Ahora que circula la noticia de que una obra fundamental sobre la Guerra del Chaco está en vías de reedición, recordamos brevemente a su autora. Beatriz Rodríguez Alcalá nació en Asunción el 8 de junio de 1924. Cursó sus estudios en su ciudad natal y se casó con el empresario Nicolás González Oddone. Después de tomar un curso de periodismo en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, de Santander (España), en 1965, escribió en diversos medios de prensa de Asunción. Hizo entrevistas a participantes de la Guerra del Chaco y las compiló en el volumen de más de 600 páginas Testimonios veteranos. Evocando la Guerra del Chaco (1977), el primer libro dedicado a esa contienda escrito por una mujer.
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Beatriz Rodríguez Alcalá, la primera mujer que escribió un libro sobre la Guerra del Chaco, fue además hija del autor de la (así considerada) «primera novela paraguaya» y de la primera mujer que publicó un libro en Paraguay.
La primera mujer que publicó un libro en Paraguay
Teresa Eulalia Lamas Carísimo nació el 10 de diciembre de 1887 en Asunción, hija de Vicente Lamas y Clementina Carísimo. Sus dos abuelas enviudaron simultáneamente el 2 de mayo de 1866, día de la batalla de Estero Bellaco, en la que sus dos abuelos cayeron peleando contra la Triple Alianza. Su hermano fue el poeta y periodista Vicente Lamas Carísimo (1900 - 1982).
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En 1919, Teresa Lamas ganó el primer premio del concurso nacional de cuentos organizado por El Diario con su relato «Vengadora». En 1921, sus familiares reunieron sus narraciones y le regalaron por su cumpleaños la publicación del primer volumen de sus Tradiciones del hogar. El segundo salió de imprenta en 1928.
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Tradiciones del hogar es el primer libro escrito por una mujer y publicado dentro de las fronteras de Paraguay. Es una serie de historias al modo de las Tradiciones peruanas (1872), de Ricardo Palma –costumbristas por su retrato vívido y minucioso de paisajes, personajes y costumbres, y románticas por su idealización sentimental de los mismos–.
¿«La primera novela paraguaya»?
José Rodríguez Alcalá nació en 1883 en Carmen de Patagones, Argentina, hijo de los españoles Balbino Rodríguez y María de los Ángeles Alcalá. Llegó a Asunción en 1900 y trabajó como periodista en El Diario, El Paraguay, El Imparcial y El Tiempo, entre otros periódicos. Publicó Ecos del alma (cuentos) en 1903, Gérmenes (cuentos) en 1904 e Ignacia, la hija del suburbio (novela) en 1905.
Ignacia es llamada indistintamente «la primera novela paraguaya» y «la primera novela escrita en Paraguay».
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Sin embargo, la primera novela escrita en Paraguay fue Zaida, de Francisco Felipe Fernández, publicada en 1872 en Asunción. A pesar de eso, se repite que lo fue Ignacia, publicada más de tres décadas después. Así, para el hijo de Rodríguez, el también escritor Hugo Rodríguez Alcalá, Ignacia fue «la primera novela conocida escrita en el país» (1).

La primera novela «paraguaya», en el sentido de «escrita por un paraguayo», fue Viaje nocturno de Gualberto, de Juan Crisóstomo Centurión, publicada en 1877 en Nueva York. A pesar de eso, se repite que la « primera novela paraguaya» fue Ignacia, publicada casi treinta años después.
Decíamos que, al hablar de Ignacia, las etiquetas «primera novela paraguaya» y «primera novela escrita en Paraguay» se solapan constantemente. Gracias a eso, si uno afirma que el autor de «la primera novela paraguaya» es Centurión, se le podrá responder: «No, porque no la escribió en Paraguay».
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Y si, por el contrario, uno dice que el autor de la «primera novela paraguaya» es Fernández, en virtud de dicho solapamiento se le podrá replicar: «No, porque no era paraguayo».
Y por último, previendo que uno alegue: «¡Pero Rodríguez tampoco!», cada cierto tiempo algún académico o periodista desliza que Rodríguez era «paraguayo de adopción».

La novela de Juan Crisóstomo Centurión Martínez Viaje nocturno de Gualberto o Recuerdos y reflecciones de un ausente, publicada en Nueva York en 1877 con el seudónimo de El Paraguayo J. C. Roenicunt y Zenitram, es un fabuloso –onírico, se insinúa– vuelo al lejano Paraguay cuando los aviones aún no surcaban los cielos globales, pero, aparte del encanto del imaginario periplo, el libro debe su interés al juego con las funciones de autor y escritor, narrador y personaje.
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Poco sabemos de Zaida, novela de Francisco Felipe Fernández, pero su autor, hombre de prensa, de armas y de letras, merece unas líneas.
(También las merece el Viaje nocturno, pero las dejaremos para otra oportunidad.)
BONUS TRACK: Aventuras del «Soldado Entrerriano»
Francisco Fernández nació en Paraná el 1 de mayo de 1842, estudió en el Colegio de Concepción del Uruguay, peleó con las milicias entrerrianas en las batallas de Cepeda (1859) y Pavón (1861) y en 1862 se incorporó a la redacción del periódico El Pueblo Entrerriano, dirigido por Olegario Andrade en Gualeguaychú. Firmaba con su nombre o como Soldado Entrerriano, Harmodio o FFF. Era partidario del gobernador Urquiza, pero la guerra contra Paraguay lo decepcionó y lo volvió su enemigo, y aunque nadie lo llame «paraguayo de adopción», eso torció su destino. En 1868 participó de una conjura contra Urquiza redactando manifiestos contra la Triple Alianza y desde 1870, como editor y redactor principal de El Obrero Nacional, atacó al gobierno, defendió al Paraguay y condenó la guerra mientras se organizaba por segunda vez una revolución contra Urquiza, que triunfó. En esos días, la imprenta de El Obrero Nacional publicó su obra La Triple Alianza. Poco después, tuvo que emigrar a Paraguay.

Aquí fundó el diario La Nación Paraguaya, conspiró para expulsar a los soldados brasileños que ocupaban aún territorio paraguayo, fracasó y se mudó a Paysandú, donde creó un efímero diario, El Proscripto. Pasó sus últimos años en Buenos Aires en la penumbra de una pobreza anónima. En 1881, Carlos Casavalle publicó sus Obras dramáticas con prólogos laudatorios de Matías Calandrelli y Martín García Merou. En 1914 la revista Atlántida editó su obra El beso profético de Chacabuco con un ensayo biográfico de Elías Martínez Buteler. Pero su tiempo había pasado: ya era un hombre de otra época, y así se lo dice a Juan Carulla en entrevista para Caras y Caretas: «Yo ya no podría adaptarme a las novísimas costumbres literarias, así como me sería imposible abandonar los hábitos que traje de Entre Ríos hace medio siglo. Y no crea que eso me entristece. Estoy muy “curao”, como decimos los de la Mesopotamia…». Su muerte, el 22 de diciembre de 1922, se recibió con sueltos necrológicos en algunos periódicos, y con el silencio de la mayoría.
Inmoraleja
Zaida (1872) fue escrita en Paraguay pero Fernández era argentino, y Centurión era paraguayo pero Viaje nocturno (1877) no fue escrito en Paraguay. De modo que la publicación de «la primera novela paraguaya» fue postergada hasta el siglo XX. De trucos ingeniosos –llamémoslos así– está llena la historia.
Notas
(1) Hugo Rodríguez Alcalá (1970). La narrativa paraguaya desde comienzos del siglo XX. En: Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, nº 14, pp. 51-77.

