«Carne y libertad»: la Sublime Sociedad del Bistec

Entre las incontables asociaciones, fraternidades, clubes, logias y sociedades de toda índole que se han fundado desde el siglo XVII, ninguna tan sublime como la del Bistec

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En The Gate of Calais or O, the Roast Beef of Old England, William Hogarth representó un gran corte de jugosa carne acarreado hasta una taberna mientras unos escuálidos soldados franceses lo miran con avidez. Con ese mismo espíritu xenófobo y glotón, el productor, actor y director del Teatro de Covent Garden, John Rich, «padre de la pantomima inglesa» (1), y su diseñador escénico, el pintor George Lambert, habían fundado años antes, en 1735, la Sublime Society of Beef Steaks –entre cuyos miembros también estuvo el citado pintor, Hogarth–.

John Rich, a.K.a Lun –nombre con el que hizo de Arlequín de 1717 a 1760–, es el hombre que montó por primera vez la extraordinaria Beggar’s Opera (La ópera del mendigo), en verdad una anti-ópera, del singular escritor burlesco John Gay. Fue tan grande el éxito de esta sátira –al parecer inspirada por una genial ocurrencia de Jonathan Swift– entre el público londinense del siglo XVIII que se decía por entonces, jugando con los nombres del productor y del autor, que «volvió rico al alegre y alegre al rico» («made Gay rich, and Rich gay»). Bertolt Brecht escribiría en 1928 su propia y alucinante versión de la obra de Gay, Die Dreigroschenoper (La ópera de los tres centavos), con música de Kurt Weill (una de las composiciones de Weill, con letra de Brecht, para Die Dreigroschenoper es conocida por el gran público gracias al cover de 1967 de The Doors, «Alabama Song» –llamado también a veces «Whiskey Bar»–, y en menor medida por la versión de 1978 de David Bowie).

La primera ley de la Sublime Sociedad, la que encabeza el reglamento oficial, establecido en 1735, dice que tendrá solo veinticuatro miembros, por lo cual, cuando Jorge IV, entonces príncipe de Gales, solicitó ser admitido, tuvo que esperar su turno hasta que hubiera una vacante. En cuanto al origen de la Sublime Sociedad, este se remonta a aquellas noches en las que Rich y Lambert, en exceso ocupados para pensar en cenas más elaboradas, encendían un buen fuego y asaban carne en la misma habitación donde se pintaban los escenarios. Tan suculenta era esa carne salvajemente asada, que la devoción por ella inspiró la creación de la Sublime Sociedad del Bistec. Inventaron un uniforme de chaleco azul y botones de lata con una parrilla y el lema «Carne y libertad», «Beef & Liberty», y regaron las cenas con abundante oporto. Este –el oporto– era uno de los usos habituales de la Sublime Sociedad; otro lo era el de cantar a coro hasta la madrugada, y por ello se estimaban los talentos literarios y musicales de aquellos «hermanos» diestros en el arte de componer canciones.

Tras la destrucción del Covent Garden, la sociedad migró a Bedford Coffeehouse, y luego al Lyceum, donde funcionó hasta 1830 (por eso, dicho sea de paso, amable lector, cuando Bram Stoker fue, de 1878 a 1905, administrador de ese teatro, solía cenar con su amigo el actor shakesperiano Henry Irving en la otrora sede de la Sublime Sociedad, la llamada Beefsteak Room, o «sala del bistec», como cuenta otro artículo (2) en la edición de hoy).

Algún tiempo después, decidieron buscar un verdadero profesional para asar oficialmente la carne con arte y con ciencia, y el elegido fue, curiosamente, Edward Heardson, famoso como boxeador y al parecer por entonces campeón de toda Inglaterra, pero con credenciales más oscuras como cocinero. De cualquier modo, lo nombraron en 1756 y ocupó el cargo treinta años, hasta su muerte. Heardson asaba la carne en una gran parrilla de metal sobre la cual estaba grabada una cita de Macbeth: «If it were done when ‘tis done, then ‘twere well It were done quickly», un pequeño rasgo de humor negro (muy negro, en realidad, ya que se refiere, obviamente, a la muerte de Duncan).

Cuando Heardson murió, el poeta cómico de origen galés Charles «Capitán» Morris, conocido como el Bardo de los Bistecs y también como el Bardo de la Sublime Sociedad del Bistec, escribió para él un melancólico epitafio que comienza:

«Su último filete hecho, rastrillado y muerto su fuego,

entremés él mismo para los gusanos, yace el pobre Ned...»

(«His last steak done, his fire raked out and dead,

Dish’d for the worms himself, lies poor Ned...»).

Tal fue la historia de una sociedad consagrada a ideales claros y universales como pocos para la especie humana. ¡Carne y libertad! Y oporto, claro. ¡Salud!

Notas

(1) John Rich es llamado «the father of English pantomime» en el volumen XXIII, p. 292, de la Encyclopaedia Britannica, 11a ed., Cambridge University Press, 1911.

(2) Dichas cenas son mencionadas en el artículo de Julián Sorel «El muerto no muerto», El Suplemento Cultural de Abc Color, domingo 19 de noviembre de 2017.

Fuentes

Walter Arnold: The Life and Death of the Sublime Society of Beef Steaks, Londres, Bradbury, Evans & Co, 1871, 203 pp.

*Las traducciones de los textos ingleses son nuestras (M. Á.).

montserrat.alvarez@abc.com.py

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