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Fui conociendo a Maggie en retazos: alguna aparición pública por acá, una entrevista periodística por allá; amigos en común, e incluso posibles cruces personales en sitios públicos, que sin embargo nunca alcanzaron –lastimosamente– para avanzar hacia alguna forma de acercamiento personal. En pocas palabras, no nos conocíamos personalmente.
Tuvo que aparecer su opera prima, Brava, para que coincidentemente ambos nos buscáramos –ella, para solicitarme que fuera el maestro de ceremonia del lanzamiento de su libro en Asunción, yo para entrevistarla en mi programa televisivo Conversando la Noche–. En medio de ese encuentro tan afortunado para mí hubo otro aún más importante, en Punta del Este, Uruguay, en septiembre del año pasado, a instancias de un amigo muy querido que –había sido, como siempre pasa en nuestro medio–teníamos en común. La magia en aquella merienda no prevista surgió de inmediato.
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Todo parecía preparado para que me sumergiera en las profundas aguas de ese mar bravo y revelador en el que se convirtió la vida de la protagonista de esta historia –profesional destacada en diversos ámbitos–, con una vida «normal» hasta lo que hoy es el centro de su más valioso testimonio de vida, desde aquella mañana en la que «intenta levantarse de la cama, pero se cae. Sus piernas no responden. A partir de eso llega un diagnóstico, pero también un pronóstico: en veinte años esto se acaba», como reza la nota de contratapa de Brava.

Si antes de aventurarse en las 372 páginas del primer libro de Maggie, uno consulta internet, lo primero que leerá es lo siguiente: «Maggie Leri es una deportista paraguaya que fue diagnosticada con esclerosis múltiple a los 40 años. La enfermedad es crónica, autoinmune e incurable, y afecta el sistema nervioso central». Impactante, pero no suficiente, porque detrás de esa fría descripción de un hecho a primeras luces dramático, desolador, se desarrolla una apasionante trama en la que podemos conocer una historia extraordinaria de vida.
A partir de aquel primer dato –fundamental, es cierto–, Maggie nos permite transitar los azarosos senderos de su vida, en los que valientemente desvela secretos, miedos, angustias, derrotas y pequeños triunfos, sobre los que se va desarrollando la arrolladora personalidad de una mujer cuya vida parece haberla preparado –inconscientemente, por supuesto– para enfrentar una enfermedad extraña, difícil de capturar en su esencia, misteriosa en muchos de sus aspectos incluso hasta hoy, pero altamente motivadora para todos aquellos que más tarde tendremos que plantearnos, ante cualquier situación extrema de la vida, si estamos dispuestos a dar la batalla o sucumbimos ante los primeros embates de un enemigo poderoso.
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Maggie desarrolla así un verdadero tour de force en el que convierte la enfermedad en fortaleza de vida, y emprende desde allí este relato testimonial que puede servir para invitarnos a nosotros mismos a revisar toda nuestra estructura emotiva, siempre tan llena de culpas, negaciones y autoconmiseración. Para ello, nuestra heroína –y creo que ese rotulo no es exagerado en este caso– pone a prueba sus límites físicos y psicológicos, mientras nos va contando historias familiares, fracasos matrimoniales, el amor profundo por sus hijas y una reconciliación final con su madre, mujer brava como ella y por eso mismo tan difícil de aceptar en los años de rebeldía juvenil.

En estas páginas aparecen la figura imponente del padre, la relación particular con los hermanos y los amigos de la vida, la obsesión con el deporte y la actividad física en general, incluso momentos amargos de acoso, experiencia con la que miles de mujeres que lean el libro se conectarán inmediatamente. Brava recorre estos y muchos otros temas con una gran honestidad intelectual. Una bravura impensada para una mujer criada entre los algodones de la clase media alta de nuestra conservadora sociedad paraguaya de fines del siglo pasado.
Pero no nos confundamos: Brava no es un libro de autoayuda. Su intención, creo, es más bella y profunda. Este libro es la ofrenda generosa de una mujer que decide desnudarse en público para entregar en carne viva una experiencia de vida intensa –muy dolorosa por momentos– pero también de un revelador autodescubrimiento personal. Maggie pudo llevar la procesión por dentro, es cierto, pero decide hablar porque, como ella misma lo expresa en su obra: «lo que no se habla, se teme, duele».
Es tan paradójico esto que, una vez leído el texto completo –ejercicio que, por cierto. se realiza velozmente, porque las historias, muy bien contadas, son atrapantes–, uno llega a la conclusión de que Maggie quizá nunca hubiera llegado a este nivel de conciencia personal si no hubiera enfrentado la dura experiencia del diagnóstico de la esclerosis múltiple que la sorprendió en el momento de mayor pujanza física e intelectual de su existencia. Parece cruel pero la propia autora lo acepta a medida que va avanzando la historia. Hasta que, muy cerca del final, recordando su fijación por lograr sus objetivos físicos, escribe: «Mi razón de vivir dejó de ser hacer un día un triatlón. Mi razón de vivir pasó a ser servir». Claro que para llegar a esa maravillosa conclusión tuvo que pasar medio siglo de vida, con luces y sombras, intensas y profundas, respectivamente, que se cuenta a girones en este libro de «Procesos Mentales. Voluntad», como escuetamente fue clasificado por el establishment editorial.

Maggie Leri es un ser de luz, de una belleza incandescente que se debate –como todos nosotros desde que nacemos– entre la vida y la muerte. Su condición solo la hace diferente en el sentido de que, en un momento dado de su existencia, la vida la arrojó literalmente de bruces ante la certeza brutal e ineludible de nuestra finitud.
Lo que ella logró hacer con esa situación se cuenta en este texto. Por eso quizá tanta gente hoy la sigue hoy como una referencia, ya no solamente en el tema específico de su enfermedad sino sobre todo por lo que logró hacer con ella hasta convertirla en una experiencia vital, mágica y, por ende, maravillosa. La esclerosis múltiple terminó así convirtiéndose en un pretexto para que Brava llegara a ser este texto extraordinario que recomiendo leer detenidamente, y, si fuera posible, no solo una, sino varias veces.
Maggie Leri
Brava
Caligrama Editores, 2024
372 pp.
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*Mario Ferreiro es periodista, con vasta trayectoria en radio, televisión y prensa escrita. Ha recibido el premio Alfredo Seiferheld en 2007 y el premio Luis Alberto del Paraná en 2011 por su labor periodística. Ha publicado los libros de relatos y humor Tranvía (2009), Sonría, por favor (2011), La casa vacía (2012) y Solo una noche más (2018).