¿Querés conocer el mar en Paraguay?

«Todos los paraguayos y paraguayas estamos atravesados, nos sentimos constituidos por un relato que estigmatiza la ausencia de mar», reflexiona la periodista Mirna Robles a propósito de la muestra de la artista multidisciplinar Jazmín Cebé que terminó esta semana con un concierto de Las Conchas Sin Mar.

"La obra ¿Querés conocer el mar?, de Jazmín Cebé, es principalmente una invitación"
"La obra ¿Querés conocer el mar?, de Jazmín Cebé, es principalmente una invitación"Gentileza

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El mar en la realidad social paraguaya

La trillada frase de Augusto Roa Bastos, por repetida, se instaló casi como una descripción fenotípica de una identidad social paraguaya: la isla rodeada de tierra.

No se puede negar que la mediterraneidad de nuestro país ha definido en gran medida un acontecer histórico y social como nación. La territorialidad de los pueblos originarios se demarcó por otros sentidos de delimitaciones. Dicen que los guaraníes exploraban todo el sur de este continente y llegaban al Mar Caribe. La representación cartográfica de la Colonia implicó las primeras diferencias negativas en cuanto a la posibilidad de acceso directo al mar. El aislamiento en el primer periodo independiente luego, la Guerra Grande enseguida, podrían considerarse factores históricos para representarnos distintos y separados, en medio y encerrados, en alusión a la figura que formula Roa.

"¿Querés conocer el mar?", una experiencia inmersiva.
"¿Querés conocer el mar?", una experiencia inmersiva.

En el relato de la historia universal se coloca frecuentemente a los pueblos costeros como relativamente más «avanzados» en cuanto a las posibilidades que brinda el intercambio comercial, social y cultural de los puertos. Esta imagen obvia, por ejemplo, la brutalidad vivida en los puertos del Caribe con el tráfico negrero y el comercio colonial. No obstante esta objeción, se podría afirmar también que la figura de Roa se refiere a la castración de un horizonte abierto por la ausencia de mar.

Todos los paraguayos y paraguayas estamos atravesados, nos sentimos constituidos por un relato que estigmatiza la ausencia de mar.

La sensación de inmensidad e inabarcabilidad de lo extenso que se da frente al horizonte del mar asombra, sobrecoge y a la vez invita a la exploración. Como seres identificados con la mediterraneidad, es válido mirarnos y preguntarnos, sin negar la potencialidad del horizonte de mar, si esa experiencia puede ser transferible a otros horizontes.

¿Querés conocer el mar?
¿Querés conocer el mar?

Identificarnos mediterráneos, ¿limita nuestro horizonte de posibilidades y nuestra posibilidad de reconstruir horizontes? ¿De qué manera el horizonte físico, geográfico, incide en la mirada íntima y la psicología social en la formulación de horizontes de posibilidades?

En un país de veranos agobiantes, con inmensos bosques antaño, arena caliente y arroyos por doquier, ¿podemos hacernos de nuestros propios mares?

La obra como composición

La obra ¿Querés conocer el mar?, de Jazmín Cebé, es principalmente una invitación. Una instalación inmersiva que resulta del planteamiento del horizonte vivido y de la posibilidad de reconstruir horizontes ante la ausencia del mar.

Me interesa abordarla en términos de una gran composición, y «gran» no por grandiosa sino por la diversidad de recursos que confluyeron en su realización.

La artista partió de un cuento escrito, que trasladó a cuento digital y reformuló después como relato sonoro. Luego lo desplegó como instalación. Letra, palabra, relato, sonido, espacio, objetos fueron conjugados por Jazmín para invitar a sumergirse, a «zambullirse», según su expresión.

Imaginar el mar en Paraguay
Imaginar el mar en Paraguay

El relato sonoro era la primera invitación. O la última. Con unos auriculares disponibles fuera del salón de la instalación cada cual podía decidir en qué momento escuchar, o si escuchar o no los cerca de 5 minutos que duraba el relato, grabado con tecnología 360, que ofrecía una sensación de sonido envolvente. Trabajo de edición de Martín De Lemos, Tomás Barrios y Ceci Galeano, actuaciones de María Liz Barrios y Laura Rinaldi.

