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El gobierno nacional del Paraguay celebra orgulloso el reconocimiento de la guarania como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Un logro que pone en alto la rica herencia cultural del país.
La extracción política partidaria de los gobiernos nacional y asunceno es la misma: Honor Colorado (HC), corriente interna del Partido Colorado. Sin embargo, la celebración del Ejecutivo Nacional contrasta con el desprecio de la cultura por parte del gobierno de Asunción, capital de la República.
En efecto, la Intendencia de Asunción se resiste a desembolsar el Fondo Cultural Municipal (FOCMA) conquistado por los ochenta y cinco premiados en el concurso público celebrado en febrero pasado y adjudicado en agosto. Ante la promesa de inmediato desembolso, muchos de los ochenta y cinco se han endeudado hasta la coronilla.
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Lo hicieron para honrar en tiempo y forma los compromisos con artistas de sus producciones culturales: obras de teatro, festivales internacionales de danza, lanzamientos de libros, etc. Las mismas habían sido calendarizadas en función de acuerdos celebrados con la Municipalidad de Asunción.
Contradicción lógica
La contradicción es lógica, ya que HC reúne a quienes endiosan a José Asunción Flores (Paraguay, 1904 - Argentina, 1972) con quienes odian a Flores, principal promotor de la guarania.
Lo odian por comunista, ateo y contrario a la «Paz y Progreso» de la dictadura de Alfredo Stroessner (presidente del Paraguay desde 1954 hasta 1989): paz de los sepulcros y progreso de los siervos del dictador.
Irónicamente, varios de los que ahora glorifican a Flores son los mismos que lo combatieron cruelmente. Pero otros estronistas sienten nostalgia del régimen que sostuvieron.
La guarania, obra del exilio
Contrariamente a lo que esos nostálgicos aseguran, el desarrollo, la consolidación y la consagración de la guarania, de Flores y sus demás promotores, fueron consecuencia del exilio.
La maravillosa estetización de su angustia existencial es producto de la expulsión cultural que caracterizó al Paraguay del siglo XX, especialmente durante la era estronista. Ni más ni menos que una obra de la resiliencia. Buenos Aires fue, así, el epicentro del Paraguay Exterior y la capital de la cultura paraguaya.
El gran sistematizador y promotor de la música paraguaya
Flores jamás se proclamó «creador» de la guarania, aunque no rechazó ser considerado «descubridor» de ese género musical caracterizado por la polirritmia: la melodía se desarrolla en seis tiempos por compás, en yuxtaposición con un acompañamiento de tres tiempos por compás, confiado al bajo continuo.
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Lo valioso de Flores se resume en los siguientes aportes clave:
1. Sistematización de la música paraguaya: Flores desentrañó el algoritmo representativo del patrón rítmico de la polca paraguaya y sus derivados. Su experimentación incluyó la ralentización (disminución de la velocidad de ejecución) de la polca, poniendo más en evidencia la polirritmia. La guarania no es más que la polca ralentizada.
«Obsérvese que la guarania Che pycasumi (Mi palomita) tiene la misma melodía que la polca María Escobar, pero no la misma dinámica. Y aquí cabe una resalva: A nuestro criterio, el purahéi asy (canto doliente) es madre de la guarania... No olvidemos que esta modalidad […] es tan antigua que ya fue documentada por los hermanos Robertson [que] en su libro Cartas sobre el Paraguay, allá por los años 1811/1815 […] decían: Me gustaba mucho el aire plañidero que cantaban los paraguayos...» (Mauricio Cardozo Ocampo: Mundo Folclórico paraguayo, Asunción: Editorial Cuadernos Republicanos, Vol. 1, p. 49).
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Flores sistematizó la polca (y la guarania) para que Nicolino Pellegrini (Italia, 1873 - Paraguay, 1933), director de la Banda de Policía, pudiera leer, entender y dirigir la interpretación de la música paraguaya, que los nativos interpretaban «de oído», siguiendo la tradición que se transmitía de generación en generación.
2. Producción cultural: Actuó como un inquieto animador cultural. Formó la orquesta «Ortiz Guerrero», organizó conciertos, se hizo asesorar por maestros argentinos para orquestar su música, gestionó y supervisó la grabación de sus seis poemas sinfónicos en Moscú, promoviendo la reproducción de la música paraguaya, en correspondencia con el rol que desempeñaba, el de «autor como productor», definido por el filósofo Walter Benjamin (Alemania 1892 - España, 1940) (discurso pronunciado en París, 1934).
