los recursos, a lo que agrego una última: que se tomen en cuenta los efectos de una medida no solo a corto plazo sino también sobre sus consecuencias en el mediano y largo plazo.

Se debe ahora mismo aliviar la presión tributaria sobre los contribuyentes. Bajar el IVA y el Impuesto a la Renta Personal (IRP) y el empresarial. Por cierto, el IRP debe ser derogado y cuanto antes mejor.

Pero si el gobierno sigue seducido por los cantos de sirena del facilismo, lo que se tendrá es un efecto placebo que luego no podrá contener el dolor.

Es inaceptable lo que han hecho los gobernantes estatistas de nuestro país. El desprecio hacia sus emprendedores es la prueba del costo corrupto de la política. Todavía son muchos los que desprecian el éxito.

Una genuina activación de la economía requiere apoyar a los emprendedores dotándoles de un marco o institucional de libertad económica porque son los empresarios, pequeños, medianos y grandes, los que están en todas partes, en las calles, en las tiendas, mercados, talleres, bancos, fábricas, granjas, etc., los hacedores de progreso.

Error

Reactivación estatal es un grave error. El Estado no puede hacerse cargo de la economía. Lo correcto es aplicar medidas de “supply side”.

Corrupto

El desprecio hacia los emprendedores es la prueba del costo corrupto de la política. Todavía son muchos los que desprecian el éxito.

(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.

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