Antes de entrar al salón se sugería dejar los calzados afuera. Adentro, piso acolchado, telas translucidas blancas colgando, una proyección en collage de escenas, sonidos que partían de diferentes puntos del salón, luz justa, la necesaria, agua.

Las telas dividían el salón en capas que se podían recorrer. Daban una sensación de suavidad y frescura.

El video que se proyectaba, editado por Jazmín, quien usó archivos personales, colecta y conecta imágenes y escenas locales donde se hacen presentes el verano, el calor, la alegría de la infancia en una manguereada, el baile bajo la lluvia, insectos, plantas. Evocaciones todas que hacen eco íntimo en la vivencia de cualquier persona que haya nacido en este país, evocaciones que son disfrazadas o transformadas en la experiencia del mar. Solamente en dos momentos aparece específicamente el mar, escenas que se funden con las demás y conforman un paquete emotivo fluido, de cuerpo propio. Varios sonidos conforman el video, entre ellos una melódica canción cantada casi en susurro de autoría de Olivia Almudena, que ensambla perfectamente con las escenas y evocaciones. El video rebotaba por las telas y se difuminaba a través de ellas, llevándonos a imágenes de ensoñación.

La experiencia del mar
La experiencia del mar

El sonido de la instalación merece especial atención. La edición fue realizada por Dahia Valenzuela. Ella comenta que junto con Jazmín se tomaron mucho tiempo en pensar y discutir lo que querían lograr con el sonido, tanto que esto tomó más tiempo que el trabajo de edición en sí. Dahia comenta también que pensar en la instalación llevó a imaginarse soluciones factibles con los recursos que contaban. Buscaban que el sonido se sintiera como 360, pero contaban con equipos analógicos. La solución fue disponer de diferentes pistas de sonido ubicadas en diferentes puntos del salón, de modo que cada una sonaba de manera independiente y generaba un ambiente donde dialogaban entre sí y con el sonido del video. Cigarras, el canto de un urutaú, el cloquear de brotes de agua, viento, un llamado de ángel, sonidos que remiten a bosque, a arroyo, a cauce que fluye.

Una minifuente de irrigación, frente a la pantalla, salpicaba agua en cortinita tenue y distorsionaba las imágenes de la proyección que se reflejaban en ella.

Caminar por la instalación, rozar las telas sedosas, conectar con un sonido en una esquina, pisar el agua fresca, tirarse a dormitar en el suelo acolchado, cantar la canción de Olivia, formaban parte de la invitación de la obra para vivir nuestro propio mar.

"Una invitación a vivir nuestro propio mar"
"Una invitación a vivir nuestro propio mar"

¿Querés conocer el mar? como composición articuló diferentes haceres creativos desde el trabajo colectivo, con un relato que apela a la emoción e integra sus componentes en armonía narrativa.

Con esta obra la vivencia social y emotiva del verano en Paraguay se presenta como evocaciones que vuelven universal lo local a partir de los afectos.

El placer como derecho, la obra como ejercicio político

La idea de la instalación fue brindar un espacio para «estar nomás», dirigida a aquellas personas que en este verano no pudieron (no pudimos) salir de Asunción. Un espacio gratuito que contaba con aire acondicionado y permitía estar de la forma que uno prefiriera, recorrerlo, sentarse, descansar, incluso tomarse una siesta.

Se ofrecieron activaciones de la instalación como sesiones de yoga, talleres de escritura y filosofía. La muestra se cerró con un concierto.

"Antes de entrar al salón se sugería dejar los calzados afuera"
"Antes de entrar al salón se sugería dejar los calzados afuera"

Al referirse a la motivación de la muestra, Jazmín comenta que pretende proponer el ocio, el placer y la alegría como derechos. Ejercer el derecho al ocio implica generar los espacios que permitan este ejercicio de manera pública. La artista también invita a pensar en los espacios culturales como espacios públicos, en el sentido de pensarlos como espacios a ser ocupados por la gente.

