Friedrich Engels, cofundador del socialismo científico (1)

Friedrich Engels dirigiendo la construcción de una barricada en las calles de Elberfeld durante los disturbios de mayo de 1849 en Prusia. Postal soviética de 1966.
Friedrich Engels dirigiendo la construcción de una barricada en las calles de Elberfeld durante los disturbios de mayo de 1849 en Prusia. Postal soviética de 1966.Gentileza

Este 2025 que termina es el año del 130 aniversario luctuoso de Friedrich Engels, «el General», uno de los intelectos más agudos del siglo XIX. Contra los intentos de deslindar su obra de la de Karl Marx, la mutua influencia y la colaboración fueron sustanciales para ambos. Comprender y rescatar su legado es, por ello, defender la integridad del marxismo.

«No es posible comprender el marxismo ni exponerlo de un modo completo –escribió Lenin en 1914– sin tener en cuenta todas las obras de Engels» (1). Pese a este reconocimiento, la obra de Engels ha sido atacada desde el siglo XX por intelectuales –como György Lukács, Jean Paul Sartre y Louis Althusser, entre otros– empeñados, en nombre de un pretendido purismo marxista, en separar su pensamiento del de Marx señalando supuestas diferencias teóricas, programáticas y metodológicas entre ambos (2).

No es ningún secreto que el nombre de Engels descansa a la sombra del de Marx. La reducción de su papel al de amigo y sostén financiero de la familia Marx es moneda corriente. Y es injusta, aunque Engels mismo, en repetidas ocasiones, haya definido su contribución con gran modestia: «Lo que yo aporté […] pudo haberlo aportado también Marx aun sin mí. En cambio, yo no hubiera conseguido jamás lo que Marx alcanzó. Marx tenía más talla, veía más lejos, atalayaba más y con mayor rapidez que todos nosotros juntos. Marx era un genio; nosotros, los demás, a lo sumo, hombres de talento. Sin él, la teoría no sería hoy, ni con mucho, lo que es. Por eso ostenta legítimamente su nombre» (3).

Julian Harney
Julian Harney

Son palabras generosas. No en vano el antiguo dirigente cartista Julian Harney escribió a Engels en 1893: «Pienso que nadie tuvo nunca, al menos en tiempos modernos, un amigo y un defensor tan fiel, tan dedicado como el que Marx encontró en usted» (4). Llevaba razón. Es casi imposible encontrar en la historia moderna una simbiosis intelectual tan perfecta como la de los autores del Manifiesto Comunista. Eran complementarios; la influencia mutua fue una constante inspiración para ambos. Es inaceptable divorciar la obra de Marx de la de Engels. El genio de Marx es incuestionable, pero la talla intelectual y el arrojo militante del «General» no fueron menores. Reivindicar la herencia teórico-política de Engels es defender el marxismo como un todo.

Una dupla indivisible

Engels se declaró comunista antes que Marx. También se acercó primero a la economía política. Su artículo Apuntes para una crítica de la economía política, publicado en 1843 en los Anales franco-alemanes, contribuyó a que Marx se interesara por el estudio de la economía capitalista. El propio Marx lo reconoció en 1859: «Friedrich Engels, con el que yo mantenía un constante intercambio escrito de ideas desde la publicación de su genial bosquejo sobre la crítica de las categorías económicas (en los Deutsch Französische Jahrbücher), había llegado por distinto camino al mismo resultado que yo» (5). La intensa colaboración entre ambos hace muy difícil discriminar qué parte escribió quién en las obras firmadas conjuntamente. Hay textos firmados solo por Marx pero completados por Engels, como los dos últimos volúmenes de El Capital. Los artículos firmados con el nombre de Marx en The New York Daily Tribune en la década de 1850 fueron, como se supo mucho después, escritos enteramente por Engels –que dominaba el inglés– para que Marx tuviera alguna renta. Quizá nadie habría notado que Marx escribió un capítulo del Anti-Dühring de Engels, si el propio Engels no lo hubiera revelado en el prefacio a la segunda edición de 1886. La importancia de este libro –y de la publicación separada de una de sus secciones, Del socialismo utópico al socialismo científico–, dicho sea de paso, es inestimable: «la joven generación –escribió Riazanov– que comenzó a militar hacia 1876-1880 supo por esa obra qué es el socialismo científico, cuáles son sus principios filosóficos y su método» (6).

