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–Xi Jinping dijo en enero que la República Popular China está dispuesta a usar la fuerza militar para obligar a Taiwán a someterse. ¿Es una amenaza real?
–Desde el punto de vista militar, yo afirmaría que en este momento la situación es mucho más peligrosa que en años anteriores. En los ocho años del Presidente Ma (Ma Ying-jeou, 2008-2016) nuestras inversiones militares se redujeron, a la par que las de China se incrementaron, lo cual nos pone frente a una amenaza mucho más severa. (Últimamente Taiwán ha aumentado su presupuesto militar al 3,5% de PIB, compró 66 nuevos cazabombarderos F-16 B y más de 100 tanques Abrams M1A2 de Estados Unidos, lo que provocó una airada protesta de Beijing ante Washington).
–Pareciera que China, a medida que se vuelve más poderosa, se vuelve también más agresiva.
–Militarmente, las tensiones en la región han crecido, sobre todo por la instalación de bases en el mar meridional, del sur de China, lo que genera nerviosismo no solamente en Taiwán, sino en Estados Unidos y en varios países aliados, como Japón, que deben utilizar esas rutas marítimas bajo control chino hostil. Además, en el Estrecho de Taiwán, buques militares y aviones chinos constantemente cruzan nuestros espacios marítimos y aéreos, lo que provoca frecuentes enfrentamientos e intranquilidad.
–China no solo se ha vuelto más agresiva militarmente, también diplomáticamente.
–Paradójicamente, en el campo diplomático, la agresividad de China nos ha favorecido, tanto en las relaciones con nuestros aliados como en nuestra participación en organizaciones internacionales. También nos ha acercado más a los países con los que compartimos los mismos valores democráticos, estamos hablando de Estados Unidos, Japón, países de la Unión Europea.
–¿Cuánto tiene que ver la guerra comercial entre Estados Unidos y China?
–Mucho. Acaban de publicarse investigaciones de organismos dependientes de Naciones Unidas (informe de la UNCTAD) que sostienen que el país más beneficiado por esta situación ha sido Taiwán. Además, las sanciones económicas impuestas por el Presidente Donald Trump han hecho que muchos empresarios taiwaneses que estaban invirtiendo en China Continental hayan desviado sus inversiones a otros países, y parte de ellas han regresado a Taiwán.
–¿Qué otros países?
–Especialmente los del sudeste asiático y la India.
–¿Y Paraguay, ministro?
–(Se ríe, pero luego responde en serio). Haremos el máximo esfuerzo por llevar más inversiones taiwanesas a Paraguay. El Presidente Mario Abdo Benítez me expresó esa preocupación en mi reciente visita, hemos tomado nota y vamos a trabajar arduamente en ello.
–Hasta hace unos diez años China todavía era vista como emergente, ¿en qué cambia las cosas que hoy deban enfrentarse a una superpotencia?
–Obviamente que la influencia de China en el mundo es enorme, y eso evidentemente es una presión constante sobre Taiwán. Sin embargo, el mundo se da perfectamente cuenta de que China está gobernada por un régimen despótico, que no sustenta la legitimidad de su gobierno a través de elecciones populares o decisiones del pueblo, sino mediante dictámenes de un grupo que detenta el poder. En contraposición, el sistema democrático de Taiwán está cada vez más consolidado y maduro, es un sistema muy saludable. A raíz de ello, la comunidad internacional cada vez más elogia y apoya el sistema democrático de Taiwán y critica el sistema autoritario de China.
–Da la impresión de que antes las críticas eran más disimuladas, hoy son más abiertas.
–Si vamos a identificar a políticos estadounidenses que han criticado específica y fuertemente el sistema chino, podemos poner como ejemplos al vicepresidente Michael Pence y al secretario de Estado Michael Pompeo. Asimismo, tanto el Parlamento Europeo como la Comisión Europea, así como varios países individuales de Europa, han cuestionado pública y duramente la violación de los derechos humanos en China y sus prácticas desleales de comercio. En contraste, el apoyo que Taiwán está recibiendo de la comunidad internacional es cada vez más fuerte, en primer lugar de Estados Unidos. Cada vez que Taiwán sufre un revés en la arena diplomática, Estados Unidos es el primero en salir a respaldarnos.
–¿Cómo ha influido la situación en Hong Kong?
–Hong Kong pasó del Reino Unido a China en 1997 bajo el modelo “Un país, dos sistemas”, como un ensayo de la fórmula que le proponían a Taiwán para una reunificación. Taiwán nunca creyó en esa fórmula, nunca la aceptó, y lo que está ocurriendo con las manifestaciones de esta envergadura en Hong Kong desde junio de este año nos da la razón ante el mundo.
