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Harper Lee ha muerto el pasado viernes, solo unos meses después de que apareciera en los escaparates de las librerías Ve y pon un centinela (2015), su segundo libro luego de toda una vida de silencio editorial, silencio en el que se sumió después de la publicación, en 1960, de Matar a un ruiseñor, su primera, y extraordinaria, novela, con la cual ganó al año siguiente, 1961, el Pulitzer, de la cual al otro año, 1962, Hollywood hizo una película con Gregory Peck y de la que, desde aquella primera edición del sello J. B. Lippincott, se han vendido más de cuarenta millones de ejemplares. Educadamente, Lee comenzó a negarse a hablar con los periodistas desde 1964, y nunca más publicó otro libro. Lee procedía de una de las escuelas literarias más ricas del siglo XX, la de los grandes novelistas del Sur, la de los colosales narradores de la mítica Dixieland, como William Faulkner, como Tennessee Williams, como Eudora Welty, como Flannery O’Connor, como Carson McCullers, como Truman Capote (su amigo de la infancia), como Kennedy Toole, como Mark Twain... «Pese a la enorme popularidad que obtuvo después de ganar el Pulitzer y del éxito de la película en las salas de cines, Lee decidió regresar a su pueblo, abandonar la literatura y a partir de entonces rechazó la mayoría de las entrevistas que le propusieron. Casi cincuenta años de silencio que se interrumpieron de forma sorpresiva a comienzos de 2015, cuando la editorial Harper Collins anunció que publicaría una secuela de la célebre novela, bajo el título Go Set a Watchman», informa en un cable de EFE Emilio López Romero; «Matar un ruiseñor, que expuso las injusticias raciales en el sur de Estados Unidos, era la única obra de esta autora que le huía a la fama, hasta que en julio de 2015 editó sorpresivamente su segunda novela, Ve y pon un centinela, que se convirtió en todo un acontecimiento editorial mundial y rompió récords de ventas», informa en otro cable, este de AFP, Diego Urdaneta. Para recordarla en adelante es bueno saber que hace diez años, en el 2006, un joven lector de Lee, llamado Jeremy, le escribió, pidiéndole una foto suya firmada, como admirador de su obra. Harper Lee no le envió la foto, pero le escribió una pequeña carta a cambio, que dice: «Dear Jeremy, I don’t have a picture of myself, so please accept these few lines: As you grow up, always tell the truth, do no harm to others, and don’t think you are the most important being» («Querido Jeremy, no tengo una foto mía, así que, por favor, acepta estas pocas líneas: A medida que vayas creciendo, di siempre la verdad, no hagas daño a nadie y no pienses que eres el ser más importante»).
juliansorel20@gmail.com