De su misión en Moscú, con modestia el maestro decía: «es muy importante para el Paraguay» (no «para mí»). Ello, generó una sinergia esencial entre el Paraguay Exterior y el Interior, ya que sus discos Ñemity (Siembra), María de la Paz y sus demás poemas sinfónicos vehiculizaron mensajes que atravesaron las fronteras entre ambos Paraguay, activando fuertes emociones, ideas y conciencia.
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3. Intercambio inmensamente enriquecedor: Como líder cultural del Paraguay, promovió el intercambio con otros líderes culturales mundiales de la talla del poeta Pablo Neruda (Chile, 1904-1973), el novelista Jorge Amado (Brasil, 1912-2001), el poeta Nicolás Guillén (Cuba, 1902-1989), los músicos Alberto Ginastera (Argentina, 1916-1983), Astor Piazzolla (Argentina, 1921-1992) y Yuri Aranovich (Rusia, 1932-2002).
Ni dios ni demonio
José Asunción Flores fue un gran melodista del romanticismo con influencias impresionistas, características en que se enmarca estilísticamente la guarania.
Cuando la formalizó, en 1925, el estilo ya era considerado obsoleto por los vanguardistas fans de Igor Stravinski (Rusia, 1882-1971), cuya Consagración de la Primavera había revolucionado la música, transgrediendo las convenciones normadas por su maestro Nicolái Rimski-Kórsacov (Rusia, 1844-1908).
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La obra de Stravinski, estrenada en 1913 y popularizada a partir de un concierto celebrado en París, en 1920, provocó un estallido de reacciones escandalosas debido a la complejidad rítmica, las disonancias y la estructura rupturista, que gran parte del público consideró una afrenta.
Nuestro héroe cultural paraguayo también fue un respetuoso pero severo crítico del cantautor Luis Alberto del Paraná (Paraguay, 1926 - Inglaterra, 1974) por «no interpretar como se debe» la música paraguaya, como lo hacía su colega Agustín Barboza (Paraguay, 1913-1998), sobrio y fiel a la típica síncopa paraguaya, que reproduce la prosodia del idioma guaraní.
El desexilio de la guarania
La cantante Lila Mazó (Paraguay, 1917-1998) realizaba peñas clandestinas en su casa de San Telmo, Buenos Aires. Allí, Flores se encontraba con Eladio Martínez (Paraguay, 1912-1990), que, residente en el Paraguay Interior, viajaba a Buenos Aires para grabar su música.
Juntos cantaban a dúo e intercambiaban criterios estéticos y creación musical. Ese era uno de los canales de desexilio de la guarania, que el Movimiento «Nuevo Cancionero Paraguayo» enarboló como bandera de reivindicación sociocultural.
El proceso de desexilio de la guarania continúa. El reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, concretado en la Convención 19ª de la Unesco el pasado martes 3 en Luque (Paraguay), provoca sentimientos encontrados entre quienes consagraron su vida a la reparación histórica del Paraguay cultural.
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Por un lado, es motivo de alegría, recordando el apoyo a los exiliados paraguayos, como el abogado y pedagogo Martín Almada (Paraguay, 1937-2024). Pero, al mismo tiempo, indigna el ninguneo tecnocrático de que fueron objeto promotores que dan vida a la guarania, como el etnomusicólogo Guillermo (Mito) Sequera, la teatrista Raquel Rojas, los músicos Pachín Centurión, Dani Moreno Vinader, Víctor Riveros, Aldo Franco, Víctor Morel, Rocío Robledo, Natalia Mendoza, la bailarina Ellen Candia, por mencionar sólo algunos.
Reflexión
El gran Flores, de muy humilde origen y víctima de inhumana persecución política, es un poderoso ejemplo de resiliencia, como Charles Chaplin (Inglaterra, 1989 - Suiza, 1977) y otros seres maravillosos que superaron la adversidad. No en vano José Asunción batalló tanto por la paz mundial, el amor y la justicia social, convirtiéndose en un faro de inspiración para el Paraguay y la humanidad.
La guarania, además de un atractivo género musical, es un símbolo de resistencia e identidad para el pueblo paraguayo. El reconocimiento internacional y el desprecio local representan contradicciones que Paraguay enfrenta en su camino hacia la reconciliación sociocultural.
*Alejandro Méndez-Mazó es exalumno de violín de José Asunción Flores, locutor por el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER, Argentina), compositor por el Instituto Municipal de Arte (IMA, Paraguay), cantante lírico y doctorando en Artes por la Universidad Nacional de las Artes (UNA, Argentina).
Adjudicatarios FOCMA 2024: https://drive.google.com/file/d/1y-KTgGmwi2wgWiVznZ4wX-wR77NQOpz9/view