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Diario La Mañana, 12 de diciembre de 1956
El Palacio de los López, con esa solemnidad algo sombría que da a los lugares el tiempo, sirvió para la realización de esta entrevista con Alfredo Stroessner, presidente del Paraguay. En el fondo de un parque discreto, junto a las columnas del edificio, está la guardia compuesta por conscriptos y miembros de la Policía Militar. Se ve en primer término que han recibido órdenes rígidas y terminantes y son, como sus órdenes, tajantes en sus insinuaciones y terminantes en las imposiciones acostumbradas para el que ingresa al recinto. Todo un largo hilo de suposiciones se ha tejido en torno a Stroessner como resultado de versiones y versiones emitidas por la prensa sobre las persecuciones, el retraso mantenido, las contradicciones y, en suma, la dictadura implacable de su gobierno. Pero Stroessner no parece un dictador cruel. No hay en él algo que recuerde al hombre que pintaron los sucesivos grupos de exiliados llegados al Uruguay. Es más bien un hombre afable, llano en sus actitudes, sencillo en sus apreciaciones y con un visible deseo de aparecer como un hombre práctico. No es desde luego físicamente un representative man del término medio paraguayo: rubio y alto, su sangre alemana salta inmediatamente. Dice que «en el Paraguay la tierra es buena y el hombre es bueno»; acaso lo sienta así, pero la cláusula es, en su simplicidad poco exhaustiva, muy típica del pensamiento que parece cobijar la mente de Stroessner.
El diálogo se inicia sin reticencias porque él da lugar a ello y nada recuerda que sea el presidente de un país. Se queja de las exageraciones e injusticias de la prensa uruguaya, se queja de una subversión enconada y parece tranquilo. Es útil extractar el interrogatorio íntegro:
ORIGEN DEL GOBIERNO
¿Obedece su gobierno al mandato y la voluntad de una mayoría del pueblo paraguayo?
–Sin lugar a dudas, porque esa mayoría está formada por el gran Partido Nacional Republicano, comúnmente llamado Partido Colorado, cuya magna convención propició mi candidatura a la presidencia, la que fue, luego, votada en comicios ejemplares por el pueblo de la República.
Algunos periodistas uruguayos han considerado a su gobierno una dictadura sostenida por el poder militar. ¿Cree usted que el Paraguay está históricamente preparado para ingresar en una etapa de democracia sin reticencias?
[La respuesta es, en este caso como en los otros, escueta y bastante inexpresiva]:
–Por lo expuesto anteriormente se desprende que mi gobierno es de origen esencialmente democrático, tanto en sus procedimientos como en sus fines y está realizando una auténtica democracia sin restricciones.
CONTACTOS PERONISTAS
Se habla también de contactos con el peronismo, probablemente a causa de la actitud independiente adoptada por el Paraguay al refugiar a Perón. ¿Qué coincidencias doctrinarias y políticas tienen usted y su partido con el justicialismo?
–El problema político-argentino es de incumbencia exclusiva de los argentinos y, en cuanto a la segunda parte de esta pregunta, el Partido Colorado tiene su propio ideario político, cuyos orígenes arrancan desde el siglo pasado en que ha sido fundado y con un contenido netamente democrático.
BRASIL, LA ARGENTINA Y EL PARAGUAY
¿Es verdad que el camino carretero que se construirá hacia el Brasil tiene por objeto limitar la influencia argentina sobre el Paraguay en el aspecto económico? ¿Existe en el Paraguay una presencia decisiva del capital argentino?
–Mi gobierno –afirma Stroessner sin contestar– tiene como uno de los puntos básicos de su programa la realización de una amplia red caminera con miras al desarrollo económico de las distintas zonas del país. El Paraguay, como país del futuro, facilita la radicación de capitales extranjeros dentro de las leyes sancionadas al respecto: en ese sentido acoge con beneplácito cualquier inversión que quiera realizarse en el país.
Datos también extraoficiales informan que el Paraguay es, en relación a su población, el país de Sud América que tiene mayor número de tropas efectivas en tiempo de paz. ¿Cuáles son los motivos por los que es necesario mantener ese ejército? ¿Necesita el Paraguay un ejército numeroso?
No es así. Los efectivos del ejército paraguayo están en relación con la dotación requerida para el tiempo de paz, que se determina de acuerdo a la Ley del Servicio Militar Obligatorio.
PROBLEMAS DEL PARAGUAY
¿Qué opina usted de los problemas sociales del Paraguay? ¿Existe privilegio? ¿Podrá desenvolverse en el futuro un distanciamiento entre los grupos nacionales y como consecuencia una lucha de clases? ¿Qué perspectiva tiene el comunismo en el Paraguay?
De acuerdo a la Constitución Nacional en mi país no existen privilegios. Por la estructura del pueblo paraguayo es imposible hablar de lucha de clases, por lo que el comunismo no tiene ninguna perspectiva en el Paraguay.