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Primer artículo del Anti-Dühring en Vorwärts (3 de enero de 1877).
Primer artículo del Anti-Dühring en Vorwärts (3 de enero de 1877).

Cuando jóvenes, Marx y Engels escribieron La Sagrada Familia (1844), La ideología alemana (1846) y el Manifiesto del Partido Comunista (1848). Poco antes, en 1842, Engels había hecho los primeros contactos políticos y personales con el movimiento owenista y cartista; y tres años después publicó su Situación de la clase obrera en Inglaterra, libro basado en el riguroso estudio de las estadísticas oficiales y la observación directa de las terribles condiciones de explotación del proletariado de Manchester, la ciudad-fábrica.

La intensa actividad intelectual de ambos se combinó siempre con la práctica revolucionaria. Organizaron la dura pelea programática que transformó la utópica Liga de los Justos en Liga de los Comunistas. Cuando comenzó la ola de revoluciones democrático-burguesas de 1848, se mudaron de Bélgica a Colonia, donde publicaron durante casi un año la Neue Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana). En 1849, un intrépido Engels se enroló como voluntario en el ejército revolucionario de Baden-Palatinado, en el destacamento al mando del general Willich. Participó en la elaboración de planes militares y en cuatro grandes batallas. La contrarrevolución posterior a la derrota de la Primavera de los Pueblos supuso para Marx y Engels, como para miles de revolucionarios, una dura persecución que los obligó a emigrar a Londres.

Los años en Manchester

A finales de 1850, Engels se instaló en Manchester para trabajar en la firma Ermen & Engels, de la que su padre era copropietario. Sumar columnas y atender la correspondencia multilingüe de la empresa, tarea terriblemente tediosa –«siento un tedio mortal aquí», escribía a Marx– para un hombre con sus dotes intelectuales, le dejaba poco tiempo para la actividad política práctica, pero esa rutina laboral en el «comercio inmundo» era un sacrificio necesario para ganar el dinero que permitiera a Marx dedicarse enteramente a escribir su obra maestra.

Engels en 1865
Engels en 1865

El aporte material de Engels no siempre es valorado en su real dimensión. Las condiciones de vida de la emigración eran duras en extremo: «de no haber sido por la constante y abnegada ayuda económica de Engels, Marx no solo no hubiera podido acabar El Capital, sino que habría sucumbido inevitablemente bajo el peso de la miseria», explicó Lenin en 1914 (7). La esposa de Marx, Jenny von Westphalen, describió esos años como de «miseria completa» (8).

De ese largo periodo –de 1850 a 1870– nos queda la correspondencia casi diaria con Marx, pródiga en lecciones sobre problemas teóricos y políticos. Marx, que lo llamaba «enciclopedia andante», solía pedirle datos u opiniones para El Capital. De hecho, para él no existía juicio más autorizado que el de Engels.

Aunque separados físicamente, la estrecha colaboración intelectual incluía momentos de honda emoción, camaradería y humanidad, como cuando Marx escribe a Engels, al terminar el primer tomo de El Capital: «Sin ti, nunca habría podido llevar el trabajo hasta el final, y puedo asegurarte de que siempre pesó como una cruz en mi conciencia que hayas permitido que tus preciosas energías se desperdiciaran y oxidaran en el comercio, principalmente por mi culpa, y, para peor, hayas tenido que compartir todas mis petites misères» (9). A cada necesidad de Marx, teórica o personal, Engels acudió incondicionalmente. La ayuda material, además de una muestra de profunda amistad, era su aporte a una causa común. Cuando El Capital vio la luz, sintió que sus años de sacrificio en Manchester, empantanado en un trabajo «desmoralizante», habían sido coronados.

