En el frontispicio de la enorme clepsidra una cabeza de Gorgona giraba los ojos cada hora. Bajo su mirada había 24 puertas pintadas con frescos, 12 para el día y 12 para la noche. El dios Helios las recorría de izquierda a derecha, como lo hace en el cielo, y al detenerse ante una, esta se abría y por ella salía Hércules a limpiar los establos de Augias, matar al león de Nemea o cumplir otro de sus doce trabajos míticos.
El legendario reloj que se alzaba en medio del ágora de Gaza y sus autómatas ya no existen, pero podemos reconstruirlos en nuestra imaginación gracias a Procopio, uno de los grandes retóricos de la Escuela de Gaza. En su Diccionario de Filosofía, Ferrater Mora lo considera, con Eneas de Gaza y Zacarías de Mitilene, uno de los tres principales pensadores bizantinos. Los tres vivieron en Palestina en el siglo VI (1). La Écfrasis del reloj de Gaza y la Écfrasis de la pintura de Gaza son las dos obras de Procopio que se han conservado hasta hoy.

La voz écfrasis viene del vocablo griego ekphrasis, formado por la preposición ek, «desde», y el sustantivo phrasis, «discurso». Procopio de Gaza (circa 475-528) cultivó con brillo ese ejercicio retórico que Hermógenes de Tarso definió en sus Progymnasmata como una descripción vívida y detallada (2): su écfrasis de la célebre clepsidra, testigo del esplendor de la Gaza tardorromana, es tan detallada y vívida que casi podemos «verla».
(Siglos después, el lingüista austríaco Leo Spitzer restringió el objeto del discurso ecfrástico a las artes al definir la écfrasis como «descripción poética de una obra de arte pictórica o escultórica» (3), acotación sorteada por el recientemente fallecido profesor Heffernan: écfrasis, escribió este (4), es «la representación verbal de una representación visual».)

Procopio era de Gaza, y en Gaza pasó su vida como orador y maestro de retórica. Su ciudad hoy está en el territorio conocido como Franja de Gaza, pero ya es nombrada (al igual que Palestina, que aparece en varios tratados de Aristóteles) por poetas, historiadores, filósofos y viajeros desde la Antigüedad. Durante los siglos V y VI estuvo bajo control del Imperio Bizantino y floreció como un centro comercial en la ruta entre Egipto y el Levante. Gaza era próspera en aquellos días. Tenía altas murallas defensivas, mercados bulliciosos, baños públicos y un puerto lleno de vida y color. En los mapas arqueológicos podemos reconocer el típico trazado de la urbe romana, que se mantuvo durante varios siglos, y las calles principales, que se extendían de norte a sur y de este a oeste para cortarse en el centro, donde se encontraba su corazón: el ágora. Y en ella, su reloj palpitante.
Notas
(1) Ferrater Mora, J. (1965). Diccionario de Filosofía. Sudamericana.
(2) Menéndez Pelayo, M. (1942). Historia de las ideas estéticas en España. Glem.
(3) Spitzer, L. (1962). Essays on English and American Literature. Princeton University Press.
(4) Heffernan, J. (1993). Museum of Words. University of Chicago Press.