–Hemos visto pancartas en las calles de Taipéi y nos cuentan que también por internet y otros medios hay un fuerte apoyo ciudadano de los taiwaneses a los hongkoneses.
–Taiwán y Hong Kong son dos entes independientes, pero sin duda existe una empatía. La gran mayoría de los taiwaneses apoya totalmente las aspiraciones de los hongkoneses por la democracia, por la libertad. Y, en contrapartida, cada vez que Taiwán es presionado por China, los hongkoneses, principalmente la gente joven de Hong Kong, apoya la causa taiwanesa.
–Lo de Hong Kong también ha sensibilizado a la comunidad internacional, ¿es así?
–Creo que para la mayoría de los países queda claro que la lucha del pueblo de Hong Kong y la resistencia de Taiwán los convierten en dos fortalezas que defienden la libertad y la democracia en esta parte del mundo. La situación en Hong Kong refuerza aún más la importancia de Taiwán como país libre y soberano, porque estamos en la primera línea de contención del expansionismo chino.
–Se solía escuchar antes en Taiwán que, si China se democratizaba, la reunificación era posible, no importaba si tardaba cien años, “somos chinos, sabemos esperar”, decían. ¿Cómo se ven ahora en el futuro a largo plazo, reunificados o totalmente independientes?
–La política del gobierno actual es mantener el statu quo, que es el de un estado independiente y soberano. No estamos ni hemos estado nunca bajo la jurisdicción de China, desde 1996 se celebran elecciones libres para elegir a nuestro gobierno a través de un mecanismo democrático, tenemos nuestro Congreso, nuestra defensa nacional, nuestra moneda, tenemos nuestro pasaporte, que es aceptado universalmente, estamos otorgando visas. Esa es la situación actual. ¿Qué va a pasar en el futuro? Pues, lo que puedo decir al respecto es que, sea lo que sea, tendrá que contar con el consentimiento del pueblo taiwanés, y podemos ver que la opinión popular hoy hace casi imposible aceptar la unificación.
–Usted acaba de estar en Paraguay (del 29 de octubre al 2 de noviembre), ¿cuál fue su impresión?
–Visité Paraguay por primera vez en 2003 y puedo decir que el país ha avanzado a pasos agigantados. Por ejemplo, me quedé muy impresionado con la vista que hay ahora desde el edificio del Congreso hacia el río.
–Obviamente usted sabe que hay sectores en nuestro país que piensan que se deben establecer relaciones con China a costa de Taiwán, ¿qué puede comentar al respecto?
–La sociedad paraguaya es una sociedad libre y dentro de ella hay distintos puntos de vista, pero no estamos preocupados, sentimos que la gran mayoría de los dirigentes y del pueblo paraguayo son muy leales a nuestras históricas relaciones, que son extremadamente cercanas. En 2016, el primer país que visitó la Presidenta Tsai como jefa de Estado fue Paraguay. Al año siguiente recibimos la visita del Presidente Horacio Cartes para celebrar el 60 aniversario de nuestras relaciones. La Presidenta Tsai nuevamente estuvo el año pasado en la inauguración del gobierno del Presidente Mario Abdo Benítez, quien inmediatamente después nos honró con su presencia en nuestro país. Nuestro vínculo es muy firme y creemos que eso no va a cambiar.
–La cooperación de Taiwán con Paraguay es indudablemente muy intensa, pero la gente querría ver más negocios.
–Estamos conscientes de ello. En esta visita me acompañaron empresarios que llegaron a importantes acuerdos de adquisiciones de productos paraguayos, como carne, soja, sésamo, azúcar, por 60 millones de dólares. También nos acompañó el grupo Mobiletron, que está interesado en invertir en el ensamblaje de buses eléctricos en Paraguay. Y podemos hacer mucho más, hay un gran espacio para fomentar nuestros lazos económico-comerciales.
–Fue bien recibida la eliminación del cupo de importación de carne paraguaya.
–Efectivamente, hemos anunciado la exoneración de ese cupo, pero también hemos hecho otro anuncio al sector cárnico que consideramos no menos importante. Vamos a respaldar a los empresarios paraguayos para establecer un sistema confiable y estandarizado de trazabilidad, construyendo todo el historial del producto, con lo cual no solamente estaríamos enfocándonos en Taiwán como mercado, sino que se elevaría altamente la competitividad de la carne paraguaya a nivel internacional.
–¿Qué hay que hacer para que se concreten más negocios entre Taiwán y Paraguay?
–Con el canciller Rivas (Antonio) hemos alcanzado rápidamente un consenso sobre la importancia de celebrar foros empresariales. Decidimos establecer un mecanismo regular para que los empresarios de ambos países pueden explorar oportunidades mutuas. La primera reunión de este foro va a tener lugar en Paraguay, vamos a llevar a nuestros empresarios allá, y el segundo será en Taiwán.