Retrato de Jenny von Westphalen hacia 1840
Retrato de Jenny von Westphalen hacia 1840

Sin pausa, Engels se puso a escribir reseñas del libro y enviarlas a periódicos de varios países para contrarrestar la «conspiración burguesa del silencio». La osada campaña de divulgación que encabezó contribuyó enormemente a hacer conocido el marxismo y, poco a poco, a fortalecerlo en el movimiento obrero europeo.

Tuvieron que pasar tres años más para que anunciara a su socio Ermen que dejaba la compañía y, el 1 de julio de 1869, pudiera escribir a Marx: «¡Hurra! Hoy, se ha acabado para mí el dulce comercio y soy un hombre libre» (10).

El General estaba listo para retomar la acción. «En los últimos 18 años, no pude hacer casi nada directamente por nuestra causa, teniendo que dedicarme a actividades burguesas» (11), explicó a Friedrich Lessner, un veterano de 1848. Marx celebró la «fuga del cautiverio egipcio» de su fiel amigo bebiendo «una copa a su salud» (12).

Engels rebosaba vitalidad: «Soy otro hombre y me siento diez años más joven», escribió a su madre. Ahora podía dedicar todo su tiempo, energía y cualidades a la causa comunista.

(Continuará…)

Un ejemplar de la edición de 1867 de "Das Kapital" en el Deutsches Historisches Museum de Berlín
Un ejemplar de la edición de 1867 de "Das Kapital" en el Deutsches Historisches Museum de Berlín

Notas

(1) LENIN, V. I. (1914). Karl Marx. A Brief Biographical Sketch With an Exposition of Marxism. En: https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1914/granat/ch06.htm

(2) WELMOWICKI, José (2020). Las contribuciones de Engels al marxismo. Marxismo Vivo – Nueva Época, nº 16, pp. 55-68.

(3) ENGELS, Friedrich (2006). Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana [1886]. Madrid: Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels, p. 37.

(4) HUNT, Tristam (2010). Comunista de casaca. A vida revolucionária de Friedrich Engels. São Paulo: Record, p. 338.

(5) MARX, Karl (1859). Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. En: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm#_ftn5.

(6) RIAZANOV, David (2012). Marx y Engels. Buenos Aires: Ediciones IPS, p. 276.

(7) LENIN, V. I. (1914). Carlos Marx. Breve esbozo biográfico, con una exposición del marxismo. En: https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/carlos_marx/carlosmarx.htm#tactica

(8) HUNT, op. cit., p. 209. Son los años en que Marx y Jenny perdieron tres bebés por su miseria: Heinrich Guido, Franziska y Edgar.

(9) HUNT, op. cit., p. 265.

(10) MAYER, Gustav (1979). Friedrich Engels: una biografía [1934]. Madrid: FCE, p. 537.

(11) HUNT, op. cit., p. 270.

(12) MAYER, op. cit., p. 537.

*Ronald León Núñez es sociólogo por la Universidad Nacional de Asunción (2009), máster (2015) y doctor (2021) en Historia por la Universidad de São Paulo, Brasil, miembro del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas (CPCH), colaborador de El Suplemento Cultural y autor, entre otros libros, de Revolución y Genocidio: El mal ejemplo de la independencia paraguaya y su destrucción (Arandurã, 2011) y La Guerra contra el Paraguay en debate (Lorca, 2019).

El historiador Ronald León Núñez, acompañado por Montserrat Álvarez, directora del Suplemento Cultural de ABC Color, brindó detalles acerca de su libro que se presentará hoy a las 18:30 en el Archivo Nacional.
El historiador Ronald León Núñez acompañado por Montserrat Álvarez, directora del Suplemento Cultural de ABC Color.