La región de América Latina y el Caribe enfrenta el 2025 con un panorama económico moderadamente optimista, según el informe “Situación y Perspectivas Económicas Mundiales 2025″ de las Naciones Unidas, dado a conocer esta semana, destaca un despacho de la agencia Efe. Prevé que el crecimiento regional aumente de un 1,9% en 2024 a un 2,5% en 2025, un leve repunte que estará impulsado por una mejora en el consumo privado, políticas monetarias más relajadas y un crecimiento más robusto en las exportaciones. Sin embargo, la región sigue enfrentando retos estructurales. La desaceleración del crecimiento del PIB “per cápita” durante la última década ha obstaculizado los avances en la reducción de la pobreza extrema y la desigualdad. Aunque la inflación está disminuyendo gradualmente, se mantiene alta en algunas economías clave, lo que representa un desafío continuo para los hogares más vulnerables.
Más allá del riesgo que representa la instauración del fenómeno La Niña en este primer trimestre del año, la campaña agrícola ya enfrenta numerosos desafíos debido a la crisis vigente por déficit de lluvias. Las proyecciones climáticas para los próximos meses no son alentadoras, según la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH), dependiente de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac).
El presidente Santiago Peña firmó con su par brasileño, Lula Da Silva, un acuerdo tarifario, pactado para tres años, 2024, 25 y 26. Demostramos en seis artículos anteriores que dicho acuerdo traerá millonarias pérdidas a los dos Estados signatarios del Tratado de Itaipú.