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Siendo que uno de los principales componentes de la tarifa es el servicio de la deuda y el mismo está a punto de extinguirse por el cumplimiento de las obligaciones, por lo tanto, no existe un justificativo técnico para obligar a nuestra contraparte a aceptar una tarifa artificial, entonces estimados amigos, recurramos a alternativas de propuestas que puedan seducir a nuestro socio condómino.
No consigo aún adivinar los hechos que sucederán, pero sí puedo presumir. La idea de los nuestros, aparentemente, es la de obtener beneficios monetarios directos, es decir más remesas parecidas a regalías, hasta hoy dinero fácil, sin retorno sustentable y de uso discrecional. Siendo que un mero pensamiento lógico nos conduce a concluir que la proporción de este tipo de componente en una tarifa no puede ser más de un 20% del total, valores muy superiores como un 60 a 70% sería una verdadera deformación del costo del servicio de electricidad de la central.
Una alternativa que se me ocurre sería incluir el concepto de renta en los costos del servicio, sin embargo, tropezaríamos con una modificación sustancial del modelo de negocios con la que fue creada la Itaipú Binacional, es más, la esencia del funcionamiento financiero de la binacional se basa en el hecho que es una empresa sin fines de lucro, su costo debe ser igual a su ingreso por comercialización de su producto.
Llegar a un momento de transición en la vida del patrimonio energético más importante de nuestra historia sin una agenda, una visión, un portafolios de ideas, un equipo de negociadores altamente entrenados para confrontar a una poderosa comitiva, indica una peligrosa vacilación de nuestra parte.
Tampoco surgen ideas creativas e innovadoras de los detractores de la Itaipú, todos apuntan a lo mismo, conseguir beneficios a cambio de nada.
En cuanto al sinceramiento, queda claro que el diseño financiero de la entidad es una de las más efectivas para este tipo de emprendimientos, los resultados están a la vista, sin embargo si la idea de algunos sectores de la sociedad es recibir remesas por fuera del esquema propio de la Itaipú, debo decirles que conociendo a nuestra contraparte es muy escasa la posibilidad de un acuerdo; por el contrario, si la propuesta es generar divisas mediante el apalancamiento del activo de la central, la alternativa sería mucho más viable, por consiguiente la franqueza en los negocios es vital, el camino a mi saber es la propuesta de nuevos desafíos binacionales, para lo cual se requiere incurrir en nuevas deudas para aplicarlas en inversiones empresariales sustentables de la talla de Itaipú, sin olvidar que el manejo de los recursos financieros será siempre en conjunto, los beneficios privados a través de remesas directas tendrán que esperar, sin embargo el flujo de caja será una consecuencia una vez que se implanten los proyectos en tiempo y forma.
No debemos temer a la sagacidad de nuestro socio condómino, al contrario, es momento de que desarrollemos la creatividad acorde a la altura de la contraparte, nuestra margen dispone en su cantera de profesionales de carrera, compatriotas que pueden hacer frente a la maquinaria de la contraparte son contados, es cuestión de hacer uso de sus servicios.
A mi juicio el Brasil es el mejor socio que pudiéramos aspirar, obviamente es un país que defiende sus intereses, no es una fundación de beneficencia, es claro que debemos ganarnos cada espacio de negociación, nuestras constantes lamentaciones por las oportunidades perdidas deben ser desterradas de nuestro léxico, el porvenir debe ser nuestro lema, el derecho a ello se consigue, mereciendo.
El mejor
“Brasil es el mejor socio que pudiéramos aspirar, obviamente es un país que defiende sus intereses, no es una fundación de beneficencia”.
(*) Itaipú Binacional – ex Superintendente - UC.GP