Algo más sobre Jaz y su búsqueda creativa

Jazmín sostiene que le costó asumirse como artista multidisciplinar. Es que ella viene de explorar ejercicios creativos variados.

La literatura es para ella un punto de partida, como propio ejercicio de imaginación. Encuentra un cobijo emocional en la escritura y de esta a un pasito en el dibujo, que son, finalmente, dos formas de escribir, como ella dice. Siente un llamado por el registro fotográfico y audiovisual. Es casi como el camino que recorrió ¿Querés conocer el mar?, que partió del texto, se volvió imágenes, sonido, hasta entrar en diálogo con el espacio y los objetos de una muestra.

Así como el nombre de la muestra no era una sentencia ni una afirmación, dice darse cuenta de que su trabajo se plantea generalmente como pregunta, como una incitación, debido a que asume que no cuenta con certezas qué defender. «Me gusta mucho la pregunta, la propuesta, la experimentación. Y todo es experimental ahí», dice, refiriéndose a la instalación.

“¿Querés conocer el mar?”, diseñada por la artista multidisciplinar Jazmín Cebé: un viaje por los elementos sensoriales de un día de verano paraguayo
Jazmín Cebé: "Una vida digna implica experimentar la belleza"

Sobre la búsqueda de su hacer artístico, dice que la dirigen las ganas de: «Honrar la vida. Separarse un poco del horror y acercarse un poco a la belleza. La rabia te mueve, pero no es el motor para mí. El motor para mí es una vida digna. Y la vida digna implica experimentar la belleza».

En este sentido, ¿Querés conocer el mar? puede entenderse también como una forma de honrar los instantes felices y (siguiendo su concepción de belleza) bellos que hacen a la vida: «vos no podés comprar los instantes. Eso es lo valioso, finalmente. Porque vos decís “momento de ocio” y parece que no querés hacer nada nomás, y no es eso. Se trata del valor de la vida. No sé cómo traducir eso. Esta fue mi manera de traducirlo».

Sobre la formulación de otros horizontes, refiere que la imaginación es la aliada principal para disputar el relato estigmatizante de la ausencia de mar y vengar a la realidad. Nos dice: «siempre pienso que la imaginación es un lugar que te permite salvar un poco la existencia. Si estás en un lugar de mucha calamidad, alguien tiene que imaginarse. Y no es solamente imaginarse un cuento, sino la creatividad de salir de ciertas situaciones».

Una instalación inmersiva para el verano paraguayo
Una instalación inmersiva para un país mediterráneo

El tránsito de la obra

Como cuento digital, ¿Querés conocer el mar? obtuvo el segundo puesto como mejor cuento de la región del Premio Itaú de Cuento Digital en 2023. El relato sonoro fue desarrollado en ExpyLab (Laboratorio de Experiencias Inmersivas) con la colaboración de un equipo de artistas y tecnólogos. Allí también se realizó un prototipo de la muestra actual. En 2024, la propuesta de la muestra inmersiva obtuvo la financiación de los Fondos de Cultura de la Secretaría Nacional de Cultura y el apoyo del Instituto Cultural Paraguayo Alemán (ICPA) y el Centro Cultural La Chispa. La curaduría de la muestra estuvo a cargo de la artista Belén Rodríguez.

La muestra estuvo en el ICPA hasta el 22 de enero, fecha en que se celebró la clausura con un concierto de Las Conchas Sin Mar.

El grupo Las Conchas sin Mar toca en Drácena.
El grupo Las Conchas sin Mar

*Mirna Robles Armoa es periodista, con estudios en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), escritora y comunicadora. Ha recibido el primer premio del Concurso de Cuentos Breves Dr. Jorge Ritter 2018 y el segundo premio del concurso literario Cuentos en Red 2021 del Centro Cultural de España Juan de Salazar.

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