Assassin’s Creed, los escenarios de la historia

Los escenarios del mundo antiguo son parte fundamental de la experiencia de “Assassin’s Creed Odyssey” (Ubisoft, 2018), ambientado en la Grecia del siglo V antes de nuestra era, nos dice este artículo sobre el papel de la reconstrucción histórica en los videojuegos y el origen literario de la saga.

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Entre las diversas recreaciones históricas producidas actualmente por la industria cultural y del entretenimiento, destacan las de la franquicia Assassin’s Creed –que incluye cómics, cortometrajes, videojuegos y, desde 2016, películas–, por su artística al tiempo que realista reconstrucción de los escenarios, muy diversos en época y situación geográfica, en los que se desarrolla la acción.

La idea del enfrentamiento inmemorial y secreto entre dos bandos opuestos, los asesinos y los templarios, nos permite visitar la Tierra Santa de tiempos de la tercera cruzada, el norte de la Italia renacentista del siglo XV, las islas del Caribe durante el siglo XVIII, en la época de los piratas, las Trece Colonias durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos, París en los días de la Revolución Francesa, el Londres victoriano del siglo XIX, el Egipto del siglo I antes de nuestra era y, con el reciente lanzamiento de Assassin’s Creed Odyssey, la Grecia de la Antigüedad.

Todos estos grandes frescos de momentos clave de la milenaria aventura humana están en los videojuegos de Assassin’s Creed llenos de color y realidad y reconstruidos con cuidado y atención a la estética y a la historia. Desarrollado por los estudios Ubisoft, Assassin’s Creed salió al mercado en 2007 y se convirtió pronto en un éxito de ventas y un hito en la historia de los videojuegos.

Alamut 

La saga de Assassin’s Creed está inspirada en una novela del escritor esloveno Vladimir Bartol publicada hace ochenta años, en 1938: Alamut. Basada en hechos históricos reales, la novela de Bartol nos lleva a las montañas del norte de Persia (actualmente, Irán) en 1092, donde se encuentra Alamut, el «Nido del Águila», la fortaleza del demoníaco y carismático Hassan Ibn Sabbah, cabecilla de la Secta de los Asesinos, los hashshashin, cuya obediencia ciega, según cuenta la leyenda, Hassan obtenía en parte dándoles a fumar hachís. Hassan, que ha pasado a la historia con su sobrenombre de el «Viejo de la Montaña», los entrena y les enseña a volverse «dagas vivas» para librar una guerra contra los turcos selyúcidas que dominan el reino. En realidad, con hachís y promesas de harenes de hermosas mujeres en el más allá, Hassan los va convirtiendo en fanáticos borrachos de ideas delirantes a los que finalmente arrastrará en su proyecto de destrucción masiva. En la novela de Bartol, el joven Ibn Tahir va rumbo a Alamut a unirse a ellos.

Vladimir Bartol 

Vladimir Bartol, el autor de la novela que inspiró la saga Assassin’s Creed, nació el 24 de febrero de 1903 en Sveti Ivan (actualmente, San Giovanni), barrio de las afueras de Trieste, parte entonces del Imperio Austrohúngaro y hoy de Italia, hijo de Gregor Bartol, empleado de correos, y Marica Bartol-Nadlisek, escritora y maestra. Estudió Biología y Filosofía en la Universidad de Liubliana, se graduó en 1925 y siguió sus estudios en la Sorbona, en París. Entre 1933 y 1934, en Belgrado, fue editor del Semanario Esloveno. Sus primeros cuentos fueron publicados en 1927 y 1928 en las revistas Ljubljanski Zvon (La Campana de Liubliana) y Modra Ptica (Pájaro Azul), y luego reunidos en su libro Al Araf (1935). Su primera obra de teatro fue una tragedia, López (1932); Empédocles (comedia, 1945) y los Dibujos cómicos de Trieste (cuentos, 1957) están entre sus libros más conocidos. Con sus ensayos de la década de 1930, fue el introductor en Eslovenia las ideas de Sigmund Freud y de Carl Jung. Sus numerosos artículos en periódicos todavía están dispersos. Bartol escribió sobre destinos improbables de personajes extremos, sobre la voluntad de poder y la locura, y aunque siguió a Platón en el uso abundante de los diálogos, Nietzsche y Freud fueron los pensadores que más influyeron en él. Murió en Liubliana el 12 de septiembre de 1967.

Assassin’s Creed Odyssey 

En los primeros minutos vemos, en una batalla colosal entre espartanos y persas, las formas de combate cuerpo a cuerpo y otros elementos que seguirán como parte de la dinámica del gameplay mientras mejoramos habilidades y exploramos el mapa en medio de profecías, batallas navales y terrestres, cazarrecompensas, conflictos políticos, disputas territoriales, algún diálogo filosófico en el ágora ateniense y un misterio relacionado con la Atlántida. En Assassin’s Creed Odyssey, las batallas de la guerra del Peloponeso se mezclan con los seres mitológicos del panteón heleno mientras nos encontramos por el camino con Sócrates, Pericles, Leónidas, Aspasia y Herodoto, entre otros, y deambulamos en medio de estatuas imponentes salidas de los talleres de artistas como Praxiteles o Fidias. Podemos elegir una protagonista, Kassandra, o un protagonista, Alexios. En esto y en todo, el abanico de posibilidades que pone a nuestra disposición Assassin’s Creed Odyssey es sobremanera rico y variado. El mejor consejo: explorar hasta el último rincón de este mundo lleno de ciudades legendarias y de personajes de gran interés, aun los más secundarios, porque lo recompensa con creces.

Desde los puertos y las calles de Atenas hasta los bosques y montañas y las olas del océano, el mundo griego del siglo V antes de nuestra era que se recrea en Assassin’s Creed Odyssey es un logro asombroso, un verdadero territorio vibrante y sólido en el que todo parece palpitar con la intensidad de lo viviente. Los fascinantes escenarios de la Antigüedad, los horizontes, los bronces, las majestuosas costas del Egeo son parte fundamental del placer de este juego. Como en todas las entregas de Assassins’ Creed, es la reconstrucción de mil detalles en los que no hubiéramos pensado nunca –desde los colores de las fachadas y de los utensilios hasta las ropas de los diversos personajes, pasando por las incontables facetas de la historia de la vida cotidiana y de la cultura material– lo que brinda en gran parte su valor y su belleza a esta saga.

ernestojavierbrizuela@gmail.com

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