¿Es necesaria una redistribución de la riqueza del suelo paraguayo?
–En mi país –apunta el interrogado un poco ingenuamente– no existe ese problema. Las leyes dictadas sirven de estímulo para la producción de la riqueza nacional. Los derechos acordados a la propiedad privada son garantizados y respetados por el gobierno.
ELECCIONES
Finalmente: ¿Proyecta su gobierno convocar a elecciones al fenecimiento de su periodo presidencial?
–Sí. Mi gobierno tiene un mandato determinado por la Constitución Nacional cuyo periodo vence el 15 de agosto de 1958. Por tanto, las elecciones se realizarán conforme a los preceptos establecidos por la ley.
Así termina la entrevista. No ha sido breve ni larga, pero no ha tenido substancia. En el ánimo del cronista hay, al salir de los salones, una sensación de descontento difícil de definir.
Diario La Mañana, 30 de diciembre de 1956
Como complemento de las declaraciones del presidente Stroessner sobre la realidad paraguaya, transcribimos ahora las declaraciones exclusivas de un alto dirigente del Partido Revolucionario Febrerista, informaciones que fueron captadas por este corresponsal en un ambiente de dificultades para la libertad de expresión, motivo por el que no nos es dado ofrecer el nombre ni la filiación del autor de la interesante exposición.
DE LOS OPOSITORES
¿En qué condiciones se desenvuelven los sectores opositores del Paraguay?: a) libertad de prensa y de opinión; b) coexistencia de los partidos.
–Los partidos políticos opositores del Paraguay carecen de las libertades mínimas necesarias para su actuación pública. Les está prohibido reunirse, tener prensa, realizar cualquier clase de propaganda escrita u oral. En el largo mensaje que por las fiestas de Navidad y fin de año acaba de dirigir al pueblo el presidente de la República, general Alfredo Stroessner, no se menciona una sola vez la palabra libertad, aunque sí se abunda en el relato de las obras de «progreso» realizadas por su gobierno.
Nosotros, los opositores, no las conocemos, porque nos está vedado intervenir en el estudio de tales «obras» que, hasta la fecha, no pasan de ser meros proyectos. Sin embargo, el señor ministro del Interior, Dr. Édgar L. Insfrán, en un comunicado reciente, expresó categóricamente que el Partido Revolucionario Febrerista tenía hasta el 3 de noviembre último, fecha en que fue descubierto y frustrado un supuesto complot para derrocar al gobierno, autorización policial para realizar reuniones de sus afiliados. Lamentamos tener que desmentir al señor ministro: desde hace diez años el PRF está oficialmente proscrito de la vida nacional, si bien continúa gravitando en ella por los canales invisibles de su poderosa organización clandestina. En cuanto a hablar de «coexistencia de los partidos», es pura pérdida de tiempo. Sí, como queda dicho, no pueden «existir» los partidos opositores aisladamente dentro del régimen dictatorial imperante, sería absurdo concebir una convivencia pacífica de los sectores de opinión no alineados en el oficialismo.
DE LOS COMUNEROS
Sobre la situación económica y social del Paraguay, ¿existe una conciencia nacional y social en el pueblo? ¿Cabe una revolución?
–Según la nomenclatura en boga, el Paraguay está catalogado entre los países subdesarrollados. John Gunther lo llamó «Ruritania». Pero el pueblo tiene una conciencia nacional indestructible. Nos ata la historia, la lengua, el culto de algunas virtudes primitivas, como el valor, aunque, sobre todo esto, la política nos mantenga poco menos que descuartizados. Tenemos la conciencia de que somos un pueblo homogéneo, joven y fuerte, pero con el infortunio de no haber alcanzado el grado de cultura que se necesita para poder formar una clase dirigente capaz y honesta, que pueda luchar por el pueblo y para el pueblo, y no por sí misma y sus aparceros, tal como ocurre hoy día. En el Paraguay hay clases, pero no hay lucha de clases porque la competencia no es de eliminación sino de superación.
Cada uno es hijo de su propio esfuerzo… hasta topar con el límite del coloradismo dictatorial, que es una lámpara que nos hemos olvidado de apagar al amanecer, diríamos parodiando a Rafael Barret, o con los otros intereses foráneos succionantes.
La revolución de los comuneros (1717-1734) proclamó en el Paraguay el derecho del pueblo contra los malos gobiernos y reclamó la designación de sus propias autoridades, en una época en que la democracia estaba todavía en el limbo en los Estados Unidos y en Francia. La revolución del 14 de mayo de 1811 proclamó la emancipación del Paraguay del poder de España y de cualquier otra potencia extranjera. La revolución del 17 de febrero de 1936 esbozó un programa de liberación integral del pueblo paraguayo, libre de la miseria, de la ignorancia, de las enfermedades, de las injusticias, de los déspotas de los partidos totalitarios y de esa calamidad pública que forman las castas privilegiadas…